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Capitulo 13




... todo va bien en casa, todo es agradable, y Kilmartin prospera con la esmerada administración de Taehyung. El omega continúa lamentando la muerte de Seojoon, pero claro, todos sentimos lo mismo, como lo sientes tú, sin duda. Podrías ver la posibilidad de escribirle directamente a él. Sé que te echa de menos. Yo le transmito las historias que me cuentas, pero estoy segura de que a Tae se las relatarías de manera distinta a como se las relatas a tu madre.

De una carta de Jung-eum Jung a su hijo, el conde de Kilmartin, dos años después de su marcha a la India.

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El resto de la semana transcurrió en medio del tremendamente fastidioso desfile de una multitud de ramos de flores y caramelos, a los que vinieron a sumarse poemas recitados en voz alta en la escalinata de la puerta principal, que Hoseok recordaba estremeciéndose de consternación. Por lo visto, Taehyung estaba dejando pequeños a todos los jovencitos debutantes de cara lozana. No se podía decir que cada día se duplicara el número de alfas que rivalizaban por su mano, aunque eso era lo que le parecía a él, que vivía tropezándose con algún pretendiente enamorado en el vestíbulo.

Era como para ponerse a vomitar, de preferencia encima del pretendiente.

Claro que él tenía sus admiradores también, pero puesto que no era socialmente aceptable que un omega visitara a un alfa, él se encontraba con ellos cuando le iba bien y no cuando ellos decidían presentarse en su casa sin anunciarse y sin otro motivo aparente que el de comparar sus ojos con... Bueno, con lo que fuera que se pudieran comparar unos ojos del cafe más corriente. Esa era una analogía estúpida, en todo caso, aunque se había visto obligado a escuchar a más de un alfa cantando las alabanzas de los ojos de Taehyung. Buen Dios, ¿es que ninguno de ellos tenía una sola idea original en la cabeza? Todos, todos, hacían referencia a sus ojos; por lo menos alguno de ellos podría compararlos con algo diferente de las almendras.

Bufó de fastidio. Cualquiera que se tomara el tiempo para mirarle los ojos a Taehyung comprendería que tenían su propio color.

Como si las simples almendras pudieran compararse con ellos.

Además, lo que le hacía aún más difícil soportar el nauseabundo desfile de pretendientes de Taehyung era su total incapacidad para dejar de pensar en la reciente conversación con su hermano. ¿Casarse con Taehyung? Jamás se había permitido ni siquiera pensar en algo así. Pero ahora la idea lo atenazaba con un ardor y una intensidad que le hacía tambalearse.

Matrimonio con Taehyung. Buen Dios, todo, todo, sería incorrecto. Pero lo deseaba angustiosamente.

Era un infierno mirarlo, un infierno hablar con él, un infierno vivir en la misma casa.

Le había resultado difícil antes, amarlo sabiendo que nunca podría ser suyo, pero eso... Eso era cien veces peor.

Y Jinyoung lo sabía. Tenía que saberlo. ¿Por qué, si no, le había sugerido el matrimonio? Todos esos años había conseguido conservar la cordura por un solo motivo, sólo uno: nadie sabía que estaba enamorado de Taehyung.

Pero ahora lo sabía Jinyoung, o al menos lo sospechaba, condenación, y no lograba calmar esa creciente sensación de terror que le oprimía el pecho. Jinyoung lo sabía, y tendría que hacer algo al respecto.

Silver Lining | hopevDonde viven las historias. Descúbrelo ahora