Capitulo 7

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Por estar pérdida en mis pensamientos, no escuché que habían mencionado mi nombre ni
siquiera sé a qué hora comenzaron a entregar los diplomas, mi compañero de al lado me mueve
y reaccionó, entonces escucho que soy llamada una vez más, respiro hondo, me levantó y voy
por mi documento.

Me siento apagada, triste y no porque dejó la universidad, sino por él, por el dueño de mi
corazón, la fuerza y la decisión de luchar con la que llegue, se fue, desapareció; sé que las
personas aplauden mientras recojo mis documentos y que algunos de mis compañeros me observan asombrados, varios hasta ahora se dan cuenta que soy yo, pero eso no importa, acabo de caer en la cuenta de que está es la última vez que veré a Diego y eso está haciendo
que mis lágrimas salgan, las de tengo como puedo, sé que se alcanzan asomar, pero no dejó
que salgan por completó, y con una sonrisa fingida doy las gracias.

Casi corro al bajar las escaleras de la tarima, está vez no me dirijo a mi asiento, tomó el camino hacia la salida, si me quedo un minuto más me derrumbare delante de todos y no lo quiero hacer, no permitiré que me vuelvan a ver débil.

Tomo un taxi y me voy a casa, dejé a mi familia en la ceremonia. Aún falta una hora para que termine. Diego es de los últimos, no puede hablar con él, solo espero que algún día pueda hacerlo y terminar con esto que estoy sintiendo.

Mi vida es un fracasó, me perdí el resto de mi graduación, el festejo que se suponía que
tendríamos después de que terminara la ceremonia; aunque no sé qué iría hacer yo, sin amigos.

Llegó a casa y entró directo a mi habitación, solo cierro la puerta y me desplomó ya no aguantaba más. Lloró, lloró como nunca, intentó sacar todo lo que tengo atorado dentro; hoy saldré de viaje, hoy me iré y no dentro de una semana como lo tenía planeado, solo esperaré a mis padres para decirles que me voy y quizás no vuelva en un largo tiempo.

Después de un rato me levanto, ni siquiera me miró en el espejo, sé que soy un desastre, me
desvisto y me meto a la regadera, intento relajarme. Salgo de la ducha sintiéndome mejor pero aún incompleta, me pongo algo cómodo para continuar haciendo mis maletas, intentando no llevarme ningún recuerdo, todos los dejaré aquí, encerrados en mi habitación.

Ojalá fuera tan fácil como eso...

Sé que estoy huyendo, pero no puedo pensar ahora, necesito un cambio urgente, no solo de
look, necesito un trasplante de corazón o quizá volver a nacer.

Abrí el cajón de la cómoda para sacar unos documentos que necesito para mi viaje, pero lo
primero que encuentro es la caja donde tengo las tarjetas que me regaló Diego y algunos obsequios de él y mis amigos, está era mi caja de tesoro, un tesoro que se quedará aquí. Tomo la tarjeta que está encima, la abro y me encuentro con una foto que nos hicimos juntos aquella vez que fuimos a una feria, nos vemos tan felices; no puedo evitar las lágrimas y una vez más lloró frente aquellos recuerdos.

--Ojalá, que algún día nos volvamos a encontrar. – lo digo mientras abrazo aquélla foto.

Historias inconclusasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora