Capítulo catorce: ¿estás bien?

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—¿Qué haces? —No pienso dos veces en tirarle la cámara al tipo

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—¿Qué haces? —No pienso dos veces en tirarle la cámara al tipo. Raven está completamente pálida e inmóvil.

—Tomaba una foto —dice el muy desgraciado con una sonrisa—. Ya vimos todo en internet, otra foto no hará la diferencia —la manera en la que habla es repugnante.

Me acerco al paparazzi, ya le rompí la cámara, ahora toca romperle la cara.

Cierro mi puño y lo hago aterrizar en su rostro, sus compañeros buitres no pierden tiempo en hacer su trabajo.

—¿Qué dijiste? —Voy a darle otro, pero siento unos brazos en mis hombros.

—Aleix, vámonos. —Dan no lo está pidiendo, lo está ordenando.

La sangre me hierve, no lo golpeó más, pero si hago trizas el carrete de la cámara.

Me giro y tomo a Raven por la mano, tirando de ella. Ya que su cuerpo parece no responderle.

«No debiste darle propina»

Sí. Sí. Ya lo sé.

—¿Está bien? —me pregunta Lizy. No tengo nada que responderle.

Daniel va manejando, sonándole el claxon a todos los que se meten en su camino. El guardaespaldas de Raven nos sigue en su auto.

Raven sale de su trance, empezando a sollozar, no tardo en atraerla a mí. No digo nada, solo la abrazo.

Lizy nos mira y se acerca a nosotros, rodeando a Raven.

—Todo estará bien, ¿sí? —la consuela, acariciando su cabello.

Yo sigo en silencio. Mi camiseta se siente húmeda, supongo que es una combinación de lágrimas y moco.

»No les prestes atención —sigue Lizy— ellos son unos cabeza de grosería. —Rav ríe. Le doy una sonrisa a Lizy.

—Aleix, es para ti —interrumpe Dan el momento, enseñando su iPhone.

Raven capta que debe moverse, así que me suplanta con el cojín del asiento, Lizy la abraza por mí.

Me muevo al otro lado del asiento y tomo el teléfono, no me sorprendo al ver el nombre del identificador. Había tardado mucho.

—Todo tiene una explicación.

—Lo sé, lo sé. —Mi representante suspira al otro lado de la línea—. Te escucho.

Le cuento lo del artículo —ella ya lo había visto, obvio—, sobre la foto y comentarios que hicieron.

Ella me contó que las imágenes de yo golpeando al fotógrafo están en todas las redes sociales y foros.

—¿Me importa? Sabes muy bien que estoy en contra de cualquier tipo de violencia —escupo en el teléfono—, pero tampoco soportaré este tipo de tratos.

Un Beso Bajo Las Cámaras (BAEM #1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora