Capítulo 25.

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Las preparaciones para escabullirse en aquella torre de magnates estaban casi listas. Dongmin organizaba los últimos detalles antes de infiltrarse en las instalaciones. Había logrado hospedarse estos últimos días en uno de los hoteles más lujosos del centro, gracias a la ayuda de Sanha, quien era sus ojos y guía durante todo el camino junto con Prime. Bin... él era su apoyo moral.

Las calles estaban repletas de tecnología avanzada; androides y robots de servicio ocupaban cada esquina, por lo que Dongmin debía ser cuidadoso. Sabía que detrás de todos estos robots había gente observando a través de sus ojos. Se mantenía encerrado en su habitación del hotel todo el tiempo, repasando el plan una y otra vez mientras se sentaba en el borde del gran ventanal circular que había en su habitación. La temperatura era perfecta, la suavidad de las telas le proporcionaba un sueño profundo, y la comida era de la mejor calidad. Nada comparado con lo que había comido anteriormente.

—Es una mierda estar aquí... —susurró, mirando el panorama que le ofrecía la vista mientras comía una barra de proteínas para saciar su hambre. La miró con molestia—. Incluso esto sabe mejor que todo lo que he probado.

Con una mirada llena de nostalgia y tristeza, comenzó a recordar el pasado, cuando apenas tenía para alimentarse viviendo en las calles junto a Sanha, engañando a la gente para obtener algo con lo que sustentarse. Mientras tanto, había personas que lo tenían todo desde el momento en que nacían. Era tan injusto, pero así funcionaba el mundo, desgraciadamente.

Otra cosa que aún lo tenía intrigado fue aquel ataque en el edificio de Bin, cuando un hombre se transformó prácticamente en una bestia. Era una transmutación incompleta donde su lobo interior se convertía en un monstruo, desagradable a la vista y con apariencia rabiosa, dispuesto a atacar todo lo que se movía.

No hace mucho sucedió algo similar en un hospital privado, donde testigos afirmaron haber visto a una criatura similar: mitad hombre y mitad lobo, con grandes y asquerosas protuberancias en su cuerpo derramando un líquido morado. Atacó a un paciente, quitándole la vida. La escena era una completa masacre, algo inhumano. Los forenses ocultaron la información de la víctima porque era un funcionario importante al parecer, así que no tenía muchos detalles.

Sacudió su cabeza, disipando aquellos pensamientos de su mente. Necesitaba descansar; mañana sería el gran día de la reunión y debía estar concentrado al máximo. Cualquier error podría costarle la vida o cadena perpetua en una prisión donde seguramente lo torturarían, más aún por ser un aberrante. No le costó mucho conciliar el sueño; apenas su cuerpo tocó la cama, cayó rendido.

A la mañana siguiente, el sonido de su teléfono vibrando sin parar lo despertó. Con el ceño fruncido, palpó la mesa a un lado de su cama con la intención de tomar el dispositivo, encendiéndolo y respondiendo la videollamada para luego volver a dejarlo en la mesa.

—¡Hola! —la voz de Sanha, tan animada tan temprano, lo molestó, haciéndolo gruñir—. Oh, veo que aún no te has despertado del todo, Minnie. ¿Tan cómoda está esa cama?

Extrañado ante sus palabras, abrió los ojos con lentitud. ¿Cómo se suponía que sabía eso? Al abrir los ojos por completo, se asustó al ver la cara de Sanha en aquella pantalla holográfica justo frente a su cara, pegado a la cámara como en aquella escena de Edna Moda recibiendo a Mr. Increíble en su casa.

—¡Carajo! —exclamó, cubriéndose con las sábanas por un momento. Se había olvidado por completo de desactivar la opción de holograma.

—¡Buenos días, Minnie! —oyó la voz de Bin, lo cual lo avergonzó aún más por alguna razón. No le gustaba que la gente lo viera recién despertado en las mañanas, era humillante—. Qué lindo...

Omega: The Subversion || Binwoo [ Omegaverse ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora