OJALÁ, VOLVAMOS A COINCIDIR.

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Capítulo 1

Me he enamorado perdidamente, él se llama Diego, y cuando está conmigo es tan romántico,
tan cursi; desdé antes de ser novios encontraba en mi casillero o butaca una rosa o algún poema, pensamiento sacado de internet o palabras que él siente en su corazón. Así fue como me conquistó. Aún recuerdo su primer detalle, fue una tarjeta en forma de corazón que dejó en mi casillero junto a una rosa roja, en ella me decía todo lo lindo que vio en mí, nunca me explique cómo yo podía gustarle, hay tantas chicas hermosas, pero él me eligió a mí...

¡Cómo lo amo!

Así fue cómo cada día, con cada detalle o cada palabra que me dice o me daba se apoderó de una parte de mi corazón. Sin embargo, no se lo puedo dar por completo, y no estaba segura si
algún día se lo podría entregar por completo…

Pero al final, sin darme cuenta ya se había adueñado de todo mi ser, de mis sentidos, y mi
corazón enloqueció por completo, solo latía por él y para él. Me llevó tan alto, tan lejos, y no anticipé que si algún día caía sería doloroso.

El tiempo pasó y coincidir con Diego había sido lo más maravilloso que jamás me había pasado.
Todo a sido perfecto, romántico, demasiado lindo. A su lado yo me sentía en las nubes, en el
paraíso, todo a mi alrededor era perfecto, estando con Diego nada más me importaba y cuando me besaba el mundo se detenía. Todo es amor. Pero no se equivocaban cuando decían que el amor te vuelvo ciego e incluso ingenuo.

Todo lo veía perfecto, más, sin embargo, no lo era. Cuando se comienza una relación todo es color de rosa, imagino que es como un matrimonio cuando están recién casados solo hay miel y poco a poco establecen una rutina, comienzan las discusiones y a ver las cosas con el cerebro, sin tener la vista tan nublada por el amor. Es ahí cuando surgen las indiferencias y si no saben
sobre llevarlas la relación se va apagando y es entonces cuando el amor no triunfa, cuando las
indiferencias pesan más que el amor.

A Diego y a mí eso nos sucedió, los defectos se empezaron a notar, las diferencias se hicieron
presente y el orgullo cada vez era más fuerte.

Dicen que cuando amas a alguien lo debes aceptar con todo y sus defectos, pero yo no puedo aceptar los de Diego; y es que no me gusta el comportamiento que adquiere cuando está con
sus amigos, y aunque no maltrata físicamente a nuestros compañeros, apoya y alentar a sus amigos para que lo hagan y eso es mucho peor.

El chico lindo que es conmigo deja de existir cuando está con ellos, al principio de nuestra
relación, la mayor parte del tiempo la pasábamos juntos, el tiempo que compartía con sus amigos era para platicar o entrenar, pero cuando veía que sus amigos comenzaban a molestar a alguien él se alejaba. Ahora a vuelto hacer el de antes, incluso cuando yo estoy presente molesta a mis compañeros sabiendo que a mí eso no me gusta, ahora se a vuelto un poco obsesivo hacía mí, quiere que estemos juntos, pero a la vez se aleja, que no me hable nadie, pero él tampoco lo hace. Siento que el cielo comienza a tornarse oscuro.

Yo he tratado de que cambié, así como él lo hace conmigo; ambos queremos que cada uno sea
diferente a lo que somos, para poder ser aceptados en nuestro respectivo círculo de amigos, sin embargo, estoy segura de que alguno de los dos tirará la toalla muy pronto, y solo de pensar eso me duele… No quiero perderlo ni que perdamos esté amor, pero nos estamos yendo al
abismo.

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