Un adorno

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Eran las 8:30 de la mañana, estaba volviendo a casa, había salido a correr, no quería perder la forma física, la cual tantos años tarde en conseguir

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Eran las 8:30 de la mañana, estaba volviendo a casa, había salido a correr, no quería perder la forma física, la cual tantos años tarde en conseguir.

Entré a la cocina a por un poco de agua, para a continuación subir a mi habitación a buscar unas pesas y unas cuerdas para hacer ejercicio. Me fui al patio de la casa para continuar con mi rutina.

Una hora y media después, vi salir a Elena de casa.

-Buenos días- dijo la morena- vaya ganas, anoche volvimos a casa a las dos de la mañana, y tú levantándote a primera hora de la mañana, a hacer deporte- dijo haciendo una mueca rara.

-Que se puede decir- dije yo- soy genial-.

- No veas- dijo Elena irónica- Damon me ha dicho que vayamos a su casa-.

- Okay- le contesté- espera que me tengo que dar una ducha-.

-Claramente, no te vas a ir oliendo a cebolla, querida hermanita- río Elena.

-Ja Ja Ja- reí sarcástica- que graciosa eres, doña comedia- la miré mal-.

- Si como sea, ve a darte un baño, apestas- contestó.

- La hermana mayor soy yo, Lenita- le recordé.

Ella puso los ojos en blanco y yo le di una sonrisa sarcástica. Pero no me puse a discutir más con ella, o no terminaríamos nunca. Me dispuse a ir a mi habitación, en busca de ropa.

Elegí un vestido verde, sin mangas, dejando ver unos cuantos tatuajes. Entre ellos, dos de mis favoritos, una preciosa mariposa azul y negra, de tamaño medio, en mi bíceps derecho, y un barco de papel, pequeño, un poco más arriba de mi muñeca izquierda, ambos tapando cicatrices.

Me duche, perfume y maquille ligeramente, ya saben lo típico, corrector de ojeras, blush, mascará de pestañas y un delineado marrón. Y mis indispensables para cualquier outfit, unos tacones, estos eran marrones, con unas cintas de tela anudadas a mis tobillos.

-Diosa- me dije mirándome en uno de los espejos de mi habitación. Luego bajé encontrándome con mi hermana, la cual me esperaba en la puerta.

- Has tardado un lustro- dijo ella, mirándome con el entrecejo fruncido.

- Si si, no llores niña, vámonos ya- dije, dándole un pequeño empujón en la cabeza.

Ella gruñó, pero me hizo caso, cogió las llaves y nos subimos a su coche.

Después de unos minutos, estuvimos enfrente de una casa, que digo casa, esa mierda era una puta mansión.

- Mierda Lena-dije yo sorprendida- te has conseguido uno con dinero, así se hace nena- dije yo, limpiándome unas lágrimas falsas.

Ella se río - Soy inteligente y visionaria mujer- contesto riendo- eres mi hermana, ¿Qué esperabas?-.

- Te instruí bien- dije yo- no conozco a ese Estéfano, pero ya tienes mi bendición- dije yo, mientras bajamos del coche.

Elena soltó una carcajada, mientras me volvía a recordar que el nombre de su novio era Stefan. Para después, empezar a caminar hacia la puerta. Ni siquiera la tocó, entró como si fuera su casa, la cual cosa que me sorprendió. Le habrían dado las llaves, creí.

-Elena, Nova- escuché la voz de Damon, de lo que parecía ser el salón, el cual parecía ser más grande que toda mi casa junta, exageré en mi mente- vaya que habéis tardado-.

- Doña, tengo que estar perfecta, tardó mil años- dijo Lena, mientras me apuntaba.

- Y no lo niego- contesté- pero ahora, soy la perfección en este lugar- dije cuál diva.

- No lo niego- dijo Damon gracioso, cosa la cual respondí con una sonrisa.

- Si como sea- dijo Elena, esperen, denme un segundo, esos fueron celos, la mire desconcentrada. Definitivamente, eran celos, supuse yo sorprendida, pero que demonios pasaba, ella tenía novio, el Estéfano ese, ¿o me equivocó?.

- Tengo que hablar con Damon- me dijo ella, cortante- espera aquí-.

Yo simplemente asentí, ellos salieron de la sala, mientras yo me sentaba en el precioso sofá.

Tenía muchas cosas que procesar. Primero, su hermana la había traído aquí de adorno, Damon no la quería allí para nada, no en mal sentido, sino que tenía temas que hablar con su hermana, en los cuales ella no podía opinar. Segundo, a su hermana le gustaba, él hermanó de su novio, lo pensó bien, ¡A SU HERMANA LE GUSTABA EL HERMANO DE SU NOVIO!, ¡CON EL CUAL ELLA HABÍA ESTADO COQUETEANDO!, vaya mierda, ¿Se metía en el tema o no?, dejaría que ella se diera cuenta, sola, de lo que estaba haciendo, decidió.

No estaba dispuesta a meterse en un romance, y mucho menos, adolescente.

Lo que ella no sabía, es que ese romance, la iba a envolver hasta ahogarla, y esto, vendría con un par de sorpresas más.

Lo que ella no sabía, es que ese romance, la iba a envolver hasta ahogarla, y esto, vendría con un par de sorpresas más

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Arma de Fuego- Klaus MikaelsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora