A vs F, la revancha

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El cielo se teñía de un precioso naranja anunciando el final de las clases por ese día, a la par de que el ocaso desaparecía, las voces de los alumnos comenzaban a mermar del plantel.

Gracias a que Kaigaku había ido hace un par de horas a declarar el EIB, todo el 3F se había quedado horas extra para ajustar sus preparativos, pues la contienda sería el día de mañana después del mediodía.

Akaza caminaba despreocupadamente hacia la máquina expendedora. Con confianza metió su moneda por la rendija y digitó el código para un Calpis, aunque no esperaba que la máquina arrojara por la ranura una grabadora. Cómo si supiese de que trataba la situación, Akaza movió su cabeza a ambos lados para corroborar que no se acercara nadie, tomó la grabadora y se dispuso a escuchar el audio:

[Buenas tardes, Akaza. Tu objetivo es un profesor de la Academia Kimetsu. Nombre: Kyojuro Rengoku. Profesión: profesor de historia. Es uno de los profesores más queridos y estimados tanto por alumnos como docentes de la academia. Según nuestra información, es un omega, sin embargo, es alguien fuerte, capaz de noquear a alfas en una pelea limpia; así también, es maestro de la espada. Por ese motivo no debe ser subestimado.

» Tu misión es conseguir llamar su atención y ganarte su confianza, todo esto con la finalidad de conseguir el acceso a la bodega de profesores. Una vez puedas entrar en dicha bodega, nuestros hombres se encargarán de sustraer un importante artefacto.

» El fracaso no está permitido. No importa lo que necesites hacer, cumple tu misión. Eso es todo por ahora. Toma tus precauciones, Akaza. Rezaré por tu victoria. Esta cinta se autodestruirá.]

De inmediato, el de cabello rosa arrojó hacia el cielo la grabadora, la cual se destruyó en miles de pedazos.

—¿¡Por qué demonios explotó!? —el rostro de Hakuji no mentía, realmente no se esperaba que eso sucediera cuando le pidieron grabar el audio.

—Pedimos prestadas unas cuantas bombas —contestó Gyutaro mientras mostraba una bolsa de plástico llena de explosivos.

—¿¡De donde sacaste eso!? —cuestionó de nuevo el mayor de los Soyama.

—Las tomé prestadas del profesor Uzui.

—¿Por qué diablos un profesor te prestaría bombas? No, no. Para empezar, ¿por qué un profesor trae bombas a una escuela?

—Para hacer arte extravagante —la respuesta de Gyutaro fue seguida de una extraña pose parecida a las del llamativo profesor, aunque no fue bien vista por sus compañeros.

Akaza había llegado con ellos justo a tiempo, pues Hakuji estaba a nada de estallar en un grito por lo irreal que sonaban las respuestas de Gyutaro.

—Deséenme suerte chicos —sonrió—, es mi momento para reivindicarme por mi error al inicio del año. —Akaza se sentía lleno de energía y positivismo. Nada podía salir mal en esta ocasión—. Bien, me marcho a mi misión.

Mientras el de cabello rosa se alejaba, trató de verse cool colocándose lentes de sol, pero terminó picándose un ojo con la punta de la varilla de los lentes.

—Kokushibo, ¿estás seguro de esto? —cuestionó Kaigaku, incrédulo de que el plan fuese a funcionar.

—Casi. Si algo sale mal, te encargo que lo soluciones. —Entonces volteó a ver al mayor de los Shabana—. Gyutaro, acompáñalo.

Ambos betas se fueron detrás del de cabello rosa después de un "sí señor".



Kyojuro Rengoku ha estado ocupado con su trabajo, sobre todo, revisando su nada discreto banco de preguntas para el examen final, el cual guardaba perfectamente en unas cajas.

Idiotas en la escuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora