Festival, yukatas e idiotas

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El manto nocturno se extendía sobre el cielo. No se observaban nubes por ningún lado, por lo que las estrellas y la luna resplandecían en su punto máximo.

—La luna está hermosa hoy.

Kokushibo había soltado esa frase, esperando que sus palabras fueran entendidas por su acompañante, sin embargo, al girarse se dio cuenta que se encontraba solo. Al otro lado de la sala de espera, Kaigaku se peleaba con Douma por conectar su celular al cargador.

—Realmente se ve hermosa —Akaza terminó respondiendo sin querer a Kokushibo mientras miraba por la ventana.

—A pesar de ser una luna creciente, brilla demasiado —Tanjiro se unía a Akaza para contemplar la luna.

—Demasiado brillosa —añadió Gyutaro.

La decepción se notaba en el rostro de Kokushibo, así que Yoriichi trató de consolarlo palmeándole el hombro un par de veces.

—¡Disculpen la tardanza!

La dulce voz de Koyuki inundó el lugar. El motivo principal por el cual se encontraban en un enorme cambiador público era porque las chicas, los omegas y Senjuro fueron a cambiarse de ropa por yukatas.

En una de las secciones de la playa se daría un festival, por esa razón traían tiendas de campaña, pues planeaban quedarse a los fuegos artificiales de medianoche, y manejar de regreso a altas horas de la madrugada no era conveniente.

—Hacía mucho tiempo que no iba a un festival —las mejillas de Koyuki se sonrojaron, estaba emocionada por al fin poder participar en este tipo de eventos con sus amigos.

—¡Vamos a comer mucho y a divertirnos, Koyuki! —Daki tomó la mano de su amiga y la jaló para ir directo a la salida.

Esa acción solo hizo que tanto Hakuji como Gyutaro salieran corriendo detrás de ellas.

Los chicos de segundo año se juntaron para alagar la vestimenta de sus amigas. Pero Tanjiro no pudo evitar sonrojarse al ver lo bonito que se veía Senjuro con su yukata anaranjada decorada con pequeños solecitos.

—Te ves bien — Senjuro se ruborizó ante el cumplido del de cabellos burdeos, el sonrojo en su rostro se extendió cuando Tanjiro extendió su brazo invitando a tomarlo —. Déjame escoltarte esta noche.

El pequeño rubio solo pudo asentir un par de veces con la cabeza.

—Kokushibo, ¿te gusta mi yukata? —Nakime se encontraba delante del alfa, esperaba que su yukata azul marino con estampado de rosas y el obi amarillo fuese lo suficientemente bonito para conseguir un alago.

—Te queda bien, es lo importante.

No era lo que esperaba, pero esas simples palabras llenaban de felicidad a Nakime. Era un progreso.

—Entonces, ¿sí nos casaremos?

—Abandona esas ridículas ideas.

—Pero estamos comprometidos.

—Dilo hasta que te lo creas.

Kokushibo tuvo suficiente, así que terminó caminando hasta Kaigaku para tomarlo del brazo y cargarlo sobre su hombro para obligarlo a salir del lugar. El pelinegro solo soltó un "¿Eh?" por la confusión.

La tristeza se mostró en el rostro de Nakime, así que, para contentarla un poco, Yoriichi ofreció su brazo para escoltarla.

—¡Si no nos damos prisa, se terminarán la comida! —anunció Kyojuro para hacer que el resto emprendiera la caminata hacia el festival.

Al estar en la salida, se percató de que Akaza no se encontraba con ellos. Giró su cuerpo, encontrando al joven alfa aun en el interior de la sala de espera.

Idiotas en la escuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora