Un volantazo

332 37 4
                                    

Mi hermana volvió con Alaric de esa excursión hace dos días, ¿O eran tres?. Sinceramente, no tengo ni idea, solo sé que estoy comprando en el bazar del pueblo unas cien trampas para ratones para la patética noche de bromas que hace mi hermana en su instituto.
-¿Sí?- dije yo, atendiendo mi teléfono.
- Pegamento, extra fuerte- me grito la rubia por el otro lado del teléfono.
-Bien- dije, dirigiéndome al pasillo donde se encontraba dicho mejunje- ¿Algo más preciosa?-.
-No, eso es todo-.
-Bien-.
-¿cómo está, Elena?- ¿Por qué sabría yo como está esa adolescente toca pelotas? Ahg, sí, porque es mi hermana.
-Ni idea- contesté- cada vez que le pregunto algo, se pone a la defensiva, yo ya paso de ella-.
- Dios, vuestra relación sí que está tensa- pensó en voz alta. Mientras tanto yo, estaba pagando todos esos artículos con la tarjeta que me había dado el colegio, ahora parece que tengo el patético oficio del que se encargaba mi, ahora difunta, madre.
-Sí- suspiré, dirigiéndome al precioso auto- mi hermana es una toca pelotas de primera-.
-Está así por lo de ...- le corté enseguida.
-Su precioso, irremplazable y abandónico novio- dije sarcásticamente- Estéfanio -
- Stefan- me corrigió. Por qué Stefan, es un nombre horrible, Estéfanio tiene mucho más flow.
-Lo mismo- abrí la puerta del coche, encontrándome con los cuatro hombres que había dejado dentro, se respiraba un aire hostil- te dejo, los niños tienen pinta de estar a punto de matarse- dije mirando al rubio y al pelinegro - Jeremy, disimula esa cara de querer morirte, gracias- le dije al chico que estaba sentado entre los dos individuos ya mencionados anteriormente.
-Alaric, cambio- pidió el adolescente.
-Ni de broma- contestó el mayor, de forma muy madura.
- Uy, creo que sí es necesario que te deje- dijo la mujer, supongo que había escuchado la conversación- buena suerte, te amo-.
-Yo también- dije con el corazón ligeramente acelerado.
Me senté bien en el coche, y tiré de forma brusca las bolsas hacia atrás.
- Idiota- dijeron los tres hombres de forma simultánea.
-Pero mira, si usáis las mismas expresiones - dije yo sarcástica- no os lleváis bien, porque tenéis la misma personalidad de mierda-.
Ric se carcajeó y yo arranqué el coche, dirigiéndome a la casa Salvatore.

- No me faltes el respeto de esa manera Gilbert- dijo el vampiro.
-Recuerda que soy tu superior- contestó de manera indignada el rubio.
- Y eso que tiene que ver- le atacó el pelinegro, empezando así una innecesaria discusión.
Ya llevaban unos diez minutos discutiendo sobre chorradas cuando me cansé.
-¡Silencio, ambos!- grité, mientras giraba la cabeza para mirarlos.
-¡Cuidado!- chilló Alaric. Cuando mire hacia la carretera, vi a un Dóberman sentado en medio de la vía automovilística, pegue un volantazo esquivando al perro, cosa que causó que me chocará contra un poste de luz. Mi cabeza dio contra el volante, dejándome aturdida por unos cuantos minutos.
Damon abrió mi puerta, me hablaba.
-Tá sé in am, tá sí ag éirí níos gaire- palabras irreconocibles salían de la boca del pelinegro.
-¿Qué?- contesté yo aún aturdida.
-¿Qué si te has roto algo?-.
-No, no- volví a pensar con claridad- aunque puedo tener algún traumatismo, me he dado con fuerza en la cabeza- dije, yo tocándome la minúscula herida que tenía en la frente.
-Ven, sal despacito- me dio la mano para salir, para luego agarrar mi cintura, por si me desmayaba.
-¿Peque, estás bien?- pregunté preocupada a mi hermano.
- Sí, el golpe no ha sido fuerte detrás- dijo él mientras se acercaba con rapidez, preocupado. Quito a Damon de mi lado, para colocarse él, me sentó en el cordón de la acera.
-No, hay que alegarse un poco más del coche, uno nunca sabe lo que puede pasar- mencioné.
Chris se encontraba alejado del auto, con Alaric, que si se había dado un buen golpe.
-¿Ric, estás bien?- pregunté, angustiada.
-Sí, algo mareado, pero bien-.
- Perdón, de verdad-.
- No es tu culpa-
- No, no lo es- dijo él militar- ¿Por qué mierda había un perro sentado en medio de la calle? ¿Por qué estaba tan tranquilo?-.
- No sé, no sé- dije yo, sentándome a un costado de Ric, apoyando mi cabeza en su hombro. Por qué sí, era militar, pero un mal golpe es un mal golpe.
Damon me miró de forma significativa.
- llamaré a una ambulancia- dijo Jeremy.
-Gracias cariño- le dije- me desmayo- avisé cuando empecé a ver negro.
Sentí las manos de alguno de los chicos agarrándome antes de caer al suelo.

Arma de Fuego- Klaus MikaelsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora