La discusión continuaba, poco a poco la esperanza de que Luz cambiara de idea se esfumaba.
En un momento entre aquella discusión todos se quedaron en silencio, mi papá y Lorenzo no sabían que más hacer o decir para que mi hermana entrara en razón y no abortara. Parecían tan cansados, creo que mi padre hasta lloro.
Amelia y yo solo éramos unas espectadoras de aquel pleito, solo observando la escena en una
esquina de la casa. Mi papá se sentó se veía que estaba demasiado cansado para seguir discutiendo con Luz, no me gusto verlo así, él había trabajado mucho para sacarnos adelante
y luego la vida le dio un golpe fuerte, el cual tuvo que superar rápido porque nosotras lo
necesitábamos, perder a su esposa y tener que cuidar solo a unas niñas de 6 y 3 años, no era
fácil, y por esa razón es que intentaba justificar la decisión de mi hermana, ella tuvo que crecer
rápido y cuidar de mí, básicamente fue una madre, me cuidaba, me hacía dormir, aprendió a cocinar muy chica porque mi padre tenía que ir a trabajar, Luz entendió la situación, sabía que
tenía que ayudar a papá con los deberes de la casa, gracias a eso perdió su niñez, quería
justificarla ahora, pero no tenía derecho a decidir sobre si su bebe vivía o moría, él no tenía la culpa de nada, así como nosotras no la teníamos por lo que había tocado vivir.Pensando en esto se me ocurrió algo, ella quería disfrutar de la vida, quizá viajar y ¿qué necesitaba para eso?, dinero, podía funcionar, no sé, necesitaba intentarlo de alguna manera y
esta podía ser la forma. Toque el brazo de Amelia para llamar su atención, ella me volteo a ver y le susurre muy bajito aquella palabra, ella lo comprendió de inmediato.--¡Luz! – mi hermana la observo, se veía que había odio en esa mirada, nunca olvidé la forma en que la veía, era la primera vez en que la vi tan enojada.
-- ¿Qué quieres Amelia?, ¿ves lo que provocaste?, por tu culpa esto está pasando.
--Ella no tiene la culpa, tu eres la que está embarazada, tu eres la que quiere abortar, tú fuiste la que te equivocaste. – dijo mi papá,
--Ahora asume las consecuencias.
-- ¿Cuánto quieres? – dijo Amelia antes de que Luz le contestara a papá.
Todos voltearon a ver a Amelia.
--¿Cuánto quieres para qué el niño nazca? – volvió a preguntar Amelia.
--Ya les dije que no quiero nada, solo abortar.
--Piénsalo Luz, puedes irte de aquí y conocer otro lugar con ese dinero.
Mi hermana parecía meditarlo por un momento.
--Está bien, tendré al bebe, pero solo si me dan 30 mil pesos, pero que les quede claro, no me haré cargo de él nunca.
--Bien, te daré el dinero, pero una vez que haya nacido, y más te vale que no intentes hacerle daño. Si nace enfermo no te daré lo que pides, y por tu bien espero que ese bebe nazca sano – le dijo Lorenzo.
Quizá no era mucho dinero, pero mi hermana solo tenía 16 años, no creo que supiera lo que era vivir la vida lejos de casa.
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Historias inconclusas
Short Storycinco pequeñas historias contadas en un momento crítico, en donde puede pasar de todo o nada, historias que terminan sin terminar...