Capítulo 7

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Con el pasar de los días había resuelto todo lo que necesitaba, fui al orfanato como deseaba y les lleve todo lo que puede comprar para ellos, también les llevé algunos dulces a escondidas para que compartieran, y avisé que no iría por algunas semanas porque tendría mucho trabajo.

Hoy no tenía que ir a la cafetería, así que salí de mi casa faltando una hora para las 1 de la tarde.

Antes de salir me arreglé el pelo y me maquillé, a pesar de que iba a tener turnos dobles debía verme bien para que no se me llamara a la atención por mi aspecto.

Llegué y almorcé con Jenny como de costumbre, y luego fui a mi lugar de trabajo.

Luego de algunos minutos luego de iniciado mi turno el dueño del hotel entró acompañado del molesto supervisor.

-Marie, que bueno verte- dijo el amable señor.

-Lo mismo digo señor, ¿como le fue en su viaje?- dije en respuesta.

-Muy bien, pero niña, ¿no crees que es mucho trabajo el doblar turnos?, ya de por si el tuyo es muy largo, el señor Lee me dijo que querías doblarlo por las vacaciones de de la señorita Suni me negué en primera instancia, se que necesitas el dinero, pero yo podría ayudar.- dijo el señor y me quedé atónita en ese momento el imbecil me había dicho prácticamente que era obligatorio y al jefe le dijo que yo lo pedí, ¡es un maldito!.

-Ahh, no es necesario- dije mirando de mala gana al maldito que estaba a su lado.

Luego de un rato de cordialidades el señor se retiró, pero hablaría con el imbecil, está claro que aún no a limado perezas conmigo y si es necesario quejarme de él lo haré.

Las horas de trabajo pasaron bastante rápido y cuando llegó la hora de la cena y le conté a Jenny de lo que hizo Lee esta casi se infarta, comenzó a insultar hasta el aire que respira, al menos me hizo reír un poco, ya que mi ánimo había caído en picada.

Pasó su turno y esta se despidió de mí para marcharse pidiéndome que la llame si deseo golpear al abusivo y así ayudarme.

A eso de las 1 de la mañana vi al Señor Kim SeokJin (había aprendido su nombre de tanto que Jenny lo menciona), cruzando por la puerta acompañado de una alta pelinegra, puede que la misma de la otra vez ya que se veían igual, aunque la vez pasada la vi en la lejanía, así que no podría estar segura.

Esta llevaba un vestido negro ceñido al cuerpo, tacones y sus labios de un rojo electrizante, su pelo caía sobre su pecho y espalda y caminaba en elegancia y sensualidad.

Estos pasaron por mi lado.

-Buenas noches- dijo el señor al pasar.

-Buenas noches señor, señorita- dije y concentre nuevamente mi atención a lo que hacía antes de colocar mi entera atención a estos.

...

Cuando faltaban al menos tres horas para acabar el último turno vi salir a la hermosa pelinegra, esta iba casi tan pulcra como entró con la diferencia de que ya no tenía su labial, pasó por mi lado y ni siquiera habló o saludó por cortesía, una grosera.

Seguí mirando hacia la puerta sorprendiéndome luego de algunos minutos al encontrarme al señor que antes la acompañaba frente a mi, este se había cambiado de ropa y me veía con curiosidad.

-¿Le puedo ayudar en algo?- dije y permaneció en silencio por algunos segundos más.

-¿Vió salir a una señorita?- preguntó

-¿La joven que lo acompañaba anteriormente?- dije y asintió con nerviosismo -Si, hace algunos minutos salió, ¿le puedo ayudar en algo?- dije y se retiró sin siquiera agradecer.

Eso es extraño, él es muy cortes.
Supongo qué pasó algo y se fue molesta.

A pesar del paso de las semanas aún sentía esa extraña sensación cuando veía a ese señor, me intimida mucho.





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Gritó LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora