Kara Miller
Despierto por la luz que se filtra por la ventana y por el horrible dolor en mis extremidades. Aún permanezco atada. Aquello me trae recuerdos horribles de cuando vivía en esa manada, donde los de más alto rango me humillaban y abusaban de mí solo por ser débil, por ser una omega. Odié por mucho tiempo mi naturaleza, pero cuando ya estaba cansada de todo y ya no tenía ganas de vivir, me di cuenta de que era la más importante, pues brinda paz en las manadas. Cuando el alfa estaba desestabilizado por no tener una luna o una mujer capaz de estar a su lado en tiempo de celo para calmar a su lobo, me querían utilizar después de tanto daño que me causaron, por lo que una noche hui.
Un alfa en celo no solo se descontrola sexualmente, sino que todas sus emociones se incrementan en su totalidad, pero el enojo y sed de sangre de sus bestias internas son las que más salen a la luz, de modo que una omega debe calmarlo mientras satisface sus necesidades carnales dejando libre su olor para que el alfa tenga esa paz que necesita y que le será suficiente hasta su otro celo dentro de tres meses, en los cuales tal vez la omega a su lado ya esté embarazada.
Por otra parte, está el Don. Por más que presente algunas características de un hombre lobo, no lo es, pero tampoco creo que sea un humano al cien por ciento, ya que puede olerme y gruñe. Además, los humanos no tienen eso de ese tamaño, lo sé porque Tania siempre se quejaba de sus compañeros sexuales.
Tania... la extraño tanto.
Suspiro.
Mi vida fue arrancada en solo unos segundos. El Don me tiene cautiva y ya llevo un mes a su lado. Lo sé, el tiempo pasa rápido. Soy prisionera de sus hormonas. Su faceta de alfa me tiene atrapada sin poder ir hacia atrás. Mi omega formó lazos y conexiones con el alfa del Don... No sé qué tan malo pueda ser eso.
Pasos en el pasillo me ponen alerta y luego me relajo al ver al Don entrar por la puerta. Como siempre, tiene su rostro serio. Se acerca a la cama para desatar mis amarres.
Suspiro aliviada cuando no tengo ningún tipo de restricción.
—El desayuno está listo. Come y vuelve aquí —ordena antes de marcharse.
Acaricio mis muñecas y miro el tatuaje. No entiendo nada de lo que dice, pero sé que para él significa algo. Salgo de la cama para ir al baño, donde me doy una ducha rápida. La ropa que escojo es un vestido blanco holgado, pues el clima hoy se siente algo caluroso, y me calzo unas sandalias súper cómodas. Salgo de la recámara para caminar por el pasillo hasta llegar al comedor. El Don desayuna solo. Su mirada se fija en mí. Nerviosa, me siento a su lado. Una joven me sirve el desayuno. Me extraña el no ver a Tamara y Fer en la mesa.
—¿Dónde están Tamara y Fer?
—En las motos acuáticas —contesta.
Asiento y como mi desayuno sin volver a abrir mi boca otra vez. Ambos desayunamos en un cómodo silencio. Me levanto de la silla para hacer lo que me pidió.
—No he dicho que te puedes ir —masculla.
Me detengo y me siento de nuevo.
—Dijiste que desayunara y volviera a mi camarote —susurro sumisa.
—Sé lo que dije. —Suena calmado.
Frunzo mi ceño por eso. Sus cambios de humor me hacen poner histérica.
—Ponte un bañador. Te espero en la piscina —ordena.
Se levanta y desaparece del comedor.
Suspiro.
Me dirijo a mi habitación y busco en mi armario; opto por un bañador de dos piezas blanco. Agarro una toalla y salgo para ir a la piscina.
El Don tiene puesto un corto traje de baño y está dentro de la piscina con un vaso de cristal, el cual contiene un líquido color ámbar.
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Una Loba para el Mafioso [Bilogía Don] ✔️[Disponible en papel]
WilkołakiDISPONIBLE EN PAPEL POR AMAZON Kara Miller es una loba que fue rechazada por su familia al enterarse el rango que ocuparía dentro de la manada "una omega", señalándola desde allí como la mancha que dañó el linaje de sus ancestros. Cansada de las co...