Capítulo 9

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La lluvia caía fuertemente afuera, el sonido de las gotas golpeando el suelo le resultaría relajante a Wakasa si no fuera por la situación en la que se encontraban. Estaban en la recepción de un hotel, por suerte no era el viejo motel de mala muerte que habían visto, se había negado a entrar a ese lugar. Ya había estado ahí y no pensaba volver jamás.
Estar bajo la lluvia era peligroso, así que Shinichiro tuvo que seguir hasta encontrar otro hotel cercano, el cual se veía costoso.

—Todo esto es tu culpa—dijo Wakasa—Te advertí que debíamos irnos.

—Pues tú tampoco parecias querer parar—devolvió Shinichiro.

—¿Pero quien tuvo la idea de ir al mirador solo para besarme? Tú, por tanto la culpa recae sobre ti.

—Eso es injusto—respondió Shinichiro frunciendo el ceño, aunque no se encontraba molesto.

Wakasa subió un poco la voz, por lo tanto la recepcionista los miró un poco sorprendida al escuchar esas palabras, no parecían ser pareja, más bien creía que en cualquier momento se lanzarían a golpes, o al menos eso sentía la mujer por parte de el peliblanco, quien sintió la mirada por parte de ella, la cual devolvió con cierta altaneria.

—¿Qué? ¿Se le perdió algo?—preguntó.

—¡Waka!—regaño el pelinegro entre dientes, para luego disculparse con la mujer.

Shinichiro tomó por los hombros al peliblanco.—Tranquilizate.

—No me digas que hacer.—siseó para luego alejarse de él.

Shinichiro soltó un sonoro suspiro. El mal humor del peliblanco empeoraba cada minuto. Parecía una serpiente enojada dispuesta a morder y hechar veneno a cualquiera que se le acercara.

—¿Sabes qué?—respondió Wakasa—Ya me cansé de esperar a que pase la jodida lluvia. Préstame todo el dinero que tengas te lo devolveré mañana, voy a pagar una habitación.

—No traje mucho dinero, no creo que alcance para pagar una noche aquí.

—Sólo damelo. Yo también tengo un poco, seguro que alcanza para una habitación.

Shinichiro miró con cansancio al peliblanco, sacó su dinero y se lo dió. Wakasa fue hasta la recepcionista a pedir una habitación, la mujer evitaba el contacto visual con el peliblanco, pero de un momento a otro las mejillas de ella se sonrojaron. Shinichiro se acercó, quien sabe que le habrá dicho el peliblanco para que se pusiera de esa manera.

—¿Entonces vamos a compartir habitación?—preguntó sin mala intención.

Wakasa lo miró fastidiado—Si, pero si no quieres puedes quedarte aquí y esperar que termine la lluvia y luego irte.

Shinichiro rodó los ojos, irritado ante el comportamiento tan hiriente del peliblanco. Lo tomó de las mejillas, para que lo mirara a los ojos.

—Ya basta ¿quieres? No es necesario que seas grosero.

Wakasa lo miró con el ceño fruncido, quitó sus manos de su cara y se volteó para tomar la llave y luego caminar hasta el elevador. Shinichiro le agradeció a la mujer, luego tomó su chaqueta húmeda y corrió hasta el elevador, antes de que las puertas se cerrarán.

Wakasa lo miró—Pensé que te quedarías aquí abajo.

—Pues no.

Wakasa no dijo nada, sólo seguía con su mirada al frente, esperando que se abrieran las puertas. Estaba consiente de su terrible humor, pero estar empapado no era algo que agradara, también la anterior llamada que rechazó empeoró su estado, aunque sabía que nadie de ahí tenía la culpa, tampoco tenía ganas de disculparse.

¿Rechazado? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora