Era de noche, los mugiwaras estaban ya listos para irse a dormir. Como Sanji había prometido, dejaría de proteger tanto a Argent, así que le dejó hacer las guardia esa noche.
Hacía frío, estaban cerca de llegar a una isla invernal según la navegante, pero Argent no creyó que haría tanto. Se puso una cobija encima como una capa y así anduvo vigilando que no hubiera peligros, solo... O al menos eso creía, Sanji lo estaba viendo desde lejos, no podía dejar a su hijito solo, y aunque el trato era que lo dejaría sin importar qué, estaba ahí, oculto entre los árboles frutales viendo que su hijo estuviera a salvo, espiándolo.
-Lo que haces no está bien.
-Zoro... - Sanji respiró al saber que aquella voz era la de su marido. - Ya se marimo mierdoso, cállate, no es de tu incumbencia.
-Hombre, ni por ser tu esposo dejas de insultarme. - Zoro atrapó al rubio en uno de sus brazos. - Ven conmigo, divirtámonos antes de llegar a la isla.
-Musgo pervertido. - Sanji acarició la mejilla de su pareja y luego le dio una patada para que lo liberara. - Estoy en medio de una misión, deja de joder y vete a dormir.
Para entonces, Sanji y Zoro ya tenían 40 años, pero su relación seguía siendo como cuando tenían la mitad de esa edad: Se insultaban, se peleaban, se consentían, se besaban, se abrazaban, cogían, se amaban, nada ni nadie, nunca pudo hacerlos separarse.
-Idiota. - Zoro sobó el golpe. - Argent se enojará si te descubre, debes parar, entiende que sobreprotegerlo no le hace bien. Detente. - Zoro tomó las manos de su pareja.
Sanji suspiró y acomodó un mechón de su ahora largo cabello tras su oreja, miró atrás, ahí estaba Argent con su cobija viendo que no hubiera peligros cerca, y luego miró al frente, donde estaba su marido.
-Bueno, vamos... Es que... Es mi bebito. - Dijo mordiendo su labio.
-Ya se, igual es mi pollito, y estoy igual de aterrado que tú, además, temo lo que viene... Argent dejaba el Sunny en la visión, y cuando discutía con el pelinegro se veía justo como se ve ahora, me aterra pensar en quien podría ser ese hombre.
-Describelo de nuevo. - Ordenó.
-Cabello negro, sonriente... Su ropa cambiaba varias veces en la visión pero estoy seguro de que era el mismo, siempre el mismo corte de cabello. - Sanji asintió. - Algo bronceado, más que Argent menos que Usopp... Mmh, no recuerdo si tenía barba o no, pero de algo estoy seguro, tenía el sombrero de paja de Luffy.
-¿Y si el hombre es Luffy? - Preguntó el rubio sacando un cigarro para ponerlo en sus labios. - ¿Qué tal si el hombre de la visión es nuestro capitán? ¿Lo pensaste alguna vez?
-Luffy tiene 38 años, el muchacho de la visión era más joven, no es Luffy.
-¿Su hijo?
-Luffy no tiene hijos.
-¿Entonces quien? ¿Quién tiene el sombrero de Luffy? ¿O es una copia? ¿Qué tal si es una copia?
-Una copia podría ser... Podría ser que no era realmente el sombrero de Luffy, además de que el sombrero de ese hombre no está rasgado de arriba como el del capitán... Mmh, quizás es uno diferente, no se... Ya no se que pensar cejillas.
-Yo menos amor. - Sanji dio un beso a su pareja y jugo con los dos pendientes de Zoro. - Deberíamos dejar de pensar en ello y dejar que las cosas sigan su curso.
-Mira quien lo dice, el que no deja al mocoso hacer guardia solo.
Sonrieron.
* * *
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Criando a un Pirata (ZoSan)
أدب الهواة¡Ha ocurrido un milagro! Cada determinado tiempo, cuando dos hombres se aman realmente nace un bebé, es quizás biologicamente imposible, pero el gran ruta marítima no hay límites. Uno quiere volverlo fuerte. El otro no quiere que salga herido. ¿Podr...