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El salir de casa– nuevamente– le dejaba un gran vacío y dolor en el pecho.

Una sensación de opresión por dejar atrás a su familia e irse con ese hombre; dejar el calor del interior de su choza y el aroma de sus hermanos, la calidez que ellos le dieron, el amor y protección de su madre y de su familia.

Kos abrazos y juegos que lo arrojaron y reconstruyeron su corazón por horas que desea convertir en años eternos, eliminar de su cuerpo y memoria todos los sucesos que han acontecido los últimos meses.

Sentir el frío de la tarde calar sus huesos le devolvió el peso en sus hombros y la sensación de pesadez que siente desde que el alfa Min lo marco y que lo atormenta cada día.

El viento de la noche lo apresura a caminar aunque desea no hacerlo, es tarde, la noche poniéndose cada vez en el firmamento calando el frío en su cuerpo. La nieve aún le enfría el cuerpo y le provoca escalofríos con la sola idea de volver.

Sabe que no tiene más opciones que regresar a su nuevo hogar y mantenerse al lado de su alfa, de la persona que sabe no lo hace feliz y que debe permanecer a su lado.

Con un suspiro pesado y lleno de cansancio avanza hacía su cruel destino, escuchando sus pasos contra la nieve y la pesadez de la sopa incrementar en sus brazos, los pasos lentos pero al mismo tiempo pesados contra la poca nieve le hace sentir más cerca de su destino.

El miedo apoderándose poco a poco de su cuerpo al saber que llegó más tarde de lo que tenía planeado, más de lo permitido por los alfas de la aldea y por las costumbres que se tienen  desde sus memorias.

Era una costumbre muy marcada en su aldea que cada Omega que llegaba a la edad de enlazarse y de tener un compañero esté por obligación debía permanecer al lado de su pareja y servir en todo momento a su nueva familia dejando, un poco de lado a sus padres y hermanos, más uno terminaba alejándose de su familia por la que estaba formando con su alfa.

Había visto a muchos omegas que sus alfas no les permitían ver a sus padres por más de medio día por lo que estar todo el día completo con sus hermanos y madre era imperdonable y mal visto, más aún al saberse bajo el poder de un alfa solitario; un alfa que no conoce el lazo de una familia ni lo que significa tener una.

Que tal vez jamás entenderá lo que significa tener una familia, un defecto en la sangre que los hace ser así. Ajenos a la familiaridad y amor de otros.

Razón por la que cree que su relación no funcionará jamás.

Tiene miedo de sus acciones y de las que el alfa Min pueda tener ahora que lo vea llegar demasiado tarde.

No soportaría el que le prohibiera ver a su familia en estos momentos aunque sabe que el abandonarlo por largas horas estando convaleciente era imperdonable para un Omega bien educado. Una barbaridad que muchos Omegas tienen prohibido hacer.

El poner un pie dentro de la choza le provocó ansiedad y nerviosismo, algo de miedo por no saber cómo va a reaccionar su "alfa".

La oscuridad de la choza es notable apenas entra completamente, el frío deja de ser perceptible para su cuerpo lo que le permite moverse con mayor libertad ahora que el frío es prácticamente nulo, se apresura a dejar el cuenco con comida sobre la mesa evitando hacer ruido pero dándose prisa en encender la antorcha.

Temío encontrarse con la mirada furiosa del alfa Min pero no sucedió así, el alfa parecía dormir cómodamente sobre las pieles lo que relajo su cuerpo y bajo la ansiedad y miedo por ser reprendido apenas llegará.

Más tranquilo de lo que espero encendió los leños y se dispuso a calentar la comida que traía consigo para darle de cenar al alfa Min, quisiera o no era su obligación hacerlo y la noche se estaba haciendo espesa.

Corto otros trozos de carne seca y el último par de verduras que se mantuvieron conservadas durante el invierno. Los alfas, al ser más corpulentos y altos debían comer más a comparación de un Omega como él, su cuerpo menudo y pequeño consumía menos alientos que los alfas.

La falta de sonidos dentro de la choza era una de las cosas que más extraña de su verdadero hogar, los aromas mezclados de sus hermanos y padres con el de comida recién hecha.

Pocos días y espera que la nieve desaparezca completamente de la tierra para que pueda regresar a sus actividades, desea de todos corazón que le permitan continuar con sus labores.

— La comida se va a derramar — inconcientemente brinco del susto ante el inesperado comentario del alfa Min, su postura denotaba entre ver qué lleva ya bastante tiempo despierto acomodado sobre las pieles, tal vez, observándolo como es su costumbre pero que por estar ensimismado con sus pensamientos no se percató de ello.

La vergüenza lo cubre completamente apresurandose a retirar la olla de la fuego.

— La cena está lista, ¿Le sirvo? — el pequeño titubeó en sus voz es parte de la comunicación que mantiene con el alfa, hay algo en su forma de hablarle que le intimida y lo hace ponerse alerta y en peligro a su alrededor, su Omega incluido se encoge en su pecho cuando lo siente cerca y reconoce la voz imponente del alfa.

— Si. — su respuesta cortante y fría le provoca escalofríos mucho más que el frío de afuera.

Sentir su mirada penetrante mientras sirve y lleva la comida le hace muy difícil concentrarse en sus movimientos, tiene miedo de pensar en qué es lo que ese alfa está pensando de él por la forma en que lo mira. No es fácil concentrarse en algo cuando lo siente desnudarlo con la mirada; sentir que le mira y lo desnuda le provoca escalofríos y miedo, sentir su mirada oscura y firme sobre cada uno de sus movimientos le hace sentir indefenso, asustado y desprotegido ante todo lo que ese hombre pudiera hacerle.

— Come.— ordena el alfa frente  a él esperando que haga lo que le ordenó.

Hay una extraña forma en la que le ordena las cosas, en la que le pide que haga cosas sencillas importantes para vivir; comer era una de ellas y hasta su madre se dio cuenta de que no come lo  suficiente para vivir, sobrevive pero no vive.

Bestia 🔗Yoontae🔗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora