Capítulo 15

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Figli maschi

Cuando es la una de la mañana, el Don decide que ya es mucho trabajo por el día de hoy, por lo que apaga las luces de su oficina y sale hacia su habitación, dándose cuenta de que dentro de ella hace falta algo: Kara. Su ceño se frunce, va en búsqueda de la loba y la halla en su recámara dormida. Suspira, la saca despacio de las colchas y la lleva a su dormitorio, donde la deja en su cama. Se va a su baño y toma una ducha, seca su cuerpo y vuelve desnudo.

La loba está despierta. Ella lo recorre con su mirada sin poder evitarlo.

—¿Por qué estabas en tu antigua habitación? —cuestiona al subirse en la cama.

—Nunca me dijiste que me quede aquí de manera permanente —murmura—. Además, supongo que eso no se ve bien frente a tus seguidores.

—Cachorrita, no vuelvas con el tema.

—No lo dejaré y mucho menos me quedaré aquí para ganarme el odio de todo el mundo solo por ser la amante o puta del Don —gruñe enojada.

Él suspira, después la toma del brazo para acostarla y subirse sobre su cuerpo. Busca sus ojos; ambas miradas se conectan. La contempla con seriedad.

—No me voy a casar.

Kara atisba la seriedad en sus pupilas.

—¿Por qué no me lo dijiste en el restaurante?

Él sonríe, un gesto que la sorprende.

—Me gusta verte molesta.

Ella hace un puchero por su comportamiento tan inmaduro.

—Me sorprendes —susurra.

No dice nada, solo inhala ese dulce olor que desprende. Supone que sucede cuando está feliz. Le gusta.

—Ahora que estás despierta te follaré.

Se sonroja al sentir la dureza del Don rozarse con su muslo.

Se encarga de desnudarla y de torturar con sus dedos su clítoris. Entretanto, ella gime debajo de su cuerpo. Su centro se humedece y él desliza dos dedos en su interior.

—Don... —Se remueve debajo del enorme hombre cuando siente que está a punto de llegar a su orgasmo.

Acelera el movimiento de sus dedos hasta que la loba se corre soltando un fuerte gemido. Su polla duele, pero la espera vale la pena. Retira sus dedos y entra en ella, empapándose de su humedad. Gruñe cuando la loba araña su espalda y envuelve sus piernas en su cintura para llevarlo más adentro. Se mueve despacio y se contiene para no lastimar a sus hijos. Kara gimotea por las tortuosas embestidas que él le ofrece.

—Más —suplica.

—Oh, cachorrita, me estoy conteniendo —manifiesta con sus dientes apretados.

—Por favor —gimotea.

—Los bebés —susurra preocupado.

—Ellos estarán bien, tranquilo.

Se queda quieto y piensa en tomarla como desea o seguir de la forma en como va. Gruñe y se funde por completo dentro de la loba. Ambos dejan salir un gemido de placer. Da embestidas rápidas, pero a la vez cuidadosas, aunque ella dice que no hay problema. Siente su pequeño cuerpo removerse debajo del suyo y sabe que está cerca de su orgasmo, ya que la siente contraída, como un puño envolviendo su grosor. Sisea y maldice en italiano cuando le es inevitable contener su orgasmo. Ambos terminan con un jadeo. Sale despacio de su interior y se acuesta a su lado. Mientras tanto, ella se acurruca en sus brazos, deja su cabeza en su pecho y respira el olor del alfa; siente la calma llegar a todo su cuerpo.

Una Loba para el Mafioso [Bilogía Don]  ✔️[Disponible en papel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora