Todos los días acudía a la biblioteca para verla como se sumergía en los libros y se olvidaba
de lo que ocurría a su alrededor. Verla sentada en un rincón, con su cabello café claro en un moño alto y sus bellos ojos negros enmarcados por los lentes que nunca se quitaba. Era el mejor de los espectáculos para él.Siempre en la cafetería se sentaba frente a ella, estudiaba cada uno de sus gestos, soñaba con
su sonrisa; se reía de ella porque nunca dejaba los libros, fuera en la cafetería, en el salón de clase, en el campo de juego, por los pasillos o en algún rincón ella se olvidaba del mundo y se
concentraba en la lectura.No sabía cómo acercarse a ella, llevaba meses buscando la forma de hablarle de decirle por lo
menos hola; cuando se encontraba a muy poca distancia retrocedía y se alejaba, le faltaba valor….Y un día fue el destino quien le ayudo. Corría por el pacillo pues llegaría tarde a su clase de robótica, abriéndose paso entre los estudiantes que se dirigían cada uno a su clase, se la
encontró a ella, no la vio hasta que su cuerpo cayó a un lado del de él. Le ayudo a levantarse; se disculpó, se ofreció a acompañarla y ella solo con un gesto de aceptación le respondió, él no se dio cuenta que estaba nerviosa pues él se encontraba igual o peor. Caminaron en silencio, ella lo sorprendía mirándola y le sonreía; él no sabía cómo invitarla a salir, tenía miedo de que lo fuera a rechazar.Ya en la puerta de su salón respiro profundo, contuvo el aire en sus pulmones y lleno de valor
le tomo la mano apenas se movían sus labios, se escuchó solo un susurro ella no lo comprendióy aquella frase le daba vueltas en su cabeza preguntándose si esas palabras eran correctas, si
era lo que él le trato de decir o solo fue su imaginación.Una semana después sus ojos se cruzaron, él en un extremo del pasillo y ella del otro, se
sonrieron los dos y poco a poco los nervios se fueron alejando.Él la invitó a salir y ella aceptó. Él llego antes de la hora acordada con un ramo de rosas rojas.
Cuando la vio a la distancia con su pelo suelto, usando un vestido azul como el cielo; él más de ella se enamoró, la vio hermosa como a ninguna otra, y sonrió al ver que en su mano llevaba un libro, le gustaba todo de ella, no existía defecto para él, ella era perfecta, era todo lo que él
soñaba tener.Cuando llego a donde se encontraba él, las rosas le regalo y el rostro de ella se ilumino.
Pasearon por el parque mientras se comían su helado, compartiendo opiniones, hablando de
sus vidas, de sus gustos, sueños y metas; no sintieron el tiempo pasar y la luna cayo. Él se
ofreció a acompañarla a su casa. Cuando estaba a punto de entrar la tomó del brazo, a su rostro se acercó y sin prisa sus labios beso…
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Historias inconclusas
Short Storycinco pequeñas historias contadas en un momento crítico, en donde puede pasar de todo o nada, historias que terminan sin terminar...