Capítulo 3

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Corría

Corría como si mi vida dependiera de ello, y así era.

Mis pies descalzos y mi ropa ensangrentada me decían el peligro que corría.

¿Desde cuando?
¿Hasta cuando?

Sombras
Pisadas

Era como si un animal hambriento y salvaje me persiguiera, como si esperara a cansarme para devorarme.

Un lobo, actuaba como uno, pero las sombras se veían humanas, las pisadas eran de zapatos no de las patas del animal.

Oscuridad

Solitaria y silenciosa oscuridad.

¿Porque debería seguir luchando?
¿No será mejor rendirme ya y acabar con esto?
¿Que tengo bueno en la vida que deba luchar por ello?

Me detuve.

Los árboles se compadecían de mi.

Moriría, moriría y ya no me asustaba, no cuando sabía que había nacido sin propósito.

Luz

La oscuridad fue sustituida por una deslumbrante luz la cual se encargaba de cegar mis ojos. Mis ensangrentadas ropas fueron sustituidas por un hermoso y blanco vestido blanco, mi piel ya no ardía.

Sembradíos

Montones de sembradíos a mi alrededor, las pajillas llegaban mis fosas nasales y la brisa las acercaba más a mi.

Una cabellera roja se acercaba a mi, la divisé en la lejanía, era una mujer, era hermosa y roja como yo, sus pecas adornaban su rostro, se desplazaba por entre los sembradíos sin maltratarlos y se acaba a mi, su sonrisa era hermosa.

-Mi amor, mi pequeña, que hermosa estás-, fue lo primero que dijo al acercarse a mí, sus claros y penetrantes ojos se encontraban acuosos.

-¿Mamá?-, No recordaba a mi madre, ni siquiera a mi padre, pero esta pelirroja y hermosa mujer me transmitía un sentimiento maternal increíble.

-No tengo mucho tiempo amor,- desviaba la miraba a todos lados preocupada, las pajillas comenzaron a desvanecerse en el aire, pintando así el cielo de un amarillento hermoso. - Debes alejarte de él, debes irte de la cuidad y esconderte, el lobo nunca debió encontrar a caperucita- dijo y así como las pajillas de los sembradíos se evaporó en el aire. Siendo seguida por mi despertar.

Me senté en la cama, divisé mi pijama, mi cuarto, mis cosas.

Estaba a salvo, había llegado a casa luego de tan intensa noche de trabajo y logré quedarme dormida luego de varias horas, un baño y haberme arreglado el pelo. Algo me atormentaba.

Esa penetrante y tenebrosa mirada sobre mí.

Y ahora este sueño, ¿que había sido eso?
¿Era mi madre realmente o mi cabeza solitaria había creado una mejorada y más bella versión de mí para hacerme creer que era ella?
¿De quien debía alejarme?¿porque?¿a donde iría?

Aquí tengo el convento cerca, el cual me alegra mis días libres, tengo mi cuartito y mis trabajos. ¿Porque debía huir si no sabía de que corría?¿quien me había encontrado?¿y porque me buscaba?

Creo que la falta de horas de sueño están acabando con la poca cordura que mi solitaria y atolondrada cabeza posee.

Miré la hora, debía correr, eran las 7:30 am, no llegaría a desayunar, ni siquiera a vestirme bien antes de salir, corrí al baño y tomé una rápida ducha, me coloqué unos jeans y suéter blanco y salí disparada por la puerta tomando mi bolso y llaves con rapidez para luego correr a mi trabajo.

¿Porque no había escuchado mi alarma?
Revise mi teléfono, ¡Perfecto! Lo había olvidado cargar.

Llegue al trabajo y todo me resultó tan mecánico que no fue difícil acoplarme, las horas pasaron tan rápido que no recordé que mi estómago no había recibido ni un ápice de alimento.

Busqué y rebusqué en mi bolso mientras salía de la cafetería y no encontré nada, no tenía tiempo para comprar en el camino, ya que mi compañera de relevo se retrasó y ahora me encontraba fuera de hora, perdería mi tiempo de almuerzo, eran casi las 1 pm y aún no estaba siquiera cerca del hotel.

Cuando llegué, efectivamente no me daría tiempo si quiera a probar bocado, salí corriendo a cambiarme y cuando vi mi estado en el espejo del probador noté que no había colocado siquiera un poco de maquillaje en mis ojerosos ojos y mi pálido rostro.

Me apresuré y lo hice, coloqué con rapidez un poco de polvo compacto, brillo labial, rímel en mis pestañas y al notar que no tenía más tiempo dejé mi cabello suelto, al menos este si estaba limpio de la noche anterior y caía hermosamente a mi espalda.

Tomé mi puesto de trabajo y esperé al menos que pasara una hora para pasar a la cocina a ver qué puedo llevar a mi estómago de manera rápida para así evitar que mi supervisor me regañe.





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Gritó LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora