Capítulo 8
... ha sido un maravilloso placer agradable saber de ti. Me alegra que te vaya tan bien. Seojoon se sentiría orgulloso. Te echo de menos. Lo echo de menos. Te echo de menos. Todavía hay flores en el jardín. ¿No es fantástico que todavía haya flores?
De una carta del segundo conde de Kilmartin al conde de Kilmartin, una semana después de recibir su segunda carta; primer borrador, no terminado ni enviado.
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—¿No dijo Hoseok que cenaría con nosotros esta noche?
Taehyung miró a su madre, que estaba de pie con expresión preocupada. En realidad, él había estado pensando lo mismo, extrañado de que no llegara. Se había pasado la mayor parte del día temiendo su llegada, aun cuando él no podía tener la menor idea de que hubiera quedado tan perturbado por ese momento en el parque. Santo cielo, probablemente ni siquiera se había dado cuenta de qué había ocurrido en ese momento.
Era la primera vez en su vida que agradecía que los alfas fueran tan obtusos.
—Sí, dijo que vendría —contestó, cambiando ligeramente de posición en el sillón.
Llevaba un rato sentado en el salón con su madre y dos de sus hermanos, dejando que pasaran las horas hasta que llegara el invitado a la cena.
—¿No le dijimos la hora? —preguntó Yejin.
Taehyung asintió.
—Se la confirmé cuando me dejó aquí después del paseo por el parque. Estaba seguro de habérselo dicho; recordaba claramente que se le revolvió el estómago cuando se lo dijo. No deseaba volverlo a ver, no tan pronto en todo caso, pero ¿qué podía hacer? Su madre ya había hecho la invitación.
—Probablemente se va a retrasar —dijo Jongdae, su hermano pequeño—. Y no me sorprende. Los alfas de su tipo siempre se retrasan.
Taehyung se giró hacia él al instante.
—¿Qué quieres decir con eso?
—Lo he oído todo acerca de su reputación.
—¿Qué tiene que ver su reputación con nada? —preguntó Taehyung, irritado—. ¿Y qué sabes tú de eso, en todo caso? Se marchó de Inglaterra años antes de que tú aprendieras a hacer una reverencia.
Jongdae se encogió de hombros y enterró la aguja en su muy sucio bordado.
—La gente sigue hablando de él —dijo despreocupadamente—. Los omegas se desmayan como idiotas con solo oírlo nombrar, has de saber.
—No hay otra manera de desmayarse —terció Beakhyun, que, aunque era un año exacto mayor que Taehyung, seguía soltero.
—Bueno, puede que sea un libertino —dijo Taehyung, astutamente—, pero siempre ha sido puntual, hasta la exageración.
No toleraba que hablaran mal de Hoseok. Podía suspirar, gemir y criticarle sus defectos, pero encontraba totalmente inaceptable que Jongdae, cuyo conocimiento de Hoseok sólo se basaba en rumores e insinuaciones, emitiera un juicio tan tajante sobre él.
—Cree lo que quieras —añadió con dureza, porque de ninguna manera iba a permitir que Jongdae tuviera la última palabra—, pero él jamás llegaría tarde a cenar aquí. Tiene un gran respeto por mi madre.
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Silver Lining | hopev
Historical Fiction(omegaverse) El día que conoció a Kim Taehyung, Hoseok probó por primera vez el dulce sabor del amor y el amargo gusto de la desesperación. Porque Taehyung era el único de los muchos omegas que había conocido que le inspiraba auténtica pasión, pero...