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La vista que tenía sobre la gran colina deja muy marcado lo pequeño que se podía ver todo desde su posición, una vista majestuosa de las plantas y árboles que hacen más verdes con los días dejando atrás completamente rastro alguno de la nieve y lo que dejo con su llegada la temporada más fría del año.

El viento de la tarde golpeó su rostro en un toque suave a comparación de los cientos de golpes y heridas que recibió tiempo atrás, nada comparado con las marcas que lleva en la piel y en el alma.

Aún le parece difícil creer que logró derribar a seis alfas solitarios y que salio vivo de esa pelea, una pelea imponente y peligrosa que no cualquiera puede alzarse ganador sabiendo muy bien que sus oponentes era más fuertes que el, más peligrosos y sanguinarios que cualquier otro, mucho más fuertes de lo que él mismo se consideraba.

La vida del bosque y el nomadismo los hacía más fuertes a comparación de la vida que llevaba en la aldea.

Ser un alfa solitario se considera una maldición,  un error en la vida de las familias y de una aldea en la que se nacía. 

Incluso el nacer siendo un solitario era cuestión de desgracia.

Razón por la que fue rechazo y repudiado desde que era un niño, abandonado en el bosque con el fin morir de hambre y frío, en el peor de los casos que fuese deborado por algún animal o por otro alfa solitario de zona.

Satisfacción que le revuelve el estomago ante cada recuerdo, momento y cicatriz que marco su cuerpo, rostro y alma.

Acciones que terminaron por eliminar cada emoción y sentimiento que pudiese aún existir en su cuerpo, no siente nada.

Ninguna emoción ni sentimiento que remueva alguna fibra de su cuerpo. Nada que lo haga sentir algo por alguien.

Ni siquiera siente agradecimiento o apreció por la manada que lo acogió e incluyo cuándo fue mas joven, sumado al hecho de que nadie dentro de la aldea lo aprecia, que más que un miembro lo ven como un guerrero que debe dar su vida por los demás, que debe morir por el bien de la aldea y por cada lobo que pertenece a la misma.

Lo comprende perfectamente y está de acuerdo con eso dada su naturaleza y su razón de existir.

Es el pago que debe dar por estar en ese lugar, el único motivo por el cual lo retienen a toda costa en la aldea.

Especialmente ahora que se vio obligado a tomar una pareja, un Omega que sabe lo aborrece con toda el alma pero que lastimosamente no tiene otra opción más que aceptar el destino que ya se tiene trazado.

Ahora mismo le pertenece, le pertenece desde el primer momento en que puso sus ojos en el, confirmándolo aquella noche en que lo marco.

La misma noche que terminaba el plazo que le dio el líder de la aldea para cortejar a una potencial pareja, una arbitrariedad sabiendo que los alfas solitarios no eran lobos de familia ni de mamadas.

Una imposición a la que aún no se acostumbra y que sabe no será fácil de manejar en el transcurso de los dias, especialmente durante sus ciclos de calor.

Baja la colina con rapidez y agilidad en su forma lobuna sintiéndose en calma y en familiaridad con su hogar; con el bosque y la naturaleza que lo rodea.

Su lobo agudizando sus sentidos en cada paso, sintiéndose tan cómodo y familiar con la naturaleza a su alrededor. Incluso en calma al sentir bajo sus patas la tierra y el pasto en su andar. Los aromas frescos, fuertes y naturales de las plantas, flores, animales y demás olores que se mezclaban en el aire haciéndose más fuertes y perceptibles al estar en su forma lobuna.

Entre sus cuatro patas el recorrido a la aldea se hizo corto, demasiado corto que apenas pudo darse cuenta  en donde se encontraba. Del lugar al que estaba llegando y del que se arrepintió inmediatamente en que lo lo vio.

Detuvo sus pasos sobre el tronco que le daba brindaba apoyo para brincar sobre la barda que rodeaba la aldea. Completamente absorto en la imagen que tenía delante de él.

Completamente ausente de su presencia y del alrededor, el Omega Kim se encontraba ahí; recostado sobre una delgada corteza de árbol que yacía de cama bajo su cuerpo, quizás sino fuera por sus desarrollados sentidos no se habría dado cuenta de su presencia.

Se acercó sigilosamente cuidando no hacer ruido ni mucho menos de dar aviso de su llegada.

Rodeo todo lo que pudo del cuerpo frente a él confirmando que efectivamente el Omega se encontraba dormido.

— Omega. — habló esperando que se despertara pero no tuvo éxito.

El Omega parecía estar completamente dormido, en un sueño profundo que le sorprendió dado el lugar en el que se quedó recostado.

— Omega— insistió nuevamente  no teniendo respuesta.

La noche se estaba poniendo en el cielo y el viento nocturno se hacia más fuertes.

Lo tomo en sus brazos sabiendo que quizás se estaba preocupando demasiado por lo que le pudiese suceder al Omega. Lo llevo dentro de la choza sabiendo que una vez que el Omega despertara se pondría loco al saber que lo cargó y se atrevió a tocarlo.

El Omega era demasiado asustadizo cuando se trataba de estar en su presencia. Comprendía totalmente su miedo y el terror ante su presencia que no podía culparlo.

Se sorprendió por lo ligero y frágil que se sentía contra su piel, incluso su aroma era más suave de cerca y menos empalagoso que de costumbre.

Tenerlo entre sus brazos sin que luchará o peleará por su vida era una sensación extraña y nueva que no sabía descifrar.

Al entrar a la choza pensó que se despertaría por los ligeros movimientos que estaba haciendo mientras avanzaba hacia el interior de la choza.

Incluso le pareció verlo entre abrir los ojos.

Lo coloco sobre las pieles esperando que se despertara o hiciera alusión a hacerlo pero fue todo lo contrario, solo lo observo a acurrucarse más sobre las pieles y la cama.

Su figura pequeña y encorvada le daba más muestras de lo joven e infantil que seguía siendo y lo contrastante que era con el.

Su mirada recayó sobre la piel descubierta de su cadera y una parte de su espalda que quedó desnuda al acurrucarse aún más en su posición.

Se dio la vuelta con la única idea de olvidar lo que llegó a ver, por ahora no tenía la intención de tomarlo. Quizás más adelante pero por el momento no, ciertamente el Omega seguía renuente a aceptarlo como alfa y lo sabía bien, pero era claro que no faltaba mucho para que le quedara claro a quién le pertenecía.

Incluso si llegaba a pelear por ello.

No tendría forma alguna de alejarse de el por cualquier razón.

Bestia 🔗Yoontae🔗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora