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—¡Sol!

—Ámbar, está despertando.

Muchos gritos. Mi cabeza da vueltas y al oír las voces las escucho un poco distorsionadas. ¿Qué había pasado?

Ah, si. Cierto. Estaba en el Blake primero como Sol, luego volví a ser yo.. y por juzgar el primer llamado, debía estar como la hermana de Ámbar. Cansa sentirme confundida y no saber ni dónde ni cómo soy.

No abro los ojos, siento una punzada desagradable en la cabeza y una ligera corriente de aire frío por algún extremo de la habitación.

Intento abrir los ojos, siento que todo el cuerpo me pesa y que al mismo tiempo soy muy ligera. Esto ya de por sí es raro. Visualizo a Michel, Nina y Ámbar sentados alrededor mío. Intento apoyar las manos para acomodarme, pero Michel es más rápido y me ayuda a quedar sentada.

—Peque, ¿cómo estás?

—Mareada. —murmuro.

Nina me mira sin decir nada, y los otros dos tienen una mirada preocupada.

—¿Todo bien?

—Sol, me asusté mucho al verte en el suelo —Ámbar me miró con preocupación.

—Yo.... perdón. —murmuro.

Mirando a mi alrededor caigo en cuenta que estoy en la enfermería del Blake. Pero, si estaba con las chicas y luego volví. Había despertado aquí..

Mateo.

—¿Y Mateo? —pregunto, los tres me miran sorprendidos.

—Fuera, amiga. No es nada de lo que tengas que preocuparte. —algo en la voz de Nina no me deja tranquila.

—¿Preocuparme?

—Le di su merecido, tan solo olvídate de lo que pasó. —dice Michel sonriendo, y besa mi frente.

Noto la incomodidad de Ámbar al estar entre dos personas que definitivamente no son sus cercanos. Suena su celular y corre a contestar. Nina me mira, y no puedo descifrar si su mirada es de preocupación o de miedo, o de sorpresa. Mi amiga sigue siendo un enigma.

—Yo- yo me voy. Avisaré que despertaste a las chicas, Sol. te veo después. —antes de que pueda decir algo, la supermodelo se va.

Me siento pequeña al lado de Michel. No es que sea distinto al costado de Mateo, pero no me da seguridad. Él suspira, sonríe intentando disimular su miedo y acaricia mi pelo.

—Pequeña, ¿podemos hablar?

—¿De qué quieres hablar? —pregunto intentando mantenerme tranquila.

No puedo más con el dolor en la cabeza y con la angustia en el pecho al respecto de lo que mi supuesto "novio" hizo con mi real "novio".

—Sol.. tú.. —parece... ¿incómodo?

—¿Qué le hiciste a Mateo? —suelto. Él me mira, niega.

—Nada de lo que te importe, amor.

—Claro que me importa, Mateo. —respondo con rapidez, mierda.

—¿Mateo? Creo que te pegaste fuerte.. soy Michel. Esto te está afectando más de lo que pensé.

—¿Esto? ¿De qué diablos hablas, Michel? —me estoy alterando.

—Sol, cálmate, ¿si? Sé que no entiendes lo que te está pasando.

Alto. ¿Me está pasando algo?

¿Acaso él sabe acerca de esto? Es.. bueno, es raro que lo diga, pero una gran parte de mi se alegra. Seguro él también anda fluctuando entre ambos mundos, seguro él me busca.. o busca a alguien más.

No importa.

—Michel ¿sabes lo que me está pasando?

Él suspira. —Algo así. No sé cómo abordarlo.. no soy tu hermana ni nadie, pero.. no sé si quieres hablar de esto con alguien, y te sirva hacerlo conmigo.

—Estoy cansada de ir y venir entre los mundos, dime que también te pasa. Ellos no son mis padres, Ámbar no es mi hermana, ¿recuerdas como era Mateo? ¿Jim y Yam? A veces despierto como Sol y luego como Luna y me estoy volviendo loca... Sharon es buena y yo-

—Espera, amor. ¿De qué hablas? –su mirada tranquila cambia a una confundida.

—De que no soy Sol, que me llamo Luna, de este cambio loco de mundos y-

—Sol.. eso.. eso no es. Me estás preocupando. —coloca su mano en mi frente, yo la aparto.

—¿Entonces de qué querías hablar?

—Creo... creo que de hecho, sé algo tuyo.. pero algo bastante delicado.

Donde alguna vez hubo fuego -Luna ValenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora