El de la familia que somos

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Las chicas están sentadas en el sofá de cuero negro, están en la mansión de Max, la que alquiló para Halloween, la ha comprado para él, bueno, la ha comprado su padre.
—Salid ya —bufa Madison exasperada.
La puerta se abre y los chicos empiezan a salir de uno en uno con el top-crop rosa que compraron.
—¡Estáis divinos! —grita Madison emocionada—. Me encanta.
—De aquí a diseñadora —sonríe Kyle.
—Y tú como mi modelo —Madison le lanza un beso.
—Podrías haberlos comprado de otro color —dice Max.
—¿Qué pasa no te gusta el rosa? —Madison le mira enfadada—. O es que es demasiado "femenino" para ti.
—No es eso, es porque si solo el mío fuese rosa podría gritaros: ¡bitch please, I'm fabulous!
Las chicas se echan a reír y Max con ellas.
—No me puedo creer que estemos bebiendo champán rosado dos días antes de Nochebuena.
—El añado ha pasado volando —dice Nora asombrada.
—No os olvidéis, de que el día de Navidad lo pasamos todos juntos.
—El problema es que somos demasiados —se queja Max—. Tendremos que dar varios viajes en coche Madison, para poder subir a todos.
—Sacaros el carnet, ¡panda de vagos! —Madison se acaba su copa de un trago.
—Entonces, que yo me entere —sonríe Lisa avergonzada—. ¿Dónde vamos a pasar el veinticinco?
—En la cabaña de Max en la montaña —repiten todos al unísono y con pesadez.
—Joder, tampoco lo he preguntado tanto —se queja Lisa.
—Sesenta y nueve veces desde que lo propuso —musita Erik exasperado.
—Las pizzas están en camino —sonríe Nora sentándose en la alfombra de pelo del suelo.
—Max es una locura que tú padre haya comprado esta mansión —dice Madison mirando hacia el techo.
—El dinero le sobra y ya no sabe en que gastárselo, me ha comprado un Audi A4.
Vaya buen suegro te has pillado Nora —bromea Lisa—. No eres consciente del bodorrio que vas a tener.
—¡Cállate! —Nora le lanza un cojín a la cara.
—Somos una familia, con ropa a juego —Max se mira el top-crop rosa—. Así que, teníamos que tener un lugar en el que juntarnos.
—Me esperaba una habitación de la residencia, no una mansión con veinte baños y habitaciones para todos —musita Madison incrédula.
—Las cosas se hacen a lo grande —se ríe Max.
—Con dinero yo también lo hago todo a lo grande —se ríe Madison—. Hasta mis tetas serían más grandes.
—El dinero no creó los vínculos que tenemos —musita Max y todos le miran—. Fuimos nosotros los que creamos esto.
—Cuando bebe se pone sentimental —susurra Nora ahogando las ganas de reír.
—¿Ponemos una peli en la súper televisión? —sugiere Erik con una sonrisa traviesa.
—Alguna de Marvel tiene que verse de puta madre.
—¡No Marvel no! Una de amor.
—¡Qué dices!
—Mejor una de miedo.
—Ya no existen las buenas pelis de miedo —se ríe Christian.
—Pues a mi Sinister me asustó muchísimo —susurra Emma.
—¡Vemos Harry Potter! —grita Madison.
—Qué pesada con Harry Potter —masculla Laurent para que no le oigan.
—¡Te he oído! —le grita Madison riéndose.
—¿Y si jugamos a un juego de mesa? —sugiere Vera.
—No tía, no digas eso ahora, porque entonces no salimos de aquí ni en cien años.
—Vamos a ver una de acción.
—¡Buh! —le abuchea Madison.
—Vale... bien... ¡qué cojones queréis ver! —grita Max.
El silencio se apodera de la habitación, los jóvenes miran a Max y estallan en risas y carcajadas.
—¡Una de dibujos!
—Adoro Disney —musita Nora.
—No nos vamos a poner de acuerdo nunca —musita Lisa.
—Me temo que no —le responde Christian.
Los dos jóvenes chocan las copas entre ellos, emitiendo un ruido agudo, seguidamente le dan un trago.
El debate por qué película elegir sigue durante una hora más, y acaba cuando Will se pone en pie y grita que podrían ver <<The Lord of The Rings>>. Los demás asienten.
—¡Gracias Will! —grita Madison emocionada con la cara llena de lágrimas. La joven lleva una hora bebiendo champán rosado y escuchando como sus amigos debaten sobre películas.

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Los jóvenes se levantan y comienzan a recoger, Max tiene la brillante idea de sacar una foto de grupo, todos se apuntan, pero empieza otro debate de dónde tienen que colocar la cámara para que salgan todos.
—¡Otra vez no! —grita Madison—. ¡Traedme la botella de champán!
—No queda, te lo has bebido.
—¡Qué! —grita Madison.
La joven mira a su alrededor y se deja caer al suelo, como si se desmayase ante la noticia de que no queda champán.
—Menuda dramática —musita Will.
Treinta minutos más tarde, los jóvenes han llegado a la conclusión de dejar la cámara en la mesa de madera y ellos sentarse en el sofá y en el suelo, así saldrían todos. Max se acerca a su teléfono y le enseña las fotos a sus amigos, en algunas salen haciendo el tonto, en otras salen demasiado serios, en otras sonrientes pero en todas, lucen como una gran familia.
—Ya tenemos foto de perfil para el grupo de Climax —murmura Madison sonriente.
La joven elige la foto en la que todos salen haciendo el tonto, mirándose y riéndose, queda perfecta y aunque no salga perfectos y sonrientes, capta la esencia de cada uno de ellos.
—Brindemos —sugiere Max rellenando las copas de champán.
—Si quedaba champán —Madison le pega en el hombro a Will.
—¿Por qué brindamos Max?
—¡Por la familia! —grita Max y alza la copa.
—¡Por la familia! —vociferan el resto.
Las copas de cristal suenan entre sí, le dan un sorbo a la copa y se da un abrazo de grupo.

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