Capítulo 14

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Un mestizo

Kara y el Don no salieron de la habitación. Bueno, el Don no la dejó salir. Aún no cree que será padre, eso lo asusta, pero tampoco es un mal hombre como para abandonarlos. Son suyos y no permitirá que nadie los aleje de su lado.

—Tengo hambre —murmura Kara con la cabeza en su pecho.

Él suelta un suspiro

—Levántate —le pide y se empieza a vestir—. Pasemos antes por tu habitación para que te pongas algo. —Le entrega una bata que le queda grande.

Ambos salen de la habitación con destino a la de Kara, donde ella opta por un vestido floreado que la hace ver tierna antes los ojos del enorme hombre. Juntos van hacia la cocina. El Don da la orden de preparar algo y se va al comedor. Kara se sienta a su lado.

—Mañana iremos con la ginecóloga que te tratará durante todo el embarazo. Necesito que esto sea seguro.

Ella asiente.

—¿Qué pasará con tu compromiso? —curiosea. Aunque sabe que todo es falso, no le agrada que él se vaya a casar.

—Son cosas mías. Tú solo preocúpate por que los bebés estén bien —contesta con seriedad, saca su teléfono y abre una conversación con alguien.

Kara no dice nada, pero le incomoda que esto no le importe. Sin embargo, es todo lo contrario. El Don sí está interesado en sus hijos o hijas, mas no está listo para tomar decisiones ahora mismo, pues antes debe ir con Dominicko.

Cuando la comida llega, corta la conversación para comer y hacer que la loba coma todo hasta que quede satisfecha. No quiere que sus hijos salgan con algún problema de salud por comida. El Don abandona el comedor cuando termina de alimentarse y va a su oficina. Al cabo de algunos minutos, llega Fer con noticias del cargamento.

—Se podrá recuperar, pero esto conlleva un gasto alto de dólares. El infiltrado del FBI pide unos tres millones para comprar a varios del almacén donde está la mercancía.

El Don analiza todo para ver si es conveniente.

—Las ganancias son más altas que tres millones de dólares, de modo que acepta el trato, pero debes procurar que esa mercancía salga o estaremos perdiendo esa cantidad de dinero. —Fer asiente y le dice que él personalmente se encargará de todo—. Con cuidado, sabes que el FBI es engañoso.

Vuelve a asentir y escruta al Don, que se ve muy relajado.

—¿Algo que me quieras contar? —El Don arquea una ceja, sorprendido. El hombre sabe leerlo también—. Te conozco desde hace años, sé interpretar los tonos de tu voz y los gestos de tu rostro.

—Eres un cotilla.

Fer eleva los hombros y se dirige a una de las mesas con licor, prepara dos tragos y toma asiento frente al Don.

—Suelta la sopa. —Sonríe y espera el chisme.

Fer puede ser algo serio, pero cuando se trata de algo de su jefe se siente como un chiquillo husmeando.

—Kara está embarazada.

Tose y devuelve el licor a su vaso.

—Joder, ¿puedes ser más anestésico? —Limpia la comisura de sus labios—. Pero ¿Cómo puede ser eso posible? —Frunce sus cejas.

—¿Acaso debo darte una explicación de cómo entro mi polla en su coño?

Fer vira sus ojos.

—Sabes a qué me refiero. Ella estaba bajo un método anticonceptivo —murmura serio.

Una Loba para el Mafioso [Bilogía Don]  ✔️[Disponible en papel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora