Una Loba para el Mafioso [Bilogía Don] ✔️[Disponible en papel]

Capítulo 17

Penthouse

—Yo haré negocios de mi empresa mientras tú te quedas aquí en el penthouse. Si quieres salir, debes informarlo a tus guardaespaldas, que llegarán en unas horas —avisa el Don.

La loba se encarga de desempacar la ropa de ambos.

—Bien —murmura.

—Kara, es importante que avises cada vez que quieras salir.

—Don, tranquilo, prometo que no saldré si tú no estás a mi lado. —Lo mira a los ojos.

Él asiente, complacido.

Kara termina de colocar la ropa en el armario; el Don teclea en su computador.

—No estaré mucho tiempo contigo y suelo llegar tarde a dormir, por lo que no debes esperarme despierta —notifica.

Kara duda poder dormir, pues ya está acostumbrada al calor del Don y su olor es el único que hace que pueda quedar dormida tranquila.

Esa noche el Don toma a la loba y a la mañana siguiente se marcha temprano a la oficina después de dejar una tierna caricia en el vientre de Kara, que despierta varias horas luego en la fría habitación.

—Aquí tiene su desayuno, señorita.

Le agradece a la chica antes de comer sus huevos revueltos y tortillas de maíz con jugo de naranja, también se toma sus pastillas.

La loba decide curiosear por el penthouse; tiene una alberca, una biblioteca, una sala de cine, un minigimnasio y una puerta cerrada con llave, la cual le provoca más curiosidad por saber qué hay del otro lado.

—Qué sorpresa. —Esa voz provoca que se sobresalte y lleve su mano a su vientre de manera protectora. Se sorprende al ver al chico que la acosa en la mansión—. Entonces eres Kara... Me llamo Williams y seré tu guardaespaldas —confiesa con una sonrisa. Nunca esperó que la hermosa joven sería la persona que debía cuidar. Ella se queda callada, dado que no sabe qué hacer. Él la observa con confusión—. ¿A qué le temes?

—A nada, solo que no quiero hablar con usted. —Continúa su recorrido, pero él la sigue.

—Estoy seguro de que estás bajo amenaza aquí.

Ella pone los ojos en blanco y se detiene para encararlo.

—No estoy bajo amenaza y no me alejaría del papá de mis hijos —espeta.

Él se sorprende al escuchar eso.

—¿Estás embarazada de uno de los matones?

—De tu jefe.

Palidece.

—Oh, Dios. Señorita, disculpe mis molestias. —Su cara es de total arrepentimiento—. Si el Don se entera, me matará.

Lo contempla con tristeza.

—Tranquilo, no le diré nada, pero te conviene no hablarme, dado que el Don se pondrá furioso si lo haces.

—Ni que te fuera a violar... Mejor dejo que sea él quien me viole —murmura. Kara lo observa con sorpresa—. Sí, soy gay.

—¿Por qué el acoso?

—Me pareciste linda y quería conocerte mejor, hasta pensaba en arriesgarme para liberarte de ese horrendo lugar —contesta con honestidad.

—¿Por qué trabajas aquí si no te gusta?

Él suspira.

—Necesidad. Mi madre tiene una enfermedad muy grave y mi hermana necesita ir a la universidad, así que toca salir adelante con lo que sea, y aquí pagan bien. —Eleva sus hombros—. Es mejor estar aquí que en peleas clandestinas. —Eso la asombra más.