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Pablo

—¡Un año entero! Es... dime que es una broma de mal gusto por favor —la cara de susto de Luna era increíble.

Al ver que el médico miraba a su hermano haciendo un amago de negación, Luna ahogó un grito que calló en cuanto sintió mi abrazo. Llevaba ya dos semanas de recuperación, la venda ya no estaba, pero la noticia fue lo que más la dolió.

—Me dijeron que serían tres meses de baja, no un año —sentenció entre lágrimas, limpiándose la nariz con el puño de la sudadera que la dejé hace dos años y jamás volvió a mis manos.

—Señorita Martínez, una  operación como la suya consta de un año o seis meses de recuperación. Tener tres meses de baja y ponerse a trabajar significa tiempo insuficiente como para que este se recupere y ad...

—Quitadme todo menos el fútbol. Sé que es un año, pero para mi un año sin eso es quitarme casi la vida. Y llamadme exagerada, pero llevo desde que tengo uso de razón, que por suerte no la he perdido, viviendo de esto y gracias a esto. Tiene que haber otra forma

El hombre nos miró a Rubén y a mi, como si quisiese que nos fuéramos un rato en lo que él hablaba con ella. Fui a decir algo pero el catalán me dio un toque en el hombro u por su cara, supe que era mejor no intervenir. Fueron los cinco minutos más largos de mi vida, pero cuando salió y vi un atisbo de sonrisa en su precioso rostro, supe que pudo conseguir aunque fuese un pequeño beneficio en todo el muro caído que había hace unos instantes.

Me acerqué acunando su rostro mientras Rubén hablaba unas cosas con los médicos que la han acompañado estos días.

—¿Y bien?

—Me ha dicho que puedo trabajar pero sin forzar mucho —fruncí mi ceño al escuchar eso. ¿Qué significaba?— Quiere decir que puedo hacer un partido sí y dos no... Claramente no es lo que quería, pero algo es algo, ¿no?

—¿Qué le dirás al club?

—Tú déjame encargarme de eso, ahora... ¿Podemos ir a casa?

¿Está hablando de ir a su casa o a la mía? Porque si lo que quiere decir es que nos vayamos a vivir juntos, yo no tengo ningún tipo de problema. ¿Verla todos los días al despertar? Sería increíble. ¿Besarla hasta quedarme sin ganas? Eso jamás pasaría porque siempre tengo ganas de hacerlo. ¿Ver Marvel a su lado hasta aburrirno? Lo tenía pensado desde el día que me dijo que mo había visto ni una de las películas. ¿Cocinar juntos o que se meta con mis tartas quemadas? Ser...

—Es decir, a mi casa. He pensado que... bueno, que a lo mejor querrías pasar unos días conmigo. Aunque si no quieres no, claro, es solo porque estas semanas en el hospital...

Ver cómo se mordía el labio inferior nerviosa o movía levemente la pierna que era prácticamente imperceptible me pareció tan tierno que antes de que siguiese hablando la di un corto y suave beso. Odiaba los arándanos, lo juro, pero en sus labios sabían algo mejor. Tendré que mantener una muy seria conversación con ella sobre ese labial porque no es mi favorito y se lo pone siempre.

—Si quieres que vaya, iré. Pero me pido invitar a la cena y esta vez toca sushi.

—No sabía que te gustaba el sushi —comentó frunciendo el ceño.

—Yo tampoco, por eso voy a probarlo


***

Mastiqué el arroz con salmón crudo bajo la atenta mirada de menguante. Fruncí mi ceño porque realmente no sabía si me gustaba o no. Sé que a ella la gusta el sushi, yo quería probarlo, siempre me ha hecho ilusión usar los palillos como buen profesional, pero en el intento me manché la camiseta de salsa de soja, por lo que ahora... Bueno, estaba sin camiseta, solamente con los pantalones cortos del equipo, para variar.

Thinking about you; p.gaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora