16

61 5 1
                                    

Siento algo sobre mi, algo caliente y suave. Me remuevo y logro reconocer que estoy en la cama. ¿En mi cama? Abro los ojos suavemente y me alarmo cuando no reconozco las paredes. Estas son celestes y azules, cortinas turquesas al costado de las grandes ventanas.

¿Sigo en la mansión? Creo.. creo que si, el cuarto me resulta familiar. Extrañamente familiar.

Me intento sentar y veo que traigo uno de mis pijamas largos. Pero.. ¿y la fiesta? Yo no estaba cambiada así.

Volteo al oír una puerta abrirse y entra Bernie. Entonces este es el dormitorio de mamá y papá.

—Sol, cariño... ¿cómo te sientes? —se sienta a mi costado y me apoyo en su hombro, acaricia mi pelo.

—Confundida... pero, ¿y Ámbar? ¿Qué hago aquí y no en mi cuarto?

Él suspira.

—¿Todo bien pa?

—Estábamos preocupados por ti.

—Yo...

—¿Recuerdas que volviste de la fiesta?

Siento un nudo en la garganta cuando él menciona eso. Niego.

—Lo último que tengo en mente es cuando estaba con Gastón y Mateo, Michel y los demás en el Roller. Simón los echó de ahí y nada más. —lo miro.

—Mateo y Gastón te trajeron a casa, pequeña. Mamá y yo nos habíamos ido a Mar de Plata, nos habían invitado a una conferencia de dos días. Sharon iba a esperarlas acá y quedarse con ustedes hasta que volviéramos, pero nos llamó preocupada cuando llegaste tú con Mateo y Gastón casi inconsciente. Ámbar llegó como una hora después según nos dijo tu tía, y nosotros llamamos a nuestro transporte para que nos traiga de vuelta de inmediato.

Bajo la mirada. —Disculpa si les hice perder algo importante.

—No hija, no tienes porque disculparte. Tú y Ámbar siempre van a ser nuestra prioridad. —levanto la mirada y besa mi frente.

Se levanta y me alcanza un vaso con agua que estaba sobre uno de los veladores y tomo un poco, intentando organizar mis ideas. Si dijo que Ámbar regresó más tarde, ¿Por qué Sharon no la cubrió? ¿Lili también estaba en casa? Era ella la que usualmente iba detrás mío.

Espera. Lili no estaba aquí. Ni Ámbar.

Papá se acerca a abrir un poco las ventanas y logro distinguir lo que parece ser una conversación o gritos. Entre ambas opciones, cualquiera es posible... ¿Esa voz era de Lili?

Miro hacia la puerta, se escuchan cerca. Tal vez en el cuarto de Ámbar. Dios, esto no va a terminar bien.

—¿Todo bien, hija? —asiento, le entrego el vaso vacío y sigo mirando a la puerta.

—¿Esa voz es de mamá? —pregunto señalando fuera. Él ignora mi pregunta y mira su celular. —¿Pa?

La puerta se abre y es Sharon la que entra, sonríe aliviada al verme.

—Hola, Sol, gracias al cielo que despertaste.

—Hola tía, gracias por haberte quedado conmigo. —sonrío sincera. Se acerca y me abraza, correspondo. Esta Sharon es distinta a la que conozco, y a este punto no me da miedo.

—No hay de qué, cariño. —mira a Bernie. —Es mejor que bajes tú ahora.

Él asiente y los miro, confundida. Bernie sale, Sharon le sigue con la mirada.

—¿Es mamá la que está hablando o gritando abajo? —Sharon suspira y asiente. —Tía, ¿qué pasó? —me arrodillo en la cama.

Se sienta a mi costado.

Donde alguna vez hubo fuego -Luna ValenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora