XV. El resplandor en la hierba

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Cap dedicado MissWandering mi bella Alex gracias tus comentarios nos hacen seguir y nos curan los fantasmas te keremos ✨❤❤✨❤

Oficialmente esta sería la primera cita de Jeon Jungkook y Park Jimin, tras la pedida de este estaban de camino en el auto del pianista rumbo a una especie de recorrido por la ciudad para que así conociera un poco.
Jungkook sonreía cada dos segundos al ver los ojos deslumbrados al igual que la cara de asombro de Jimin, el cual observaba por la ventanilla todo el paisaje a su alrededor.

Su boca formaba una pequeña "o" cuando un enorme edificio se cruzaba ante ellos, le asombraba la arquitectura moderna, se sentía como un niño pequeño y eso le agradaba. Lo llevó primero a comprarse ropa a su medida, por supuesto a su gusto, a pesar de las contantes negativas y la vergüenza del chico, salió con varias bolsas. Luego de esta parada detuvo el auto inconscientemente frente a una edificación totalmente de color blanco con diseño moderno en la fachada.

— ¿Qué lugar es este?
—Es un museo, donde están la mayor cantidad de cuadros de mi bisabuelo, amaba venir aquí de niño, pero ahora que se toda la verdad sobre él, solo me aterra entrar ahí, ya no me hace feliz este lugar.
—Pues a menos de que ahí se encuentren pinturas mías deberíamos entrar. ¡Vamos! Entra conmigo y hagamos nuevos recuerdos en este museo— Jimin bajó del carro sonriente, le ofreció la mano a amado y juntos entraron en el edificio
Después de recorrer el museo llegaron a un pequeño patio interior de este poblado de mariposas y Jimin se quedó maravillado jugueteando largo rato con estas, hasta que se sentó junto a Jeon en el banco donde este lo observaba.
—¿Puedo preguntar algo? —Jimin jugueteaba con sus manos, mirando hacia abajo.
—Lo que quieras—el pianista lo miraba intensamente sonriendo.
—Hoy pagaste por todo, bueno obviamente yo no podía, pero me preguntaba eh... tu dinero...
—Comprendo, todo el dinero que ganaba mientras tocaba el piano fue directo a mi cuenta personal, no tocaba ni un solo centavo, no lo necesitaba. Mi padre aún estaba en la mansión y se encargaba de las finanzas familiares.
—Entonces llevabas un estilo de vida sencillo a pesar de poseer grandes riquezas, bueno lo sigues, aunque gastaste bastante, supongo...
—Valió la pena, lo que sea por ti—el pianista se aproximaba deslizándose sobre el banco buscando cercanía con Jimin, extendió su brazo tras la espalda recta del contrario juntando la cara externa de sus piernas. Su rostro se posicionó frente al suyo cuando giro noventa grados su rojizo rostro, y así mirar expectante las acciones del contrario.
—Jungkook, hay personas a nuestro alrededor— Jimin trató de apartarse, pero la mano del pianista no se lo permitió.
—Cada una de esas personas me dan exactamente igual porque te tengo frente a mis ojos, estas frente a mi corazón—los labios entreabiertos de Jimin fueron el detonante para que los deseos de Jungkook por unirlos estallaran.
Los ojos de un sonrojado Jimin se habían convertido en dos delgadas líneas lo que su enamorado inmediatamente interpretó como el permiso que necesitaba. La mano que el más alto tenía libre la acomodó en el cuello de su amado delicadamente, aproximándolo para pronunciar su beso, el cual dejo de ser simple roce convirtiéndolo en más que apasionado.

Justo en ese momento solo existían en la Tierra dos corazones latentes, llenos de sentimientos correspondidos, esperando ser absorbidos por el amor. Las tímidas manos de Jimin se desplazaron hasta los tonificados muslos de su salvador, siguiendo el recorrido hasta su pecho, sosteniendo con firmeza las suaves telas que lo cubrían, en señal de que su ser experimentaba el dejarse llevar por sus sentimientos y un paso más allá, en público.

—Estaría bien si digo que... quiero más—menciono tímidamente Jimin. Las pupilas de Jungkook se dilataron y se levantó de un salto del banco estirando una mano en dirección a Jimin que este no dudo en aceptar.
—Vámonos a casa.
De regreso a la mansión Jeon…
Las hermosas puestas de Sol se habían vuelto adictivas para el chico que una vez fue estatua, esperaba recostado sobre la hierba cerca del estanque, el cual se había convertido en uno de sus lugares favoritos. Esos tonos cálidos que mostraba el cielo lo impresionaban como la primera vez, le agradaba cerrar por unos segundos sus ojos y sentir lo cálido que podían llegar a ser los últimos rayos de luz del día.

Así disfrutaba hasta que se oscureció de repente y le pareció extraño que el Sol se ocultara tan pronto, sus ojos se abrieron de golpe encontrando algo más brillante que aquella bola de fuego, un hombre que ardería por el si se lo pidiese, también sabía que, aunque no lo había expresado hasta el momento el también ardería por su salvador.

—Me preguntaba si el señor Park desea compañía—habló Jungkook haciendo sonreír a Jimin por el tono formal.
—La suya es bien recibida.
—En ese caso, debería quedarme a su lado para siempre.
El rostro de Jimin cambio rápidamente asustando a Jungkook que temía haber incomodado a su compañero.
—Perdona, pensé que después de nuestra salida de hoy no te molestaría esta clase de comentarios— dijo Jungkook acostándose a su lado.
—No, perdóname tu a mí, siento causarte esa impresión yo solo no esperaba esa declaración, fue directa.
—Jimin, cada cosa que sale de mi boca viene directo de mi corazón, no puedo ocultar lo que siento por ti, me cuesta no decirte cada vez que te veo que muero por sentir tu calor, de saber que puedo subir hasta las estrellas solo de sentir tu respiración—Jungkook recostaba su cabeza en su mano mirando directamente a los ojos a Jimin. Estaban tan cerca que solo se tenía que elevar unos centímetros y probaría sus labios, pensó Jimin.
—Jungkook... lo deseo, deseo saber que se siente. Tus manos sobre mi piel, como en aquella ocasión sobre el piano—dijo Jimin evitando la mirada del pianista y sentándose.
—Solo no lo pidas por mi causa, yo esperare que estés completamente listo, aunque si tienes impaciencia podría hacer algo por ti, algo que te gustará y que ambos podríamos disfrutar.
—Muéstrame—acto seguido, Jungkook llevó la cabeza de Jimin completamente hacia atrás, recostándola delicadamente sobre el fino pasto, acarició su cabello mientras observaba sus ojos clavados en su boca, ventaja que utilizó para proporcionarle un rápido pero húmedo beso, su respiración comenzaba a progresar, mientras con su dedo central perfilaba en una sola línea ininterrumpida su rostro, pasando por su pequeña nariz, abultados labios, en los cuales jugueteaba con la humedad restante en ellos, continuando por su delgado cuello, el cual dejo descubierto para el tacto del contrario.

Su mano continuaba bajando lentamente por su pecho mientras las de Jimin aprisionaban la tela de sus desahogados pantalones, demostrando que estaba cada segundo que pasaba más estimulado de tan solo sentir la viajante mano de su acompañante. El cual se detuvo antes de llegar a tocar más abajo de sus caderas, una mirada de aprobación por parte del menor y su recorrido fue retomado con total confianza, ambas manos del pianista agarraron la parte superior del pantalón de Jimin para luego deslizarla lentamente mientras su rostro se acerca a la zona, depositando un pequeño beso en la cavidad justo entre su pierna derecha y su intimidad. La sensación provocó que Jimin intentara levantar su cabeza, fracasando ya que Jungkook se lo impidió, colocándolo en la posición inicial para continuar.

Más besos como ese hacía que unos cuantos gemidos casi imperceptibles, pero no para su creador, que salían de la boca que ahora permanecía cubierta por ambas manos de su dueño.

—No te limites, no cubras tu boca—la voz de Jungkook se proyectó con firmeza.
Era hora de completar la misión, la cual no era otra más que terminar de quitar la ropa restante liberando la presión bajo está, tomándola con total libertad utilizando solamente su boca, la cual deseaba hacerlo desde aquel sueño frustrado que tuvo, solo que en esta ocasión los papeles se invirtieron.
La boca de Jimin se expandió en busca de oxigeno ahogando un gemido bastante pronunciado, el calor infernal que le proporcionaba su compañero atrapando su miembro con sus labios, a mayor profundidad una y otra vez depositaban sensaciones inexplicables asociadas al "paraíso".

Creyó estar en ese mismísimo lugar, cada segundo que transcurría en disposición de su enamorado, así como a su parecer el cielo no estaba allá arriba donde él lo veía...el cielo estaba justo donde la boca del pianista se unía con su cuerpo.

Mármol - Kookmin✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora