LunaLlegué al aeropuerto del Prat sudando. Se me había olvidado la cantidad de calor y humedad que había en Barcelona en verano. Pero estaba feliz, feliz por volver y por pisar mi tierra nuevamente.
Habían pasado muchas cosas en estos dos últimos años. Gané la liga francesa, gané la champions, me descubrí a mi misma, aprendí muchísimo de fútbol... ¡Ah! Y también he conseguido hablar francés de forma muy fluida, cosa que me encanta. Antes ya lo hablaba, pero ahora mucho mejor.
Las puertas se abrieron para que la gente que salíamos del avión pudiésemos pisar el aeropuerto sin problemas, aunque había muchísimos periodistas que me dificultaron llegar al aparcamiento donde estaba mi hermano esperándome.
"¿Contenta de volver? ¿Has hablado ya con tu tío? ¿Cómo te sentiste con la noticia de ser la nueva entrenadora? ¿Ganas de empezar? ¿Has vuelto a ver a Pablo?"
Evité todas y cada una de las preguntas, sobre todo la última. No me merecía la pena pararme a hablar con ellos, había cientos y ha tenido que venir hasta seguridad para que pudiese salir sin problemas. Después de salir bastante agobiada por la cantidad de gente, mi hermano agarró las dos maletas que llevaba y las metió rápidamente en el maletero. El resto de cosas materiales irían llegando poco a poco a mi nueva casa, porque sí, me había podido comprar una casa y no había cosa que me hiciese más feliz.
—Sí que se te ha echado de menos por la prensa española. —comentó Rubén arrancando el coche.
—¿Y mi hermanito no lo ha hecho? —cuestioné picándole y dándole un pequeño pellizco en su mejilla derecha.
—Por supuesto que sí. Haberte visto solo seis veces en estos dos años ha sido una maravilla.
Soltó una carcajada después de decirlo cuando vio mi cara de pocos amigos. No aguanté la sonrisa que amenazaba con salir. Sí, echaba de menos a mi hermanito. Me quedé un rato mirándole.
—Te has dejado crecer el pelo. Y ya no vas en traje. —aseguré sorprendida.
—Luna, tres cosas. Una, tengo 24 años por lo que soy más adulto que hace dos años y me hace más... maduro. Dos, estamos a mediados de Julio ¿Cómo voy a llevar traje? Y tres, tú también tienes el pelo diferente ¿Te has hecho reflejos o algo?
Asentí orgullosa. Me apetecía un cambio y decidí hacerme algún reflejo clarito en mi pelo castaño. A lo largo del camino estuvimos poniéndonos al día, a pesar de que hablásemos bastante en estos dos años, siempre hay cosas que se nos olvidan contar. Lo que me contó de mi madre ya lo sabía, pero indagó aún más para explicármelo mucho mejor, sobre todo porque es él quién está manejando los papeles.
Mi antigua casa se va a poner en venta. Dado que Rubén se ha independizado ya y yo también, mi madre cree que es una casa muy grande para que esté ella sola y por eso se va a ir a una casa más pequeña. Todo el papeleo se estaba atrasando debido a que estaban esperando a que yo llegase dado que soy la única que seguramente siga teniendo mil cosas allí.
Al principio no me entusiasmó la idea. Esa casa es donde he crecido y vivido toda mi vida, y es donde sigue estando de alguna forma el olor de mi padre plasmado. He vuelto a Barcelona solamente en vacaciones de Navidad para ver a mi familia y cada vez que pasaba por delante de mi casa aposta, porque estuvo en alquiler el tiempo que mi madre no vivía aquí, tenía la esperanza de que mi padre apareciese, pero nunca lo hizo. Al final acabé aceptando que nos teníamos que despedir de esa casa y que la decisión principal dependía de mi madre no de nosotros.
Además, todas las decisiones siempre se toman por algo ¿No?
Llegamos a nuestra casa. Casa que ya no sería nuestra, pero aún teníamos que volver a pisarla por última vez. Nada más pisar el suelo de madera clarita, el olor a canela que me estuvo rodeando toda mi vida inundó mis fosas nasales, pero acompañado de otros que conocía muy bien. Mi tio y mi prima también estaban aquí.
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Thinking about you; p.gavi
Teen FictionSEGUNDA PARTE DE INEFABLE ¿Cuántas veces nos habremos pensado a la vez? La vuelta siempre es bonita pero dura. Dejas atrás muchas cosas que han formado parte de ti dutante dos años, pero vuelves más fuerte que nunca al lugar donde naciste y donde se...