Capítulo 18

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Se mantuvo despierto las pocas horas que quedaban hasta el amanecer. Observó poco a poco como la manaña iba aclarando su habitación con la poca luz que se filtraba por las ventanas de la alcoba. El peliblanco mantenía su mirada en el techo, sin saber que hacer exactamente.

Volteó a ver a Shinichiro, quien dormía plácidamente dándole la espalda y abrazando la almohada. Por lo menos uno de los dos si logró dormir al menos un poco.

Se levantó con cuidado sin querer despertarlo, se cambió y tomó una cajilla de cigarrillos que tenía guardados. Abrió con cuidado la puertas del balcón y salió afuera.

Apenas eran las 6 de la mañana y lo único que podía hacer era fumar. Había dicho que lo dejaría completamente, seguía pensando que el olor era desagradable, pero le relajaba hacerlo.

Se quedó en silencio, sintiendo los cálidos y suaves rayos mañaneros sobre su piel, recordando los acontecimientos de la noche anterior. Se sentía adolorido y un poco incómodo, pero nada que no pudiera soportar. Llevó el cigarro hasta su boca, dando una calada.

—Buenos días—dijo una voz ronca detrás de él, se asustó un poco ya que no escuchó siquiera abrir la puerta.

—Buenos días.—contestó mirándolo, tenía el cabello revuelto, aunque sus rostro se veía despejado.

—¿Que haces aquí? —le preguntó.

Levantó su mano, dándole a entender lo que hacía.

—¿No es muy temprano?—dijo con cautela—De hecho, pensé que ya no lo hacías.

—¿Y tú? ¿Lo dejaste?—le preguntó.

—No.—sonrió un poco—¿Puedo acompañarte?

Wakasa asintió, pasándole el cigarrillo el cual llevó a su boca sin vacilar. Sintió una especie de calma al verlo, ahí junto a él, con esa expresión serena que lo caracterizaba.

—Realmente es una buena vista.

La ciudad tenía un toque naranja apenas, seguía siendo invierno y el sol salía muy pocas veces.

—Lo es.—le respondió, todavía con la vista puesta en él.

—Cigarros después del sexo ¿no es genial?—le dijo con cierta diversión.

Shinichiro había despertado cuando sintió a Wakasa levantarse, pero no tenía el valor para salir de la habitación. Quizás sonara ridículo, pero despertó con los pensamientos desorbitados y las sensaciones a flor de piel.

Y todo tipo de sensaciones agridulces fueron reemplazadas por simple calidez al ver como la comisura de los labios del peliblanco se alzaban en un ligera sonrisa, este apartó la mirada hacia al frente.

—Ya pasaron unas horas, en realidad.

Shinichiro hizo un gesto con su mano para quitarle importancia a ese detalle.

—Eso lo podemos resolver.

Wakasa simplemente rió, mientras negaba. Despejando cualquier incomodidad del ambiente, era extraña la manera en la que todo resulta tan natural.

—Eres increíble—dijo divertido.

—Oh gracias—abanicó su rostro con su mano—Me alegra saber que la pasaste bien.

Wakasa rodó los ojos mientras le daba un pequeño empujón con el hombro, le arrebató el cigarro de la mano para darle una calada.

—Despertaste de buen humor por lo que veo.

—Tengo unas cuantas razones para estarlo.

—¿Cuáles?—preguntó interesado.

—No te diré.—dijo con simpleza.—No ahora. Todavía es temprano ¿Quieres desayunar? Puedo prepararlo.

¿Rechazado? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora