Saltando por la calle iba un pequeño rubio, quejándose en voz alta sobre su tonto hermano mayor, que se negaba a comprar lo que deseaba.
El mayor solo lo ignoraba mientras caminaba con las manos en los bolsillos tranquilamente. A su lado, una pequeña rubia caminaba junto a él comiendo un helado, era la pequeña Emma.
Luego de un rato y harto de escuchar a su hermano menor quejarse, se detuvo frente a él y se agachó a su altura.
—No soy tu billetera, Mikey. Si quieres algo debes trabajar para conseguirlo—soltó un suspiro y se levantó, cansado.
El niño formó un puchero.
—¡Pero Shin!
—Pero nada, si quieres puedes ayudar en el taller y quizás te de algo de dinero ¿Que dices?—pensó que quizás si solía consentirlo mucho y que debía moderarse un poco.
—¡Pero no quiero trabajar!
—Entonces no tendrás ningún juguete ¡además ya tienes demasiados!
Retomó el camino, Emma se mantuvo en silencio sin darle demasiada atención a sus hermanos, solían comportarse como unos tontos la mayoría del tiempo.
A Shinichiro no le molestaba cuidar a sus hermanos, se divertía con ellos, pero lidiar con el temperamento de su consentido hermano menor era un completo dolor de cabeza.
Al llegar a su casa y preparar la comida, se encerró en su habitación para descansar. Dormiria un poco antes de la reunión que tenía con su pandilla.
(...)
Despertó una hora antes de la reunión, caminó con tranquilidad hasta el lugar acordado. Cuando por fin llegó, estaban todos sus amigos y subordinados, saludandolo con un gran respeto.
Shinichiro Sano se había convertido en leyenda luego de unir a dos grandes pandillas para crear a los "Black Dragons".
Esta vez, un conflicto surgió con otra pandilla, esta era más pequeña que la suya pero mucho más problemática. Con el fin de resolverlo, Shinichiro pidió reunirse con el líder contrario. Aún cuando éste no tenía ninguna intención de llegar a un acuerdo, sino buscaba un enfrentamiento con el líder de la gran pandilla.
—Ni te esfuerces, se nota que no quieren conversar—habló Benkei, cruzandose de brazos.
—Lo más rápido sería acabar con ellos de una vez, que fastidio tener que lidiar con tipos así— pronunció Wakasa con su típico tono de voz aburrido.
Cerró sus ojos con cansancio, tenía mucho sueño. Apoyó inconscientemente la cabeza sobre el hombro de Benkei.
—Oye, esto es serio.—el moreno movió su hombro repetidas veces.
Wakasa se quejó mientras se alejaba con cierto resentimiento, se acercó donde Shinichiro, apoyando su cabeza sobre su brazo. El pelinegro sólo le dio un vistazo, y regresó la mirada hacia sus otros amigos.
Suspiró al escuchar las opiniones, para ellos todo se solucionaba con unos cuantos golpes. Miró a su mejor amigo, que seguía sin decir nada.
—¿Tú que opinas, Takeomi?
—Lo que tú decidas esta bien para mi—su amigo se encogió de hombros.
—Bien, está decidido. Primero intentare hablar con su líder y si no funciona pues no tendremos más opción que enfrentarlos.
—Gracias por tomar en cuenta nuestra opción eh—Wakasa murmuró con cierta burla—Ojalá esto no termine como la última vez.
Sus amigos rieron, recordando aquel accidente. Sin embargo a Shinichiro no le hizo mucha gracia. Su mente viajó a ese desagradable suceso, esa vez también intentó hablar con el líder de una pequeña pandilla pero estos se reusaron y no hicieron más que moler a golpes al pobre de Shinichiro, el cual terminó con varias costillas rotas. Movió su cabeza, alejando aquella horrible sensación.
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¿Rechazado?
RomansaShinichiro empieza a sentir atracción por Wakasa, el chico que probablemente sea el más complicado que haya conocido, pero tiene miedo de ser rechazado tal como sucedió las 20 veces anteriores, así que no tiene más remedio que lograr que se enamore...