Look
El sol ilumina la enorme mansión del Don. Las trabajadoras domésticas han comenzado a realizar sus labores para tener todo listo para cuando los integrantes de la vivienda bajen a desayunar. Kara despierta atrapada entre los brazos del Don, que se quedó a su lado después de haberla tomado.
La loba se remueve entre los brazos del enorme hombre. Él gruña y se despierta. Suspira y abre sus ojos; la cabellera castaña de Kara está regada por todos lados. Retira el cabello de su rostro para mirarla. Admira su belleza; sus labios tienen una pequeña cortada por la mordida que le dio anoche. Ella abre sus ojos y se encuentra con la grisácea mirada del Don. Sonríe al verlo a su lado. Él frunce su ceño extrañado por su alegría.
—¿Por qué tan alegre? —Desliza su enorme mano por su cintura y la pega más a su cuerpo desnudo.
—Me gusta encontrarte a mi lado cuando despierto.
Eso lo toma por sorpresa, ya que nunca imaginó que alguien podría sentirse feliz solo por despertar al lado de otro y más cuando ese otro es él, un hombre que la mantiene cautiva y no le permite socializar con más personas.
—¿No me odias por tenerte aquí?
—Al principio te odié tanto que hasta quise matarte, pero mi naturaleza no me permite odiar y tener pensamientos de ese tipo. Mi omega quiere estar a tu lado y me resigné a estarlo.
Se queda callado y analiza sus palabras.
«Si es cierto que ella se quedará a mi lado no hay por qué mantenerla recluida de todo».
—Dejaré que tengas más libertad, pero si hay cualquier intento de escape, te irá muy mal, cachorrita —murmura serio.
Sale de la cama y toma sus cosas.
Antes de abandonar la habitación Kara le dice:
—Gracias, Don.
La observa, asiente y sale para irse a su dormitorio.
(...)
—¿Vienes o te quedas? Mira que la bestia te ha dado permiso de salir. —Tamara mira a la loba en espera de una respuesta.
—Está bien.
La chica aplaude, la toma de la mano y salen de la mansión para dirigirse a uno de los jeeps. Tamara le da algunas indicaciones en italiano al chófer y enseguida los autos se ponen en marcha hacia el centro de Sicilia.
—Kara, no es por ser entrometida, pero he visto que el Don aún no te da acceso a su habitación, eso quiere decir que todavía te mira como una mujer más. Esa bestia es dura de abrirse y demostrar lo que siente. Sin embargo, hoy eso va a cambiar. Te llevaré a comprar lencería y cremas. Además, te harás un look nuevo que lo dejará totalmente paralizado. —Sonríe al imaginarse la cara que pondrá el Don cuando vea a la nueva Kara llegar.
—No sé... —Tamara la contempla y ella se calla.
—Confía en mí, cielo. —Le da unas palmadas en el hombro.
Después de unos largos minutos, el jeep se detiene en las mejores plazas con tiendas y salones de belleza de toda Sicilia.
—Primero el look, luego la ropa —expresa Tamara.
Salen del auto y van a un salón de belleza. Las atienden con rapidez.
—Tamara, qué alegría verte por aquí —exclama la dueña del salón mientras se dan un beso en cada mejilla.
—Es hora de un cambio. Oh, también uno para ella. Confío ciegamente en tus manos.
Son guiadas a unos asientos y las órdenes en italiano son lanzadas por Sara.
Kara no comenta nada cuando su cabello castaño largo hasta la cintura es cortado hasta sus hombros. Siempre quiso cortarlo, pero nunca se atrevió a hacerlo. Sara es la encargada de manejar el cambio de look de Kara y coloca algunos colores que harán resaltar el castaño, llevándolo a un color casi chocolate.
—Divina quedarás —opina cuando lo ondula.
Después de dos horas, salen con un poco más de autoestima hacia una de las tiendas que venden lencería. Avergonzada, acepta todo lo que le entrega Tamara. La lencería nunca ha sido su fuerte, por lo que no dice nada, solo se las mide. Cada una parece hecha para ella, pues le quedan de maravilla. Cada color es único con su piel pálida. Van desde rosas hasta negras con algunas decoraciones en rojo.
—Esta noche será tuya, cielo. —Le guiña un ojo y le pide que se ponga su ropa para irse a otra tienda.
Compra vestidos extremadamente sexis. Al Don no le gustará que se los ponga porque muestran mucho. Un vestido blanco con la espalda descubierta llama la atención de Kara. Ese interés es captado por Tamara, de modo que le pide que se lo pruebe. Así lo hace. Le queda de maravilla.
—Ahora sí que pareces una muñeca. —La examina de arriba abajo—. No te muevas, iré por los tacones que harán juego con ese hermoso vestido y con tu cabello.
Se dirige al pasillo donde están los tacones y toma uno estilo zapatillas de gladiador, pero con tacones. Vuelve con Kara, la hace subirse en ellos y la ayuda a atar cada lazo que llega hasta tres cuartos de su rodilla.
—Hermosa. Así mismo regresarás a la casa. Cobren todo. —Pasa su tarjeta y quita todos los sellos del vestido y las zapatillas para entregárselos a uno de los trabajadores.
Salen de la tienda directo al jeep.
Tamara muere por ver la cara del Don cuando vea a Kara.
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Una Loba para el Mafioso [Bilogía Don] ✔️[Disponible en papel]
Hombres LoboDISPONIBLE EN PAPEL POR AMAZON Kara Miller es una loba que fue rechazada por su familia al enterarse el rango que ocuparía dentro de la manada "una omega", señalándola desde allí como la mancha que dañó el linaje de sus ancestros. Cansada de las co...