IV

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***

Ya casi un mes de que la anciana se quedaba con Rin, se veía de mejor salud y le contaba sobre todo lo que hizo en eras que apenas vio en el colegio, aunque a veces era huraña y aun así Rin la atendía como si fuera su abuela mas querida.

Una mañana llego un hombre alto al taller, su cabello plateado atado en una coleta, su hermosura y las marcas en la cara le revelaban que era un demonio.

-buenos días señorita-le sonrió-es usted la encargada?

-si mi señor-le hace una reverencia-en qué puedo servirle?

-hace días que estoy en búsqueda de mi madre y su rastro me trajo hasta aquí.

-usted es hijo de la gran abuela?-dice asombrada.

-abuela?-él se rie-otra vez usa esa apariencia? Podría decirle que Toga está aquí?

-por supuesto!-se va corriendo.

-que niña tan dulce-murmura y ve el lugar-que pretendes madre?-luego de unos minutos Rin volvió con la anciana del brazo-madre.

-Toga.

-pobre chiquilla tener que atenderte así-dice reprobando su actuar, la anciana ríe y se transforma en una mujer hermosa que no aparentaba tener ni 50 años.

-solo probaba su corazón ¿acaso estas molesta Rin?

-Por qué lo estaría? Gran abuela, debo admitir que es muy hermosa, pero antes también lo era-la mujer le sonríe dulcemente.

-que niña tan linda, nunca en toda mi vida conocí a alguien como tú.

-madre debemos irnos.

-un segundo Toga, Rin, de ahora en adelante considérate mi nieta, no solo una amistad.

-madre...

-tus hijos no me han tratado ni cerca de como lo ha hecho ella-le regaña.

-por favor, no peleen.

-no estamos peleando-le sonríe-le hablaré a todos de ti así que prepárate a tener muchos clientes y una vez al mes vendré a verte.

-le tendrye listos trajes de la tela que le gusta-los ojos se le llenaron de lágrimas, no le gustaban las despedidas-la extrañaré.

-Volveré-acaricia su cabello con lastima, esa dulce joven había perdido toda su familia y la había tratado como su pariente.

Eres lo que necesitabaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora