28. Un último adios

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Dos días después

Regina

Abrí los ojos y miré a mi alrededor. Estaba en la casa... En mi habitación vacía.

Anoche me había quedado dormida con la esperanza de despertar y que todo haya sido una mentira.

Agarré la foto que nos tomamos el día que fuimos a firmar el acta de matrimonio. Estábamos tan felices. Aunque no pudo ser una boda grande no importaba... Al fin podíamos estar juntos.

Mi amor... ¡Perdón! No te protegi como debía... No te debí dejar ir ese maldito día a la farmacia.

Pudimos mandar un trabajador pero no se me ocurrió.

Y por eso ahora te perdí para siempre.

Hoy este maldito año de mierda se acaba, y con el se lleva lo único bonito que tuve en el... A tí.

Escuché como alguien tocaba la puerta así que me saqué las lágrimas.

-Pasa.

-Hola... ¿Estás lista?

-Nunca se está lista para dejar ir al hombre que amas.

-Yo lo sé hermana... Lo viví con César.

-Como quisiera regresar el tiempo y cambiar tantas cosas. Todo hubiera sido tan distinto.

-El hubiera no existe... Me costó tanto entenderlo con heridas.

-¿Y que voy a hacer ahora?

-Levantarte de esa cama, ponerte este vestido negro que te traje y despedirte del hombre que amas. Y seguir adelante.

-No es asi de fácil.

-Por supuesto que lo sé. Las dos lo sabemos. Pero tienes una razón para salir adelante. Tu hijo. Convierte todo ese dolor en amor para el.

-El amor que el merecía que su papá le diera...

-Nos tiene a todos nosotros... Además tengo algo que proponerte.

-¿Que cosa?

-Ya yo me cansé de pelear... Nos merecemos una vida sin guerras. Tu hijo se la merece. Vámonos del país. Todos. Empecemos una nueva vida lejos de todo esto.

-No.

-¿Por que?

-Por los que ya no están. ¿Tu hijo y Daniel merecen justicia no crees?

-Regina la justicia no existe.

-Pero la venganza si. Mi hijo y todos nosotros tendremos una vida normal y sin guerra. Te lo prometo. Pero antes vengaremos a Daniel y a tu hijo que no pudo nacer.

-Esta bien... Lo haremos.

-¿El cementerio está listo?

-Si, todo y todos estamos listos. Ya las camionetas están listas para irnos. Solo faltas tu.

-¿Y Mónica como sigue?

-Está mejor. Ya le quitaron los sedantes así que se supone que hoy despierte. Camilo está allá para cuando eso pase. Obviamente Mónica no va a estar en el entierro... Ni siquiera sabe lo que pasó.

-Entiendo... ¿Me dejas un momento a solas para prepararme?

-Está bien. Te esperamos abajo.

Tomé el traje y cuidadosamente me lo puse. En el cajón mientras buscaba mi fragancia encontré un collar. Era el que usé en mi boda. A Daniel le encantaba. Era su favorito.

Guerra Y Amor (La doña 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora