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Después de una linda velada con la pareja de recién comprometidos, volvieron al apartamento.
El Don hala a Kara de su mano para ir hasta la habitación. La loba se lleva una linda sorpresa; la estancia está llena de velas y muchos pétalos de rosa. No puede evitar sollozar. El Don piensa que hizo algo malo.
—Cachorra, ¿no te gusta? —cuestiona inseguro tomando su rostro para mirarla a los ojos y limpiar con sus pulgares las lágrimas que derrama.
—Me encanta —susurra.
Frunce el ceño.
—Entonces, ¿por qué llora?
—Son las hormonas. —Sonríe y observa la cara del Don.
Asiente.
—Kara, no seré el hombre más romántico de todos y tampoco el hombre perfecto para ti, pero tú eres la madre de mis cachorros, por lo que he decidido arriesgarme por ti y por ellos a darte más. Kara, ¿quieres casarte conmigo? Aunque sé que lo harás de todos modos.
Ella pone los ojos en blanco.
—Siempre dañas los momentos románticos —gruñe—. Y sí, acepto casarme contigo. —Esboza una sonrisa.
Sonríe de lado, saca la pequeña caja de terciopelo azul y extrae el anillo para colocarlo en su dedo.
Kara lo admira. —Es hermoso.
—Bueno, ¿ahora qué prosigue? ¿Follamos hasta que el sol salga o dormimos? —Sus manos se aferran a su cadera mientras una sonrisa pícara se forma en su rostro.
La loba suspira con agotamiento y coloca la cabeza en su amplio pecho.
—Estoy muy cansada —murmura.
Él suspira, lleva sus manos hasta el cierre del vestido y lo desliza hasta abajo. Se separa de ella y el vestido cae al piso, dejándola solo en bragas.
—Entonces a dormir, cachorra. —Acaricia su blanca espalda y se dirige a su armario, del cual saca una de sus camisas para colocársela a la loba y luego procede a quitarse su ropa hasta quedar en bóxer.
Se coloca detrás de Kara y la cubre con sus brazos y cuerpo, pegándose por completo a ella. Su calor es paz para la loba, quien suspira y cierra sus ojos. Entretanto, disfruta las pequeñas caricias del Don.
(...)
En horas de la madrugada, Kara se despierta porque sus pequeños exigen comida. Se remueve entre los brazos del Don. Él gruñe para que se detenga.
—Cachorra, duerme —demanda con la voz ronca por recién despertar.
—Los cachorros.
—¿Qué tienen? —La preocupación en su tono adormilado le provoca ternura, de modo que ronronea cuando él acaricia su vientre.
—Tenemos hambre —musita avergonzada.
Un suspiro de alivio es lo que escucha y luego lo siente moverse. La luz se enciende y se ilumina toda la habitación. El Don frota sus ojos para poder despejar el sueño y tener sus sentidos activos.
—¿Qué quieren comer? —La contempla.
—Helado.
Frunce su ceño y niega.
—Es muy tarde para comer eso. Te prepararé un sándwich. —Kara asiente—. Vamos. —Estira su mano para ayudarla a salir de la cama.
Juntos bajan hasta la cocina, donde el Don la sube en la mesa del desayunador para comenzar a buscar los ingredientes para el sándwich. La loba se dedica a mirar su escultural cuerpo cubierto por un simple bóxer negro; su amplia espalda se contrae con cada movimiento que ejerce. Suspira encantada con la vista.
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Una Loba para el Mafioso [Bilogía Don] ✔️[Disponible en papel]
WerewolfDISPONIBLE EN PAPEL POR AMAZON Kara Miller es una loba que fue rechazada por su familia al enterarse el rango que ocuparía dentro de la manada "una omega", señalándola desde allí como la mancha que dañó el linaje de sus ancestros. Cansada de las co...