capitulo 4

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Evangelina se levantó de aquel lugar dejo de pensar lo que apenas un par de horas atrás había
sucedido. Comenzó a caminar sin rumbo, sin saber a dónde ir, se alejó de aquel rio, en su corazón solo estaban las ganas de morir, de desaparecer, de que la tierra se abriera y se
comiera su existencia... Llego a un puente peatonal, se detuvo a la mitad desde ahí observo el cielo, la lluvia parecía calmarse, pero no el dolor en su corazón, cruzo los barandales, observo hacia abajo, los coches pasaban uno tras otro, ella estaba decidida a lanzarse, el dolor la hacía actuar de esa forma. Miro fijamente la nada y balbuceó:

--¿Porque lo hiciste Alejandro?, ¿porque no te enamoraste de mí?, ¿que tenía ella de especial?
Te odio con todas mis fuerzas, pero me odió más a mi por amarte como te amo. ¿Por qué tuviste que aparecer en mi vida?, destruiste mi mundo, mis sueños, mi felicidad, te odio, te odio, te odió.

En casa todos estaban preocupados por Evangelina, nadie sabía dónde estaba, ya era muy
noche además estaba lloviendo, una vez más marcaron a su teléfono rogando que esta vez
tuvieran suerte y les contestara, pero nunca contestaron del otro lado.

Ella se había lanzado de aquel puente, el dolor que sentía en su cuerpo era insoportable.

Las palabras que pudo decir fueron dirigidas a sus padres.

--Papá, mamá, perdón…

En estas palabras había tanto arrepentimiento y tanto miedo por morir, tenía el deseo de vivir y
continuar con su vida, olvidarse de Alejandro y todo lo que con él había vivido, pero ya era tarde
para ella, su mundo se estaba apagando.

Escucho a lo lejos como los coches frenaban y las voces de las personas se hacía más fuerte; sintió como le tocaron el cuello y una voz que la hizo despertar grito que estaba viva.

Los gritos de las personas pidiendo una ambulancia, las sirenas se manifestaban con más
fuerza, escucho el rechinido de una camilla, al paramédico pidiendo que le dieran espacio,
alcanzo a ver a un señor un poco canoso de chaleco color naranja, quien se acercaba para
examinarla, veía que hablaba, pero ella no podía comprender lo que ese hombre decía. Los ojos de Evangelina se comenzaron a cerrar, sentía como la oscuridad la comenzaba a envolver, ella no sabía si se desmayaría o ese sería su fin, casi llego a la oscuridad cuando aquel hombre le grito con todas sus fuerzas que se quedara con él, que fuera fuerte, que resistiera, pero aquella oscuridad era más fuerte que ella, por más que intento luchar fue envuelta por la oscuridad, el ruido se fue disminuyendo y el mundo a su alrededor se apagó…

¿volveré a despertar de está oscuridad? Fue su último pensamiento antes de perderse en ¿ella
misma. ¿Esté será su destino? O es que acaso, nunca lo tuvo.

Historias inconclusasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora