Ninguno es el macho alfa

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-Damon Salvatore- dijo el pelinegro, con rostro poco simpático pero mirándolo con reconocimiento.

-Bueno, antes de que paséis de mataros con la mirada a hacerlo de verdad, voy a intervenir- dijo ella mientras se metía entre los dos hombres. Logrando captar la atención de ambos ojiazules- escuchadme bien, porque esta va a ser la primera y última vez que lo diga- señaló con el dedo a los dos hombres. Alaric observaba la situación, divertido, parado en la puerta de entrada de la mansión- ninguno de los dos es el macho alfa, ¿entendido?, no voy a aguantar niñerías de ninguno de los dos, no soy vuestra madre-.

Ambos hombres asintieron con la cabeza. No sabían por qué, pero ya no se caían bien, irónico, puesto que aún no habían mediado palabra. A Chris le había dado mala espina, y a Damon, era simplemente Damon, no confiaba en la gente nueva.

Ella fue hacia la puerta, pegándole un zape al Saltzman. Él la miro indignado, pero no dijo nada, se dirigió hasta donde se encontraba el rubio, pese a la mirada juzgona que recibía del vampiro.

-Alaric Saltzman, un gusto- dijo él mientras estrechaban sus manos- te pido perdón, es un hombre especial- dijo refiriéndose a Damon, el cual lo miró indignado.

-Christopher Clearwater, el gusto es mío- dijo él entre disimuladas carcajadas.

La morena suspiró aliviada, al menos dos de ellos se llevaban bien. Los cuatro entraron y se dirigieron al salón.

-Joder, esto es cuatro veces mi casa- exclamó el rubio, sorprendido- me adoptas, plis-.

La muchacha sabia lo que estaba intentando hacer y sonrío. Estaba claro que por ella haría lo que fuera, si para la chica ese hombre era importante, para él también, así de simple. Claramente, no tenía la intención de hacerse su amigo, pero al menos, tendría una relación cordial con el Salvatore, aparte, no se comportaría como un adolescente hueco.

-No te creas que es muy bueno- dijo el Salvatore intentando ser cordial, la verdad es que la morena le daba miedo cuando se enfadaba- por eso eligen mi casa para todas las fiestas y encuentros. Nadie limpia al final-.

La morena se carcajeó, complacida. Se escucharon el ruido de unos tacones, los cuales se dirigían al salón, la morena se preparó para lo que venía.

-¡La cumpleañera ya está aquí!- el grito de la rubia se había escuchado hasta en Mongolia, de eso no había duda alguna.

La adolescente corrió con velocidad hasta donde se encontraba su amiga y saltó sobre ella en un gran abrazo, quedando colgada como un mono.

-Gracias Caroline- dijo mientras enterraba su rostro en el pelo de la rubia, mientras la apretaba con fuerza.

-Con que ella es la famosa Caroline- dijo con gracia el francotirador, conociendo el gran secreto de su amiga.

La mujer lo miró con cara asesina, los tres hombres se encogieron en sus lugares, con miedo. Ella besó la frente de su "amiga", para después soltarla.

-¿Nova te ha hablado de mí?- dijo emocionada la adolescente.

-¿Umh?- contestó Chris, temeroso por la reacción de su amiga- Eh... sí, claro que sí, ohm... - los otros dos hombres lo miraban sin entender- eres una de sus mejores amigas, sí, eso- contesto audazmente.

-Oww- Caroline se giró hacia ella - te quiero- Damon escuchó los latidos acelerados de su amiga, entendiendo todo al instante. Alaric, a diferencia de él, seguía desconcentrado por las caras y señas de reproche que le hacía la morena al militar.

-Yo también te quiero rubia- dijo ella mientras besaba su frente -¿Está todo ya listo?-.

-¿Con quién crees estar hablando?- dijo la mujer, indignada - claro que sí-.

-¿Dónde están mis hermanos?- preguntó.

-En el supermercado, he querido comprar más cervezas, no quiero que falten- dijo la rubia mientras miraba su teléfono- dice Elena que ya vienen en camino-.

La veinteañera asintió, se sirvió un baso de bourbon y se sentó en el sillón, a esperar que la fiesta empezara.

La veinteañera asintió, se sirvió un baso de bourbon y se sentó en el sillón, a esperar que la fiesta empezara

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Arma de Fuego- Klaus MikaelsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora