Bestia 🔗Yoontae🔗

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Su cuerpo se sentía adolorido por las largas noches en las que mantuvo la misma posición sobre la madera dura y las pieles de dormír, mantenerse de costado, muy cerca de la orilla le resultaba doloroso a la larga. En algún momento de las noches sus costillas llegaban a dolor y su pierna a acalambrarse por la posición. Una posición que lo mantenía en total rechazo a hacerle frente al alfa Min, dándole la espalda al dormir lo había hacía sentir más seguro durante las noches, aunque eso no quitará el hecho de que las manos grandes y calientes del alfa lo tocaran.

Procuraba fingir por largas horas el estar dormido para evitar que ese hombre le hiciera algo si se encontraba despierto, cansado y después de asegurarse que el alfa dormía tras su espalda se relajaba y terminaba durmiendose un poco más tranquilo, por las mañanas prefería ser el primera en levantarse para evitar prolongar el contacto contrario, se escabullia con prisa dejando atrás el cuerpo grande y pesado que le brindaba calor por las noches.

Con los primeros indicios de haber amanecido se removió, estirando su cuerpo dispuesto a levantarse como cada mañana, su cuerpo se removió tragando de alejarse del alfa Min pero le fue imposible dado que el brazo pesado del hombre le impedío alejarlo, se tenso inmediatamente al sentir aquella mano subir hacia su pecho, aferrándose a su costado sin precaución alguna, solo manteniéndolo quieto en su lugar.

La respiración contraria le provocó escalofríos por lo cerca que estaba, mucho más cerca de lo que recordaba días anteriores; el contacto mucho más intimidante que antes lo que le asusto.

Con más fuerza de la que hubiese deseado lo empujó con el resto de su cuerpo siendo algo inútil dado que no logro moverlo ni un poco, su cuerpo apesar de que se encontraba en recuperación seguía siendo demasiado fuerte y pesado, se removió con la intención de hacer que despertara, no podía seguir un momento más contra el cuerpo de ese hombre.

— ¿Tienes comezón en el cuerpo o por qué te mueves como una lombriz? — detuvo completamente sus movimientos al escuchar su voz gruesa y ronca demasiado cerca de su oído, provocandole escalofríos en todo el cuerpo.

La presión en su cuerpo disminuyó considerablemente permitiéndole alejarse completamente del alfa Min y bajarse de la cama de madera. La desnudez contraria le provocó demasiada vergüenza y calor en sus mejillas, una acción que no podía evitar que hiciera su cuerpo cuando la situación lo superaba, estar demasiado cerca del cuerpo desnudo del alfa le causaba pánico y mucha, mucha vergüenza apesar de que sabía que era lo que colgaba de la parte baja del alfa, misma que llevaba viendo por semanas enteras y no por gusto, una de las heridas fuertes que tuvo fue en su hombro y muslo lo que hacía imposible no ver algo indebido.

— Y–yo.. tengo que hacer el desayuno.— susurro avergonzado por alguna razón que seguía desconociendo. Cuando el alfa estaba moribundo no se avergonzaba ni titubeaba a su alrededor pero ahora todo era diferente.

No podía mantenerle la mirada por mucho tiempo sin avergonzarse de por medio, ser testigo de la desfachatez del alfa para con él solo sumaba puntos en contra.

— Bien. — fue lo único que dijo antes de verlo acomodarse completamente sobre su espalda sin importarle el cubrir su cuerpo.

A lo que simplemente ignoro su comportamiento como lo llevaba haciendo los últimos días, el preparar el desayuno se convirtió en una tarea larga apesar de que era lo más sencillo del mundo, intencionalmente la hizo larga y lenta para perder tiempo y hacer que el día pasará rápido.

La leña empezaba a escasear al igual que las semillas y piezas de carne seca que el alfa Min recolectó por meses, a lo que deseaba con toda el alma que el invierno terminara y pudiera salir de ahí, no sabía cómo podría sobrevivir otra semana más encerrado en ese lugar, en choza de sus padres nunca se aburría; siempre había risas, peleas, juegos y mucha felicidad, abrazos llenos de color para amortiguar el frío y la compañía de agradable de su familia, tenía con quién hablar y reír sin problema alguno nada comparado a la soledad e infelicidad que tenía en este momento.

Varios toques contra la madera lo hicieron volver a la realidad, confundiendolo al darse cuenta de que eran producidos por él o por el alfa Min, escucho con las precisión dándose cuenta de que estamos provenían de afuera de la choza, especialmente por la puerta de entrada.

Se apresuró a ella sorprendiéndose al recoger caras conocidas y agradables después de mucho tiempo; el alfa líder y su Omega estaban frente a él, la nieva siendo menos imponente que antes, los saludo con alegría y felicidad al ver rostros familiares y diferentes al único que llegaba viendo por meses.

Los dejo entrar con una sonrisa en su rostro y una ligereza en el corazón, la nieve por fin estaba dejando de ser un impedimento para salir, por fin el invierno estaba llegando a su fin.

— Luces demasiado delgado Taehyung, ¿Estás comiendo bien? — asintió de prisa a la pregunta acusadora de la Omega líder. — Debes comer más Tae.

— Lo haré, gracias.  — respondió sin muchos ánimos, estaba comiendo lo normal o eso era lo que recordaba.

— Me alegra verte después de largas semanas, este invierno está siendo demasiado largo y frío, gracias a los dioses por fin esta llegando a su fin.

Su atención se centro en la forma en que el alfa líder y el alfa Min mantenían una conversación baja, casi en susurro desde la la esquina de la choza donde se encontraba la cama. Sus semblantes serios y los gestos de ambos eran similares en ambos alfas apesar de que, quizás, estaban hablando de la salud del alfa Min.

— .. visitamos a cada miembro de la manada para saber si están bien o si necesitan leña o comida, los alimentos están escaseando en algunas chozas.. ¿Ustedes están bien?

— Si, un poco.. aún tenemos comida para otros días más aunque la leña empieza a escasear..— susurro sirviendo un poco de té a sus inesperados invitados.

— Entiendo, si te llega a ser falta no dudes en ir a nosotros.. en un par de días la nieve dejara de ser impedimento para salir.. algunos de los miembros ya están saliendo a los alrededores de la aldea. — informo la Omega líder con calma, o provocandole alegría inmediata al saber que podría salir de ahí cuánto antes e ir a ver a su familia.

—  ¿En serio? — la Omega mayor asintió. — Si, los alfas especialmente son los que salen a cuidar la aldea. No podemos dejar que nos ataquen y lleven los alimentos que conservamos. Tu padre y hermanos vigilan los alrededores con regularidad.. te extrañan.

Su corazón se estrujó en su pecho al escuchar aquello, también extraña a su familia, quiera verla, estar a su lado.

—.. tenían la esperanza de que cuando el invierno diera su fin regresarías con ellos.— el susurro de la Omega líder le advirtió que también su familia deseaba lo mismo que el tanto quiso y que el destino no se lo concedió.

Su mirada fue a parar a dónde los dos alfas seguían hablando en susurros ajenos a su conversación haciendo que el temor de que fueran escuchados desapareciera. Esperaba que no los hayan escuchando.

— No sucederá.— susurro resignado a su cruel destino conteniendo las lágrimas que querían bajar de sus ojos. — Él.. el sigue vivo y se recupera rápido..

— Ya veo.