—Por favor, saquen la tarea que se dejó la semana pasada. Pasaré a recoger las hojas. — escucho la voz de la profesora y parpadeo, confundida.
¿Seguía en el Blake? Claro que sí, no pude haberme ido. Bajo la mirada y veo mis uñas de colores. Mis pulseras. Mi corazón da un vuelco y no puedo evitar mirar a mi costado y ver a Nina sacando la tarea.
—Nina —la abrazo, ella se sorprende pero corresponde.
—Lu ¿todo bien? Has estado distraída desde que llegaste.
—Yo-
—Valente, ¿la tarea?
¿Me llamó Valente? Entonces... ¿Entonces si estoy en mi realidad?
—Aquí. —saco la hoja del cuaderno y se la entrego. Wow, si la tenía hecha.
—Bien. Gracias chicas. —recibe la hoja de Nina y se aleja a recoger al resto.
—¿Y bien?
—Nina, no me vas a creer. Es la tercera vez que me pasa.
—¿Pasarte qué, exactamente? —pregunta.
Ella me mira atenta, y comienza a sorprenderse a medida que cuento cada detalle de esta realidad. Ríe.
—¿Estás segura que no es tan solo un sueño?
—Es demasiado para un sueño. —la miro seria, ella me mira preocupada.
—Entonces Ámbar es tu hermana, Lili tu mamá, y te llamas Sol, ¿cierto?
Asiento. Coloco las manos en la cara, suspiro frustrada. —Por ratos vuelvo a mi mundo. Este mundo. Pero te juro que es una pesadilla. Lo último que recuerdo es que Jim y Yam eran super creídas, y tú parecías una modelo. Me reclamabas de por qué no me había maquillado y.. y mi novio era Michel.
—Wow, para ahí. —ríe. Le miro mal. —¿Yo reclamando por maquillaje? ¿Las chicas creidas? ¿Entonces Delfi y Jazmín eran como nosotras?
—¡Si!
—Valente, Simonetti, ¿algo que quieran compartir con la clase? —volteamos al oír a la profesora. Nos quedamos calladas. —Eso creí. Por favor pongan atención, no falta mucho para que sea recreo.
Asiento y vuelvo la mirada al cuaderno, me siento confundida. Nina me toma de la mano y me sonríe en forma de apoyo. Necesito encontrar a Mateo.
—Chicas, ¿que chismean? —Me sobresalto al ver a Jim voltear desde las carpetas frente a nosotras.
—Eso. —voltea Yam.
—Luna y sus sueños. —responde Nina, sonriendo.
—Nos cuentas después, ¿vale?
Yo asiento ante el último comentario de Jim y ellas voltean a mirar a la profesora. Lo que queda de la clase pasa con mucha rapidez, y en menos de lo que esperamos estamos saliendo del aula.
—¿Cómo está mi chica delivery favorita? —escucho tras mío y alegre, volteo. No puedo evitar sonreír al ver a cierto italiano frente a mi.
Lo abrazo con fuerza, corresponde. Si era él. Era real, estaba junto a mi. Era el Mateo Chico Fresa que me crucé en México hace tanto tiempo, el mismo con su sonrisa tanto encantadora como ligeramente engreído y el mismo rey del Jam & Roller.
—¿Todo bien? —escucho pasos alejándose, seguro eran mis amigas. No puedo apartar la mirada de él.
—Te extrañé, Chico Fresa. —digo cuando me separo.
Me despeina, divertido. —Nos vimos ayer pequeña.
—Igual, tú sabes. —sonrío tímida, él pasa su brazo por mis hombros.
—¿Qué tal la clase?
—Aburrida.
—¿Paso a recogerte para ir al Roller, cierto? —yo asiento, eso significaba que iba a quedarme más tiempo.
—Dalo por hecho.
—¿Irás con las chicas a almorzar? Yo-
—Lunita, ¿podrías prestarme a tu novio? Tenemos que ir a clase. —río al escuchar a Gastón acercarse a Mat.
—Pero claro que sí, estimado señor novio de mi mejor amiga. —contesto divertida.
Mateo besa mi frente y se va, yo lo miro hasta que se desaparece por las escaleras y corro al patio a encontrarme con mis amigas. Las veo riendo, cuando me siento al costado de Nina ellas me miran.
—¿En serio soñaste todo eso de nosotras? —pregunta Yam, riendo.
—Mira, es que si nos veo como creídas, ostia. —responde Jim.
—Es que.. ay, no sé. —respondo frustrada.
—Calma amiga, —me acuesto en el hombro de Nina. —Apuesto que cuando nos sueñes de nuevo iremos a una fiesta, y todas estaremos tal y como estamos ahora. Seguro ni nos darán permiso y haremos una fiesta de pijamas en tu casa.
—Francamente espero eso. —respondo. Me agrada la idea de una pijamada.
—¿No vieron a Michel, cierto? —pregunta Yam. La miro al oír ese nombre. —se supone que tenía que traer nuestro trabajo de Literatura y no me ha leído en todo el día.
—A lo mejor llega en un rato, aún puede. Sino, ya jalaste.
—¡Es que si no aparece, lo mato, Jim! Es mi única oportunidad de aprobar el curso.
Entre escuchar a mis amigas discutir, siento hambre.
Lo sé, no puedo mantener la mente pensando en una sola cosa.
Saco dinero de mi mochila y me dirijo a la pequeña cafetería. Miro mi celular y no puedo evitar sonreír al ver mis fotos. Las fotos del celular de Sol parecen muy fingidas. Dudo que tenga amigas sinceras.
Choco contra alguien y siento mi blusa mojada. Levanto la mirada y veo a Michel con un vaso de jugo medio vacio —claro que la otra mitad está sobre mi— y una mirada preocupada.
—Perdón Luna, perdón.
Suspiro. —No te preocupes.
Va a traer algunas servilletas y me las entrega, agradezco en voz baja y comienzo a secar un poco el líquido. Jugo de fresa tenía que ser. Mi blusa era más rosada que blanca en este punto, definitivamente.
—Perdón de nuevo.
—Michel, tranquilo. Por cierto, Yam te busca.
—I-iré. Gracias, Luna. —sonríe avergonzado y se va.
Yo maldigo internamente y suspiro, mi hambre se fue. Vuelvo hacia donde mis amigas, Michel se aleja y ellas me miran sorprendidas.
—Con razón el jugo de Michel estaba a la mitad. —comenta Jim.
—Gracias. —Nina me pasa la chompa. —¿En serio tenía que pasarme esto? Estaba tan bien en este mundo.
—Tranquila, es tan solo un accidente. ¿Vamos a clase? —dice mi mejor amiga mirando su celular. —Está por sonar el timbre.
Asentimos las tres. Nos levantamos, tomamos las mochilas y nos dirigimos al salón. En cierto punto las pierdo de vista, ellas avanzan sin mi y entre la gran cantidad de estudiantes —que francamente salieron de la nada— y me quedo atrapada entre ellos, gritando el nombre de las chicas y nada.
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Donde alguna vez hubo fuego -Luna Valente
FanfictionUna verdad nunca contada, y un sueño del cual no tengo la llave para escapar "Relámpagos, memoria un fuego que me separó quieren que yo pueda encontrar mi verdad.."