Experiencias.

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Habíamos dejado a todos nuestros amigos en su casa, nos había tomado más o menos 1 hora así que llegamos a mi casa como a las 3:20 a.m.
Para mí, la hora estaba bien, pensé que duraríamos más en el club, pero no me quejo, después de todo era mi día libre.

Llegamos a mi departamento, ya más sobrios que antes.
Pero, en cuanto entramos, él tiró mis llaves a cualquier parte de la habitación, cerró la puerta detrás de mí y enseguida me aprisionó contra ella, con fuerza, sacándome una buena risa pero también admitía que eso había sido una acción bastante caliente.

-Jeno, ¿En serio?

-No puedes culparme, no fui yo quien se frotó en ti al ritmo de una canción -relamió sus labios y los pegó a mi cuello, sin esperar nada más ni perder tiempo, dejando varios besos húmedos que me hicieron estremecer.

-Si lo dices así suena vergonzoso.

-Porque así fue -soltó una pequeña risa ronca que chocó contra mi piel.

-El alcohol hace que me desconozca.

-Pero ahora estás sobrio y yo también, puedes hacerte responsable -sentí sus dientes morderme un poco, haciendo que involuntariamente soltara un gemido.
Eso se había sentido fenomenal.

-Pues, al menos tenemos la casa sola. Jisung se quedaría a dormir con Chenle -expliqué.

-Lo sé, por ello estoy aprovechando -agarró mis muslos, empujando hacia arriba para enrrollar mis piernas en su cintura una vez más, pegandose lo más que podía contra mí, dejándome sentir una vez más lo que había en su entrepierna.

-¿A-ahora sí puedo gemir? -le pregunté cerrando los ojos, disfrutando todo lo que estaba comenzando.

-Te haré gemir.

Comenzó a caminar hasta mi habitación, aún conmigo encima mientras yo aprovechaba para juntar nuestros labios otra vez.
No sé cómo lo logramos sin caernos pero llegamos, y una vez cerró la puerta detrás de ambos, mi espalda en pocos segundos terminó en el colchón, pero nuestros labios jamás se separaron, al contrario, la intensidad aumentó tanto que de vez en cuando nuestros dientes chocaban.
Sus manos no dejaban de acariciar mis piernas, cintura, y trasero, yo con esas simples caricias ya me sentía en el cielo.

Mi chaqueta y playera desaparecieron en un parpadeo, y no estaba en contra porque comenzaban a estorbar, pero tenía algo que decir primero.

-Oye, oye, espera... -separé mis labios de los suyos por un momento.- No tengo, uh, ya sabes, condones.

-Yo sí -llevó una de sus manos a su bolsa trasera del pantalón, sacando su cartera. Se levantó un poco para abrirla y sacar ese familiar sobre metálico.

-¿Siempre llevas uno con cada una de tus conquistas? -levanté una ceja de forma acusatoria.

-Hace mucho tiempo que no tengo conquistas -se rió, juntando nuestras frentes.- De todos modos, no, mi mamá me los dió cuando le dije que saldría contigo.

-Eso es más vergonzoso -me reí también.

-Ella es así, pero creo que ahora fue muy oportuna -dejó su cartera y celular en la mesita de noche que había a un lado de mi cama y sin esperar más, también quitó su camisa no sin antes dedicarme una pequeña sonrisa coqueta.

-Oh wow -abrí los ojos, fascinado, sacándole una risa por mi reacción.- Sabía que ejercitabas pero me siento honrado de ver esto en primer plano -no me contuve y comencé a pasar las yemas de mis dedos sobre cada marca, cada músculo.
La luz de la luna era lo único que lo iluminaba.

-No-no hagas eso -suspiró. Eso me dio a conocer que esas caricias provocaban mucho en él, así que me animé a ser más atrevido y hacer que mis caricias aumentaran y bajaran más, específicamente hacia su entrepierna la cual había sentido sobre mi trasero en la terraza del club y hace unos minutos, mientras mis ojos se mantenían fijamente en los suyos, de forma traviesa y lacsiva. Ya estaba bastante animado.- Jaemin, jamás había visto y jamás pensaría ver esa mirada en ti.

Brooding.- NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora