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Gavi

No me concentraba.

No lograba entender nada. ¿De qué coño va Luna? ¿Se piensa que tiene razón? ¡Claro que no! No me estoy jodiendo la vida, sé la edad que tengo y lo que hago. A la gente le gusta y a mi también.

¿Lo único que me quita un poco el cabreo? Que se siguiese acordando de mi cumpleaños. Sé que es una chorrada, pero oye, se podría haber olvidado en estos dos años y no lo ha hecho, para nada lo ha hecho.

No sé ni por qué la he llamado a la hora de la comida. ¿Para quedar con ella y que me soltase esta charla? Se me han quitado hasta las ganas de entrenar.

—¡Va, Gavi! ¡Más intensidad! —insistió Luca, el segundo entrenador.

Me cae bien, pensaba que iba a ser más imbécil como todos los que ha traído Luna de París. Con todos me refiero a que el otro ha sido el idiota de Carlos o cómo se diga en francés. El resto de su equipo técnico son de aquí. Y sí, lo sé porque la he investigado más de una vez en estos dos años, no me escondo y digo la verdad.

La investigué cuando salió la noticia de que había quedado primera en la clasificación de su liga; cuando se anunció que estaba saliendo con no se quién de allí, que no quiero acordarme de su nombre ni pensar en él... Sí, he pensado mucho en menguante y no me arrepiento.

¿Pero que me diga esas cosas? Una cosa es que sea mi entrenadora y otra...

—¡Bien! Chicos, Luca y yo os vamos a dar un peto, como quedan diez minutos de entrenamiento echaremos un partido corto. Ya sabéis que esa dinámica no la perdemos nunca. —indicó con una sonrisa.

¿Cómo no me va a seguir gustando? Si es que está guapa teniendo la actitud que tenga.

Me acerqué a ella para que me diese ese peto y cuando lo tendió, nuestras manos se juntaron. No penséis que fue sin querer, lo hice queriendo. Necesitaba rozar su piel, no me basta con verla los días de entrenamiento o cuando me viene a rescatar por una llamada telefónica por parte de Violeta.

Sí, claro que quiero saber qué es lo que ha pasado entre ellas para que se lleven tan bien o para que menguante viniese sin pensar en que su mayor enemiga iba a estar presente. Pero bueno, supongo que eso no lo sabremos.

Mi equipo ganó el partido e hicimos un pasillo para los perdedores dándoles en la nuca, cosa típica que hacemos siempre. Yendo hacia los vestuarios estuve hablando con Pedri, que me preguntó sobre los golpes que tengo en la cara porque no es que sean de lo más grandes pero sí se notan.

—¿Estás de coña no? —cuestionó sorprendido.

—No. Se abalanzó sobre mi, tío. Claro que no me iba a quedar quieto.

—Por eso Luna me dijo que Charles se ha ido... —pensó en alto.

Me paré en seco. ¿Cómo? ¿Charlie se ha ido? ¿Qué? Una felicidad está subiendo por todo mi cuerpo. Sé que está muy mal, pero es que no lo soportaba, es alguien tan... ¡Agh! Me dan arcadas solo de pensar en ese imbécil.

—¿Cómo que Charlie se ha ido? —pregunté procurando que la sonrisa no saliese de mi boca.

—Charles, se llama Charles. Y sí, Luna me ha dicho esta mañana que se había ido por unos asuntos, pero sabiendo esto...

—¡Gavi! Luna quiere hablar contigo. —Luca apareció corriendo detrás de nosotros.

Fruncí mi ceño al escuchar lo que salió de la boca del rubio. Pedri oprimió una sonrisita pícara pero hizo un gesto con sus cejas que dio a entender a la perfección lo que estaba pensando.

Thinking about you; p.gaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora