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El nerviosismo mezclado con el miedo e incertidumbre albergo su corazón y cuerpo sin poder evitarlo ante las cosas que estaba por vivir, una vida completamente diferente a lo que sus padres y Omega deseaban para vivir.

Miedo a tener que vivir en la choza de ese hombre, a ser su Omega,  ser el Omega de un hombre que le infringia temor con sólo escuchar a otra persona hablar de él, su Omega gimoteaba asustado ante el pensamiento de tener que vivir con ese hombre el resto de su vida, darle hijos y dejar que tocara su cuerpo, que lo viera desnudo y le obligara a tomar su nudo aunque no quisiera tomarlo.

No quería.

Se negaba a aceptar su destino pero no podía huir de el, temía por la vida de su familia ante la amenaza que ese hombre expresó contra el, el temor por ver con sus propios ojos el dolor de sus padres y hermanos si ese hombre les hacía algo en venganza a lo que planearon hacer.

No estaba dispuesto a dejar que su familia sufriera un cruel destino si tenía la oportunidad de evitarlo, no iba aceptar el plan de sus padres por el miedo a verlos sufrir las consecuencias, el alfa Min tenía un pasado sanguinario que se negaba a conocer y ser testigo de ello por eso mismo estaba aceptando enlazarse con él sin oponerse, aunque en su corazón se negaba a hacerlo, no quería. No deseaba aceptarlo.

Lagrimas espesas bajaron de sus ojos al sentir como el velo rojo cubrió su vista y rostro preparándolo para el momento de la ceremonia, faltaba poco para ese momento. La vestimenta de enlace jamás le pareció bonita cuando la veía en las demás parejas y ahora que estaba usándola la percibía aún peor, bajo la mirada al sentir a su madre salir de la choza dejándolo solo con las ancianas de la manada.

— Tranquilizate, limpia las lágrimas y calma tú corazón, el enlazarte con un alfa es parte de la vida, los dioses nos hicieron de estar forma para procrear vida y amor para poblar estás tierras. — Habló una de las ancianas con mayor edad de las cuatro que se presentaron ante minutos antes de que terminara de arreglarse para la ceremonia.

— Nuestro propósito en la visita es aconsejarte y guiarte para que tú matrimonio sea estable y puedas llevar por el buen camino a tu familia. Como Omega nuestro deber es guiar, cuidar, criar mantener el hogar con estabilidad y unión, en cambio el alfa es el protector, el proveedor, la cabeza de la familia y ambos deben hacer crecer el vínculo que los a unido.— limpio sus lágrimas tratando de ser lo más silencioso posible y no interrumpir la plática de aquellas mujeres que fueron enviadas a él como era costumbre antes de que algún miembro de enlazara.

Un ritual demasiado importante que aunque no quisiera debía tener y presenciar.

— Está noche es muy importante para que se realize la unión carnal y espiritual de sus lobos, convirtiéndose en un solo ante los dioses.— ahogo un sollozo de miedo al escuchar aquello, mismo que sabía debía suceder.— Tu deber es dejar que tú alfa te tome está noche, que ponga en ti su marca de pertenecía y reclamo para que los demás sepan que están juntos y con el tiempo se fortalezca y sea inrrompible ante las adversidades.

— Para cuando llege el momento debes permanecer calmado y dispuesto a consumar su unión, una vez que se encuentren solos en el interior de la choza deberás esperar a que tu alfa retire el velo de tu rostro, no antes, por ningún motivo debes dejar que vea tu rostro antes de la ceremonia porque se considera un mal presagio en su matrimonio, retirado el velo esperaras a qué te termita mirarlo al rostro.

Cerró los ojos con resignación a lo que le sucedería en cuestión de minutos.

El pánico a ser tocado por ese hombre se instaló en su pecho, los recuerdos pasados de sus arrebatos y marcas impuestas en su cuello ega prueba de que no sería delicado ni suave con el.

Bestia 🔗Yoontae🔗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora