Bestia 🔗Yoontae🔗

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Su corazón latía fuertemente contra su pecho haciéndole eco a sus piernas doloridas por el ejercicio ejercido tan temprano y después de mucho tiempo de no moverlas por tanto tiempo, la nieve aún se conservaba cubriendo la tierra por debajo de sus rodillas, poco a poco haciéndose menos.

Algunas chozas ya se encontraban en mantenimiento para quitar de los techos la nieve y evitar que se mojen sus pertenecías dentro de sus hogares, algunos otros ya estaban sacando sus plantas y cosas para hacer espacio dentro de sus chozas esperanzados de que el sol llegase a elevar la temperatura y derretir el hielo.

El recuerdo horareño golpea su pecho cuando escucha risas provenir de la choza de sus padres y hermanos, del cálido y familiar sonido de escucharlos después de tanto tiempo. Su interior se agita emocionado por sentir nuevamente lo conocido de su familia y hogar, el sentirse nuevamente en su hogar junto a las personas que más ama.

Las risas de sus pequeños hermanos alegran su triste corazón que ansia estar donde pertenece, avanza hacía la puerta queriendo estar en los brazos de su madre y sentir el aroma fuerte y protector de su padre pero sintiendo derrepente un miedo enorme calar a su Omega; siente de alguna, el rechazo que tendrá por ser el Omega del alfa Min.

Un lugar en su mente sabe que el rechazo y miedo van a hacerse presentes en cuando ponga un pie dentro del hogar de sus padres, su Omega se agita en miedo en cuanto escucha la puerta abrirse y de ella asomarse la figura corpulenta de su padre, su mirada confusa y sorprendida no pasa desapercibida para él y para su Omega que se sienten heridos de alguna forma.

— Padre.— susurra añorando algo de cariño y arropó de su parte que ansia desde hace tiempo.

Su padre nunca fue demasiado demostrativo con sus emociones pero cuando lo hacía evidenciaba que realmente lo hacía. Su carácter fuerte y poco amigable fue lo que le hizo crecer sin miedo a la voz de mando de un alfa, de soportar la exposición de varios alfas en la misma habitación sin verse afectado por ninguno de ellos.

Nada comparado a lo llegaba a experimentar cuando se trataba del alfa Min.

— ¿Qué haces aquí? — su pregunta cuestionaria le hace encogerse en su interior tratando de ocultar el miedo y la desilusión que le provocó preguntarle aquello.

¿Por qué no le pregunto si estaba bien o si ya comido? Un hola hubiese sido mejor que todo junto.

— V–vine a visitarlos.. ha pasado el invierno y ya los extrañaba.— confesó con aflicción en su pecho aferrándose a la pequeña ilusión de no ser rechazado por sus padres.

— Voy de salida. Entra tu madre está dentro.— se acercó con pasos temerosos sintiéndose desconocido al entrar a su hogar, el lugar que fue su hogar por muchos años.

El calor hogareño seguía siendo el mismo, el ruido y las risas de sus hermanos pequeños seguían al ritmo de sus peleas y juegos de cachorros como cada mañana. El aroma a comida seguía ahí, en el aire apesar de que ser ya medio día. Quizás sus hermanos mayores no se encontraban en la choza.

— ¿Taehyung? — la sorpresa evidente de su  madre le agita el corazón, siente vergüenza al presentarse así. — ¿Qué haces aquí?

Parecer ser que nadie de su familia lo esperaba. Su padre ni su madre muestran cariño o alegría de verlo, todo lo contrario, sorpresa y pánico ante su presencia.

Le desilusiona sentir que no quieren ahí, que no es bienvenido en su propio hogar por sus propios padres.

— Vine a verlos, el invierno fue muy largo y necesitaba verlos.— confesó acercándose más a su progenitora que en una fracción de segundo se quedó en shock. — Los extrañe mucho.

— Ese hombre no está ¿Cierto? — niega con la cabeza antes de ver a sus hermanos pequeños llegar al lado de su madre.

Los rostros alegres y risueños de sus pequeños hermanos pasaron a sorpresa para después al miedo.

—El alfa líder nos informo que estaba bien y que se está recuperando, es realmente difícil de creer que este vivo cuando  lo vimos llevar casi al borde de la muerte. ¿Te hizo Taehyung?

— ¿Eh?

— Luces más pálido de lo normal, estás más flaco y tú cabello parece un arbusto lleno de marañas, ¿Qué ocurrió contigo? ¿Ese hombre te hizo algo? ¿Te hace daño? ¿Te lástima?

Ciertamente desde que llegó a la choza del alfa Min su rutina de aseo cambio totalmente y la nieve impedía hacer muchas cosas para mantenerse limpio, mantenía el perfil bajo, haciendo su cuerpo con las pocas cosas que encontró en la choza y conformándose con ellas.

No era vanidoso pero siempre le gustó verse limpio aunque tuviera poca vestimenta, le gustaba verse lindo a su manera.

No era tan atractivo como otros omegas pero su forma de ser es la que atraía a los alfas jóvenes a él, sumándole puntos el que su padre fuera uno de los alfas más fuertes e importantes de la manada.

— Estoy bien, no me hace daño. — expresó sabiendo que probablemente su madre no le iba a creer.— Ha estado en cama todo esté tiempo, mamá, estoy bien.

— Ese hombre es nuestra maldición, no puede morir pero está acabando contigo, ¿Te haz visto? ¡Estás pálido, flaco y con ojeras! ¿Qué no te alimentas?  Taehyung debes de comer y mantenerte saludable, no puedes dejar que ese hombre te arruine. Hazlo por ti.

Sus ojos se llenan de lágrimas al sentir los brazos cálidos de sus madre rodearlo, llenarlo de calor y cariño. Del amor maternal que tanto anhela y que tanto extraña.

— Mamá, te extrañe tanto.— ahogo un sollozo lastimero contra el pecho de su progenitora inportandole poco si sus hermanos pequeños lo veían llorar.

— Lo se, mi cachorro. Haz pasado por tanto, y no podemos hacer nada para que cambie la situación.. ese hombre parece que nadie puede contra el.

Sollozo por más tiempo entre los brazos de su madre tratando de calmarse y de mantener todo contacto posible con ella y col hermanos que se unen al abrazo, sus pequeños cachorros le transmiten cariño y calor.

Familiaridad ante la ausencia que pasó por largos meses.

— ¿Ya comiste? Sientate te voy a servir algo de comer. Debes recuperar tu figura Taehyung, estás demasiado flaco.