Gritó Lobo

Capítulo 13

Se encontraba sentado frente a mi, ¿porque no se caminaba?, ¿porque debía estar desnudo con solo esa toalla puesta?

-Pue... puede cambiarse si desea- pedí mirando al piso.

-Descuide, iré a dormir luego de esto, así que no veo el porque colocarme ropa si luego me la quitaré ¿no?,- preguntó más no respondí, -Puede tomar asiento ¿sabía?- dijo por tercera vez.

-Así estoy bien- repetí. -Vine a disculparme por lo que hice, de verdad lo siento, no se repetirá- decía apenada.

-Quisiera que me conteste algo antes de perdonarla- dijo y asentí -¿De donde es?, disculpe si soy entrometido, pero me parece muy exótica.- lo miré y noté que dijo esto último paseando su lengua por su labio inferior.

-Ohh, no lo se, soy de aquí supongo.

-Me refiero a sus padres, ¿de que país son?, sus rasgos no son asiáticos.

-No recuerdo a mis padres, soy huérfana.- decía aún con mi vista puesta en mis pies, este se encontraba a piernas abiertas como si lo poco que tiene cubriéndolo fuera suficientemente resistente para no dejar ver algo a través de esta.

-Ya veo, lamento oír eso,- dijo y se puso de pie frente a mi, su cuerpo estaba a centímetros del mío, relamió sus labios, mordió el inferior y luego me recorrió con la mirada. Mis piernas estaban débiles y mi respiración se atascó en mi pecho, debía salir de ahí.

-Lo siento señor, pero debo ir a mi puesto. Lamento lo sucedido de verdad.- dije Alejándome algunos pasos de este.

-Buenas noches roja- dijo y me marché.

Estaba acalorada, mis piernas estaban débiles, sentía una opresión en mi estómago bajo, y sentía palpitaciones en un lugar donde no las había sentido antes.

...

Cuando me  vi en mi casa el calor no había abandonado mi cuerpo, me adentré a la ducha y luego de haberme colocado una bata para dormir caí rendida sobre mi cama.

Él se encontraba sobre mi, estaba totalmente desnuda sobre una cama de sábanas rojas, la habitación donde estaba era totalmente blanca.

Quitó su camisa dejando su pecho y abdomen descubierto, sentía necesidad.

Necesidad de ser tocada, de ser tocada por el.

-Abre las piernas roja,- decía con voz ronca que se me hacía de lo más excitante.

Mi cuerpo se movía solo, abrí las piernas  como me pidió, gimió.

Mis piernas se encontraban flexionadas y mis brazos extendidos sobre la cama, a pesar de estar desnuda frente a él no me avergonzaba.

Pasó su lengua por dos de sus dedos y luego los condujo desde mis senos hasta mi estómago bajo dejando una maravillosa sensación en el recorrido.

Se colocó sobre mi sin dejar de tocarme, sus piernas se encontraban hincadas sobre la cama, me miraba desde arriba mientras mordía sus abultados labios, su mirada era intensa y su olor embriagador.

Volvió a subir y sujetó mi cuello, con una mano me tocaba apenas rosando mi piel y con la otra apretaba mi cuello.

El agarre se hizo aún más fuerte, entré en pánico, no podía hablar; arañaba sus manos, trataba de patear pero su cuerpo estaba totalmente sobre mí, me asfixiaba.

El aire había abandonado mis pulmones.

Abrí los ojos de golpe, la habitación estaba en penumbras, pero lo veía, él estaba frente a mi cama, cerré los ojos temerosa por el sueño que había tenido y cuando al fin pude abrirlos nuevamente no quedaba rastro de él.

Miré mi ventana, la había dejado abierta, en mi mesita de noche se encontraba la pastilla con el agua que no llegué a tomar y mi cabeza estaba hecha un lío.

¿Acaso había tenido un sueño húmedo?

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