Felicidades graduados

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La Academia Kimetsu se enorgullece de tener entre sus filas a alumnos realmente inteligentes, prospectos para infinidad de deportes; así como formar gente responsable, honesta y trabajadora. Egresar de dicha escuela es ganarse un pequeño estatus, incluso si se perteneció a la letra F desde primero.

Pero algo importante sucedía en el salón 3F pues la situación se hallaba tensa.

Cuatro personas se encontraban sentadas en el suelo, dirigiéndose miradas de sospecha y reto al mismo tiempo. Frente a ellos había una pila regada de cartas coloridas, a un lado había otra, pero esta se encontraba ordenada y con todas bocabajo.

—¡Uno! —Akaza sonrió, tirando una carta al suelo antes de gritar. En sus manos sostenía su última carta, se sentía con la victoria y el premio en el bolsillo; y no era para menos, pues todos apostaron golosinas, las cuales estaba dispuesto a ganar para compartir con Kyojuro.

Entonces la desgracia atacó. En el silencio, una mirada estratégica compartida entre Kokushibo y Kaigaku dio inicio a un perfecto plan. Era el turno del alfa de cabello largo, él solo tiró un cuatro azul, siguiendo el patrón de color que Akaza había impuesto. En su turno, Kaigaku lanzó una carta del mismo color, pero esta era de reversa; por lo que ahora correspondía a Kokushibo volver a tirar. El alfa no se contuvo, bajando de su mano la poderosa carta de +4, cambiando el color a rojo.

Akaza no se rendiría tan fácil, había dejado su carta de victoria para el final. Con la confianza de alguien que sabe que va a ganar, bajó de inmediato su última carta, mostrando que también poseía un +4. Douma tendría que tomar ocho cartas.

—¡Gané! —celebró el de cabello rosa mientras tomaba los dulces.

—Eso no es posible. No puedes poner un +4 después de otro —reprendió Kokushibo—. Tienes que tomar las cuatro cartas y saltar turno.

La mirada de incredulidad sobre el rostro de Akaza no pasó desapercibida, no creía que los chicos fuesen malos perdedores.

—¿Quién lo dice?

—La misma cuenta oficial del juego. Investígalo si quieres.

Definitivamente llegaría al meollo del asunto, por esa razón Akaza sacó su celular para investigar si era verdad o no. Desde siempre ha jugado así con su familia, y que vengan a cambiarle las reglas no era divertido. Les demostraría a todos que sí se podía poner dos +4 seguidos.

Kyojuro había llegado a la parte de atrás del salón, suspiró marcadamente al ver a sus tutorados perder el tiempo con juegos y platicas de ocio.

—Deberían de estar estudiando.

—¿Qué no toca matemáticas con el profesor Shinazugawa? —preguntó Daki—, ¿pasa algo malo, profesor?

—Precisamente por eso he venido.

El profesor mandó a todos a sus pupitres, tomando después su lugar correspondiente detrás del escritorio.

—Escuchen, he hablado con varios de sus profesores, obteniendo permisos para que tengan sesiones de estudio autodirigido entre clases.

Un vitoreo escapó del grupo, pues las horas de estudio autodirigido solo significaban más horas libres para pasar el rato sin hacer nada.

—¡No es un premio!

El rubio golpeó el pizarrón, callando con eso a todos. Tomó el control que se encontraba en uno de los cajones del escritorio encendiendo con eso el proyector. Detrás de él se desplegaba la información que había preparado de antemano, con dibujos para llamar la atención de cada uno.

—Se acerca el examen final, y tienen que aprobarlo sí o sí para poder graduarse.

El examen final podía ser tomado de dos maneras. La primera consistía en una prueba escrita, su desventaja era que venían todas las materias del curso, preguntando desde el primer mes hasta el último; su ventaja es que se podía volver a tomar una vez más. Aunado a eso, se promediaba con la calificación actual tomando en cuenta la mejor calificación de cualquiera de los dos exámenes.

Idiotas en la escuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora