Un Damon diabólico. Con esos rasgos demoníacos, dientes afilados y rostro cubierto de sangre, la miraban, mientras este sostenía el cuerpo de Samantha, la cual se encontraba bañada en sangre. Pese a sus esfuerzos por llegar a donde se encontraban la rubia y el pelinegro, era incapaz de lograrlo, una gran fuerza la arrastraba fuera del lugar, siendo incapaz de ayudar. De repente, el plano cambia, es ella la que está en el sitio de Samantha, su cuerpo está frío y pálido, los ojos desorbitados, cubierta de sangre, está muerta.
Despierta, con respiración agitada, en la seguridad de su casa, había sido solamente una pesadilla, una horrible y espantosa pesadilla, al parecer, sus dos más fuertes traumas se habían fusionado para crearle el peor de los sueños.
Sintió un pequeño movimiento en sus rodillas, Oona estaba despierta y alarmada. Ella sonríe y la tomó entre sus manos.
-Buenos días Oona- le dijo con un suspiro.
Dejo al pequeño animal en uno de sus tantos almohadones, para poder mirar la hora en su teléfono, eran las 5:57 AM, perfecta hora para empezar el día sin tener que toparse con ninguna persona.
Se puso en pie, y Oona voló a su hombro, hizo la cama y arregló un poco su escritorio. Entró a su vestidor y se puso un short deportivo con una camiseta blanca y verde en la parte de arriba y, a diferencia de todos los días, se colocó unas deportivas color crema. Acompañó todo esto con un ligero maquillaje y con el pelo recogido en un moño.
Bajó silenciosamente a la cocina a prepararse algo de desayunar, la noche anterior no había cenado y moría de hambre, unas tostadas con aguacate y huevos revueltos, acompañados de zumo verde, una delicia. A Oona le buscó unas pipas para que pudiera comer algo, gracias a todas las flores, sí tenían.
Cuando terminó subió hasta su habitación, serían las 6:30 AM, a buscar un par de cosas que creía necesarias. Seguramente mucha de las cosas que estaba cogiendo no servirían, pero por probar no perdía nada. Una pistola de 45 mm, con un par de balas, además de una especie de estaca de madera y una pequeña navaja. Lo único de lo cual tenía esperanza de que funcionara, era la estaca de madera, en todos los libros que había leído, exceptuando Crepúsculo, a los vampiros se los mataba con madera, lo otro era por si acaso. Aunque había visto a Damon en el sol, y no se quemó, como dicen los libros en los que se basa, pero era mejor algo que nada.
Ya serian las siete, y decidió pasar por el cementerio, para hablar con su padre, él normalmente la hacía entrar en razón, sobre todo después de que ella y su madre tuvieran un desencuentro. Salió de la casa, dejando a sus dos hermanos dormidos dentro. Oona iba con ella, bien colocada en su hombro, después pasarían por la tienda de animales.
Cuando aparcó el coche frente al cementerio, sintió un escalofrío, esos sitios no le gustaban. Pese a eso, se dirigió hasta la tumba de su padre, le contó todo lo sucedido, con pelos y señales, no se saltó nada, además de también presentarle a Oona, eso le sentó bien, apaciguó todas sus emociones revueltas. Estuvo con él unas largas dos horas, hasta que decidió irse, había quedado con el vampiro a las diez, y antes de eso tenía que pasar a por la comida de su pequeña amiga.
Cuando entro a la pequeña tienda, un amable joven le atendió, le enseño donde estaba la comida, el bebedero que necesitaba, además de unos cuantos jugetitos y premios para su amiga, Oona estaba feliz, su cartera, no tanto.
Cuando llegó al Grill, a las diez en punto, Damon aún no había llegado, cosa que no le extraño en absoluto. Se pidió una dona con café mientras lo esperaba, necesitaba parecer impávida. Lo vio entrar por la puerta, acaparando la mirada de un grupo de jóvenes que se encontraba unas cuantas mesas más adelante de la que se encontraba ella. La miró y lanzo la sonrisa, esa que derrite a cualquier persona y te hace tener esos pensamientos tan impuros, pero ahora ese gesto le causaba ligero pavor.
-Buenos días, estrellita- le dijo una vez se acercó- espero que hayas dormido bien- le dio un beso en la mejilla.
-No seas hipócrita Damon, te lo pido por favor- le dijo ella mientras se apartaba de forma arisca pero controlada.
Él simplemente le sonrió.
-Bien, creo que tú ya has deducido que soy, ¿no es así?- le dijo directamente el pelinegro.
-Vampiro- contestó, mientras le daba un trago a su café.
-Exacto, supongo que quieres saberlo todo- ella soltó un sonido afirmativo.
-Bien, pues empecemos- dijo el hombre mientras ponía los codos sobre la mesa.
ESTÁS LEYENDO
Arma de Fuego- Klaus Mikaelson
FanfictionMaia Gilbert, la hermana mayor de Elena y Jeremy Gilbert. Militar, tiene que dejar el campo de batalla para poder hacerse cargo de sus dos hermanos pequeños después de la muerte de su tía. Al llegar se encuentra con un mundo sobrenatural, el cual pa...