Un paso más.

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Bien, finalmente podía tachar un pendiente de mi lista imaginaria de pendientes.
Había conseguido trabajo, tal vez no fue en el centro comercial, pero sí en una calle cercana que era muy recurrida, de hecho, tuve suerte, porque me había dado por vencido después de estar buscando un lugar que fuera de mi agrado de entre algunas pocas opciones, claro que no podía agradarme al 100 y lo sabía, no debía ser exigente, pero quería escoger uno donde no me pagaran el salario mínimo o menos.
El punto es que caminaba a la estación del metro y me topé con aquel café restaurante al que solo había visto una vez pero jamás había entrado, y era un lugar bastante lindo que tenía un cartel neón que decía que se buscaba empleado.
La paga que ofrecían no era mala y el horario tampoco, además el ambiente me había agradado.
Me dijeron que podía empezar en dos días, lo cual me hacía feliz, podría contarle mañana a Jisung todo lo que me hace falta decirle, que es demasiado.
Hoy no, hoy Jeno vendría de visita.

Y era por eso que estaba ordenando un poco mi habitación, además, estaba pensando en qué cocinar en la noche, no podía hacer lo mismo que hice hace unas horas cuando llegué de mi búsqueda de trabajo.
Aunque sabía que para Jeno, un simple ramen bastaría.

Aproveché también para aspirar toda la casa ya que le hacía falta y no quería dejar de adorno esa carísima aspiradora que me ayudó a comprar mi hermano en cuanto me mudé aquí.
Mierda, extraño a Dongyoung, era el mejor hermano que podía desear, ahora que no está es que siento demasiado su ausencia.
Sé que me hacen falta sus consejos, sus regaños que tanto odiaba, sus abrazos, aquellas charlas de madrugada que teníamos, su risa sarcástica, su mirada juzgandome por cualquier cosita, pero sobre todo, su mirada demostrándome cariño, y sus hermosa voz diciendo que todo estaría bien y que estaba orgulloso de mí.
Recuerdo la felicidad que sentí cuando supe que tendría a Jisung, sé que yo era muy joven, no es como que Jisung sea 10 años menor, pero aún así lo recuerdo, estaba feliz porque según yo, tendría con quién jugar, y fue así en un principio, pero luego mi hermano se mudó a otra ciudad y el tiempo comenzó a pasar, cuando venía Jisung la pasaba bien con él, pero no era tan frecuente así que se veía bastante lejano ese recuerdo. A veces solo venía mi hermano a visitarnos y teníamos momentos lindos, y así estaba bien, al menos estaba vivo.
Después pasó lo de nuestros padres y yo no sabía qué haría al respecto, sentía que todo se estaba despedazando.

El timbre de mi casa sonó, interrumpiendo mis pensamientos, debía ser Jeno.
Abrí la puerta y al abrirla efectivamente estaba un Jeno sonriente ahí parado.

-Te traje chocolate y otros dulces para festejar que hayas encontrado trabajo -levantó 2 barras que traía en su mano derecha.

-Gracias Jeno -agradecí dedicándole una pequeña sonrisa, aunque él supo que algo andaba mal inmediatamente, claro.

-Bueno, creo que no hay tan buen humor -lo dejé pasar y cerré detrás de él mientras se quitaba los zapatos.

-Lo siento, me atrapaste mientras pensaba en mi hermano -admití.

-¿Quieres hablar de ello? -ladeó su cabeza un poco, gesto que me hizo recordar a un perrito. Jeno se asemejaba mucho a uno.

-Primero vamos a mi habitación, me da miedo que Jisung llegue y escuche, aún no le cuento bastante cosas -ambos caminamos hacia ahí, después de todo ya se sabía el camino también. Lo dejé pasar, por suerte había ordenado y limpiado un poco así que olía a un fresco limpiador de pisos de lavanda; una vez ambos estuvimos sentados en mi cama, uno frente al otro, me invitó a hablar.

-Soy todo oídos Nana, no te contengas, tengo todo el tiempo del mundo -me sonrió de una forma reconfortante.
Yo respiré profundamente antes de comenzar.

-Como te digo, estaba pensando en mi hermano, lo extraño demasiado, y llegué a la conclusión de que todo lo que ha pasado en estos meses no me ha dejado extrañarlo y sufrir su pérdida como es debido, o al menos no como lo necesito. Era una persona tan maravillosa, ¿Sabes?, le caerías bien y él te caería bien -aseguré, soltando una risita de solo imaginarlo, aunque a veces era muy sobreprotector.- Siempre que me sentía mal estaba ahí para mi, aunque sea por llamadas trataba de hacer un tiempo solo para mí. Siempre que podía venía a visitarnos y teníamos charlas largas y serias sobre la vida, siempre de madrugada. Daba los mejores consejos y me quería de una forma tan linda -no pude evitar que mis ojos se cristalizaran un poco, pero tampoco lo quería evitar.

Brooding.- NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora