El de se acabó la fiesta

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KYLE
El joven llega a casa de Iker, se encuentra al hombre en la cocina, en bóxers con una copa de vino. Al lado, en la mesa hay una bolsita con polvos blancos. Kyle le mira.
—No pensaba que volverías tan pronto -susurra Iker y recoge la droga.
—No la recojas -susurra Kyle. ¿Tienes hierba?
—Sí -musita Iker con miedo.
—Sácala -susurra Kyle y se coge una cerveza de la nevera.
—¿Estás bien? -le mira Iker preocupado.
—Solo quiero colocarme, emborracharme y que me folles lo más duro y bestia que puedas, aunque duela -le contesta y empieza a liarse un porro.
—Está bien -susurra Iker y esnifa otra raya.
—Puedes ir sacándote la polla y ahogándome con ella -se relame Kyle y expulsa el humo.

Erik
El muchacho llega a casa, camino por el pasillo y ante él aparece su padre. El joven lo mira sorprendido, se queda paralizado. Su padre se acerca a él con la botella de wiskhy y le golpea con ella en la sien. Erik cae contra el suelo. El hombre empieza a darle patadas en el estómago e incluso alguna llega a darle en la cara. Lo pisa y le escupe. Le agarra del pie y lo arrastra por el pasillo hasta entrarlo al salón. Erik grita y grita mientras rompe a llorar, le suplica que pare, pero su padre le ignora y le pega un puñetazo en la mandíbula. El joven escupe sangre contra el suelo. El hombre se acerca a Erik, le arranca la camiseta de un tirón. El muchacho vuelve a suplicarle que no lo haga, que pare. El hombre vuelve a hacerle caso omiso y le vuelve a golpear. Erik se encuentra tumbado en el suelo boca a bajo. Su padre se guita el cinturón y empieza a fustigarle en la espalda, tan fuerte que en cuestión de segundos las heridas empiezan a sangrar, aún así, no se detiene e ignora los gritos y los llantos de su propio hijo. Suelta el cinturón en el suelo. Erik se gira y le mira aterrorizado. Su padre le escupe en la cara. Se desabrocha el pantalón, se saca su miembro y empieza a mearse encima de su hijo, en la cara, boca y por el pecho. Una vez acaba, le vuelve a golpear en la cara. Se coloca el cinturón, coge su chaqueta y sale del salón dejando a su hijo llorando, gritando y magullado.

Judith
Ashley y Judith se encuentran escondidas detrás de una pared. Ashley se ha maquillado y arreglado con las cosas que ha encontrado por la casa de Ryan.
—¿Seguro que esto va a funcionar? -pregunta Nora asustada.
—Eso espero -sonríe Ashley.
—Max nos espera en el coche -dice Madison que acaba de llegar.
—Yo os espero en el coche, me muero de frío -susurra Nora.
—Enseguida vamos -le responde Judith.
—Mierda -susurra Madison.
—¿Qué ocurre? -susurra Ashley.
—¿Ese no es Ryan? -musita Madison.
—¿Pero qué cojones hace? -susurra Ashley apretando los dientes.
—¡Tenemos que avisarle! -grita Madison y empieza a caminar hacia él. Ashley y Judith la detienen.
—No podemos avisarle, no es nuestro problema -susurra Ashley.
—No va a funcionar -le responde Madison.

Ryan se tambalea mientras camina hacia su coche cuando de repente este estalla, las llamas brotan con fuerza y algunas incluso llegan a alcanzar a Ryan. Su ropa empieza arder mientras este grita y se tira contra el suelo, empieza retorcerse sin dejar de gritar.
—Mierda -susurra Madison.
—Pues al final, ha funcionado, ¡Boom! -sonríe Ashley plácidamente.
—¡Tenemos que irnos ya! -insiste Judith en susurros.
—Vámonos -asiente Madison.
Las tres jóvenes corren hacia el coche de Max, este arranca y desaparecen al doblar la esquina como si nunca hubieran estado en la fiesta.

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