capitulo 4

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Así pasaron los meses, todos nos dedicamos a hacer cualquier tipo de trabajo para completar la cantidad que había pedido mi hermana, hasta yo, bordaba y cada fin de semana me iba a los pueblos vecinos junto con Amelia para vender nuestros productos. No solo era juntar los 30 mil
pesos que pedía mi hermana, también para los gastos del parto y las cosas que necesitara el
bebé.

Se llegó el día del parto, era de noche habíamos terminado de cenar, mi padre estaba guardando un poco de leña que teníamos en el patio, se veía que vendría una lluvia, yo estaba levantando la mesa y mi hermana ya se había ido a acostar, parecía un poco tranquilo, solo los truenos y relámpagos aparecían de vez en cuando.

Me hallaba guardando el resto de la comida que nos había sobrado, en eso mi hermana grito, llegue hasta ella preocupada por su grito, cuando me grito más fuerte que no me quedara parada y que fuera por la partera, que no estaba dispuesta a soportar mucho tiempo los dolores.

Salí al patio y le dije a mi padre, el tomo su machete y fue por doña Mónica, la partera del
pueblo.

Me quede cuidando de mi hermana sin saber qué hacer. En eso apareció Amelia junto a mi padre, le pregunte por la partera y dijo que Lorenzo había ido por ella en su caballo, que así sería más rápido.

Pronto llego Lorenzo con doña Mónica y se puso en marcha para que no hubiera ningún tipo de
complicaciones, y gracias a Dios no las hubo.

Todo salió bien, fue una niña completamente sana, la partera le intento entregar la bebe a Luz
para que sintiera el calor de su madre, pero mi hermana la rechazo, entonces la deposito en el
canasto que preparamos para ella, la envolvió bien para que no sintiera el frio de aquella noche.

Doña Mónica salió para informar a papá y Lorenzo que el trabajo estaba terminado y que todo estaba bien.

Entraron apresurados para verla, se morían de ganas por conocerla y saber si todo estaba bien, al entrar y verla quedaron enamorados, al igual que Amelia y yo lo estábamos. Nosotras habíamos asistido a doña Mónica en todo el tiempo que duro el parto.

La niña era tan hermosa, lo más hermoso que había visto en mi vida, fue como una luz para
esa noche oscura y de tormenta. ¡Dios!, parecía que el cielo se caería en cualquier momento,
hacía tiempo que no caía una lluvia así.

Doña Mónica se quedó toda la noche para estar al pendiente por si surgía algún imprevisto, pero gracias al cielo todo estuvo bien, la bebe despertó varias veces no sabía si era por los truenos, por hambre o quizá lloraba porque sentía el rechazo de su madre, quería pensar que era por las dos primeras.

La mañana llego, yo me encontraba en el pario tratando de descombrar un poco el desastre que había hecho la lluvia cuando vi que mi hermana salió de la casa.

--Hermana, ¿Qué haces levantada?, acabas de tener un bebe, recuéstate y ahorita te preparo un caldo de pollo para que tomes fuerzas – se le veía que había pasado una mala noche, tenía
unas ojeras enormes.

--Y ¿Lorenzo? –pregunto ignorándome por completo.

--Fue al pueblo vecino para que un doctor checara la bebe, ¿la viste? ¡es tan hermosa!

--Ah, voy bañarme y preparar mis cosas.

--Entonces… ¿si te vas? – le pregunté triste, pensé que talvez había cambiado de idea, ella
perfectamente sabía lo que era crecer sin una madre. La desconocía completamente, me
preguntaba qué había pasado con mi hermana, aquella cariñosa y atenta que se encargó de mí.

--Por supuesto, no me pienso quedar en este pueblo donde lo único que hacen las personas es
esperar la muerte.

--Eso no es verdad.

--Claro que sí, desde que uno es pequeño sabe que debe aprender a trabajar o saber los deberes que requiere una casa, luego casarse, tener hijo y esperar, ¿Qué? Que nos hagamos viejos y moramos.

--Pero acabas de tener una hija.

--Si fuera por mí no hubiera nacido. Y ya no sigas, solo me estás haciendo perder el tiempo. – se dio la vuelta y entra a la casa.

Poco después de que mi hermana saliera de bañarse llego mi papá y luego paso lo que tenía
que pasar, mi hermana exigió su dinero, nadie la pudo convencer de que se quedara así que se lo entregaron y se marchó. No volvió al pueblo nuca, desde entonces no supe nada de ella, hasta hace alrededor de dos meses cuando me exigió que le devolviera a su hija que yo se la había quitado, resulta que ahora soy la mala.

Historias inconclusasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora