29. La venganza de Regina

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Dos semanas después

Mónica

Abrí mis ojos y por fin estaba donde quería estar. En mi cama, en mi casa, acurrucada entre mis sábanas.

Había estado dos semanas enteras en el hospital donde mi mamá, Isabela y Camilo sé turneaban para cuidarme.

Me sentía una inútil pues necesitaba ayuda hasta para bañarme.

Una palabra para resumir estas semanas es el luto. No fue nada fácil estar separados cuando mi tía más me necesitaba. Recuerdo que la única vez que vino a verme tuvieron que llevarsela pues se puso mal. Y normal, en este hospital murió Daniel.

Ayer antes de llegar a casa fui al cementerio a dejarle flores. Fue difícil haberse despedido así de la nada.

Cambiando a cosas más bonitas, cada vez me enamoro más de Camilo. El era el que se quedaba en las noches a cuidarme, durmiendo en un sillón. Me cuidaba con tanto cariño que no puedo estar más agradecida con el hombre que me tocó.

Ayer le pedí que se quedara a dormir conmigo así que dormimos acurrucados, pero por alguna razón no está aquí.

Me pare de la cama y fui al baño a checar que estuviera ahi.

-¿Amor?

No estaba ahí. Escuché el ruido de la puerta pero me pareció irrelevante.

-¿Me buscabas? -Me dijo el muy idiota mientras me abrazó por la cintura.

-¡Ay pendejo me asustaste!

-Era mi completa intención.

-¿Ah si?

Me acerqué a su boca y le planté un beso de buenos días.

-Buenos días amor

-Ay que bonita empieza nuestra mañana

-Si... ¿Oye donde estabas?

-En la cocina, ven siéntate en la cama.

-Voy

-Ten, te hice desayuno.

-Ay mi amor se ve hermoso el plato. Se ve riquísimo pero lo que quiero desayunar no está en el plato.

-Ah entonces que quieres desayunar? ¿Hotcakes?

-Nah

-¿Entonces que quieres de desayunar? Dime y yo te lo hago amor

-Es que ya está bien hecho lo que quiero.

Su cara de confusión era un poema.

-Ay ven acércate tantito.

Lo jale por su pijama y le planté un beso un poco atascado. El contacto entre los dos era cada vez más sensual. Comencé a quitarle despacito la parte de arriba del pijama.

-Creo que ya voy entendiendo lo que quieres.

-¿Ah si?

-Llevaba mucho esperando esto pero no pensé que fuera tan rápido. ¿Si estás lista?

-Llevo más de dos semanas en abstinencia de ti, ya era hora no?

-Pues si.

Ahora el me jaló y me comenzó a besar en el cuello cariñosamente.

-¿Sabias que me encanta tu olor?

-A mi me encanta el tuyo. Siempre hueles como a coco.

-¿Te gusta el coco?

Guerra Y Amor (La doña 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora