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Luna

No pude.

No pude devolverle el anillo que me regaló. No pude llamarlo para hablar los dos solos cuando ya se dirgían todos al vestuario. Por eso aproveché sus largas duchas y que era el último en quedarse y se lo metí en la mochila, así como si nada.

Seguramente no se de cuenta de nada hasta que llegue a casa y saque todo para poder lavarlo. Aunque si no se da cuenta mucho mejor, así no me sentiría tan mal.

Abrí la puerta de forma súper pesada. No he comido aquí, he tenido muchísimo papeleo con algunos fichajes que se tienen planeados, con la organización de los próximos entrenamientos y con la preparación de los partidos oficiales que llegan en menos tiempo del que nos imaginamos.

Un olor a tarta de manzana invadió mis fosas nasales. ¿Eso había estado haciendo Charles cuando no he estado? ¿Cocinar su famosa tarta con la receta de su madre? ¡Adoraba ese postre! Podría comerlo horas y horas y no me cansaría nunca. Estoy segura de que sabe que lo único que voy a cenar es eso.

Dejé las llaves en el recibidor y me acerqué a la cocina. Estaba dado la vuelta, sin camiseta, dejando ver su ejercitada espalda y músculos del brazo. No dudé en abrazarlo por detrás y asomar mi pequeña nariz para oler mejor.

-Si vas a recibirme así siempre, no dejo que te vayas... -dije dándole un beso en el brazo.

El sonrió y su sonrisa se me contagió.

-Sabía que te gustaría. ¿Qué tal el entrenamiento, amour? -giró su cuerpo y pasó sus manos a mi cintura acercándome más a él.

-Bastante bien. De arriba abajo y sin parar hasta que se han ido todos a sus casas.

Me besó y yo acepté gustosamente. Teníamos un pequeño plan hoy que hemos hablado y era ver un maratón de Marvel. Al principio solo pude pensar en que eran las películas favoritas de Pablo y seguramente lo sigan siendo, pero rápidamente alejé ese pensamiento y pense en el chico que tengo delante y no en ese sevillano que ronda por mi cabeza día sí y día también.

-Tenemos tu tarta favorita y yo me he tomado la libertad de hacerme nachos. -comentó orgulloso agarrando su comida y dándome un planto con una gran porción de tarta.

-Eres el mejor, Charles. -cogí un nacho y me lo metí en la boca.

Dios mío estaban riquísimos. Charles tiene muy buena mano para la cocina, os lo prometo. Los primeros días que coincidimos en mi apartamento fue porque venía su madre a ver a la mía y nosotros íbamos a lo nuestro, pero siempre nos deleitaba con algún plato rápido. Era una maravilla. Incluso la cosa más simple la hacía deliciosa.

Mientras llevábamos a la mesa las cosas necesarias, me contó que fue a la Sagrada Familia y que consiguió entrar a pesar de la gran cola que había. Luego fue a Las Ramblas y comió por allí por lo que literalmente anduvo muchísimo. Tanto a Charles como a mi nos gusta tener tiempo para nosotros solos, pero me gustaría haber sido yo la que le mostraba las típicas cosas de Barcelona, aunque aprovechando que soy de aquí, le enseñaré esas cosas que siempre se les escapa a los turistas y muchas veces son más bonitas que las cosas típicas.

-He devuelto el anillo. -dije saboreando la tarta, que en ese momento me supo muy amarga.

-Vraiment?* -cuestionó sorprendido. Pasaré por alto la sonrisa que amenzaba con salirle.

(¿En serio?)

-Sí. -solté cortante aunque él parece no notarlo o se hace el que no se da cuenta.

Se acercó a mí y me dio un beso en el carrillo derecho.

-Gracias por hacerlo, amour. Era muy importante para mi.-Y para mi también.- ¿Vemos la primera de La Era de Ultrón?

Thinking about you; p.gaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora